viernes, 27 de mayo de 2011

Capítulo Veintiuno: Reflejos Turbios

La noche estaba sola, sola porque no había luz alguna en ella, unas de las densas nubes de la próxima tormenta cubría por completo la tenue luz de la luna nueva que más bien parecía una leve herida en el  negro firmamento.
Una figura femenina se movía con gracia sobre aquella oscuridad, sin tropezar, tan a prisa tan ilusionada estaba. Entonces llegando a la orilla de una pequeño río lo llama:


_ Onii-chan, ¿Dónde estas?


El íncubo sale de las sombras de un árbol cercano y la toma por el hombro mientras en voz baja le respondió: 



_ Aquí estoy hermanita. -algo sonaba distinto, su voz era profunda y no monótona como de costumbre- Ven hablemos...

Amuria sintió un leve escalofrío recorrerle la espalda pero no le dio importancia. Se volteó y con una mirada serena le sonrió algo inocente.

_ ¿A qué se debe el cambio de tono? -preguntó como si bromeara- Ya somos grandes para juegos ¿No lo crees? -le dijo pero al verle la mirada quedó muda. No tenía expresión alguna, eso la perturbó-

Aiperus se puso muy serio, por lo que esperaba esa reacción de ella. Con el mismo tono indagó siendo directo. No quería darle más vueltas al asunto.

_ Amuria, la única razón por la que vine es para que te conviertas como yo, nada más. -era frío y en sus palabras había un mensaje oculto- así que o te decides o yo decidiré por tí. -clavó sus ojos bordó en ella e hizo una mueca de enojo-

Él levantó una ceja con un poco de arrogancia. Entonces se acercó a ella y puso sus manos sobre sus hombros mientras la congelaba con la mirada.

_ No es que no me importes, porque aún eres importante para mi. -sonrió malicioso- Ya no siento afecto por ti, que es diferente. -esperó a ver su reacción-.

La joven sintió algo de tristeza al escuchar aquello, sus ojos dejaron de mirarlo y solo suspiró por lo bajo.

_ Entonces...¿Por qué te importo? -su voz era baja y solo deslizó sus manos hasta el cuello de él, en un intento por sentirlo de nuevo como su hermano. Le dedicó una mirada confusa-.

Aiperus le acarició el rostro de una forma casi dulce. Entonces la tomó del mentón y se le acercó lo más que pudo sin rozarla.

_ Porque te necesito. -le dijo con serenidad y entonces le dio un beso apasionado, encerrándola cada vez más cerca de él y dominándola con su poder. Se separó un segundo y le preguntó- ¿Quieres ser un demonio conmigo?

Amuria se sentía aturdida, sabía que lo había hecho apropósito y también que la estaba engañando para que lo obedeciera. A pesar del cariño que aún le tenía se lo sacó de encima y luego lo dijo:

_ ¡No vuelvas a hacer eso nunca! -su tono era de real enojo, estaba luchando por mantener su postura pero era evidente que su hermano era poderoso- ¡Deja de manipularme! No funcionará. -pese a que sonaba segura en su interior estaba aquella atracción que producían lo íncubos en su víctimas, su parte humana le estaba jugando en contra-

Él solo se arregló la ropa y la miró con seguridad, se acercó un poco a ella, no podría huir.

_ ¿En serio? yo diría que no se nota Amuria. -cerró los ojos y se concentró- Ven. -ordenó como si nada, esperando a que surgiera efecto-

La chica sintió retumbar aquella palabra en su mente. Sentía el impulso de avanzar pero se negaba a hacerlo. De pronto sin darse cuenta había dado dos pasos hacía adelante.
No, no podía dejar que la tratara así. Llena de enojo se transformó en demonio, entonces sintió más control de si misma. Sonrió aliviada y se dirigió a su hermano.

_ Tu poder no funciona, no estando así. -le dijo con más confianza. Se quedó en su lugar, pero desvió la mirada para ver si tenía alguna oportunidad de alejarse-

La tenía justo donde la quería, sabía que haría eso. Afirmó sus pies a la tierra y ocultando la mirada le dijo en forma siniestra:

_ Yo te enseñaré lo que es un verdadero demonio. -entonces de forma lenta pero precisa fue convirtiéndose en íncubo, su rasgos eran muy similares a los de Amuria pero su cuerpo había tomado más volumen a diferencia de ella que conservaba su cuerpo humano- No te dejaré ir tan fácilmente-

Fue en ese momento, cuando lo vio en ese estado que Amuria se dio cuenta: ya no era aquel niño que conocía, ya no era su hermano.
Entonces un sensación de miedo la rodeó, no quería pelear, mucho menos con él. Quiso teletransportarse pero no podía, ¿Qué estaba ocurriendo? Miró a Aiperus con desconcierto, él estaba haciendo algo en su contra podía sentirlo.
Sin más intentó huir pero ....
Aiperus desapareció un momento y reapareció delante de su hermana. La sostuvo con fuerza de los brazos y le dijo:

_ Además de humana, cobarde. -una sonrisa burlona apareció en su rostro, entonces la miró fijo.- Tu no sabes de lo que soy capaz..


La diablesa intentaba librarse del agarre pero no podía, era más fuerte que ella.


_ No quiero pelear, no contigo. -le dijo honesta y sin pudor, pero luego su expresión cambió y con furia le dijo- no soy cobarde y sobretodo.. ¡No me digas humana! -los ojos de ella brillaban, pero su color rojo se desvanecía de a poco...-.




La tiró contra un árbol y entonces acercándose le dijo:


_ Pero si eso es lo que eres. -la miró, tenía los ojos rojos por completo- te comportas como una, y...-hizo una pequeña pausa y entonces la tomó bruscamente y le susurró al oído- te ves como una..


Entonces inicio la parte de su plan que más ansiaba, con ayuda del truco que le habían enseñado fue consumiendo a la parte demoníaca de Amuria, convirtiéndola la fuerza en humana.
La sensación que la invadió fue impactante. Todos sus rasgos desaparecían y le causaba una gran impotencia el saber que no podía evitarlo. Con lo poco de fuerza que le quedaba intentó golpear a su hermano, pero la evitó, volvió a intentarlo pero era inútil. Se le acaba el tiempo, si se volvía humana tendría aún menos oportunidad. Intentó darle un golpe en la cara, ya que estaba cerca, pero...
Le toma la mano y le dobla el brazo mientras termina por mantenerla en el suelo. Ya casi terminaba de convertirla. Comenzó con la otra parte, sacarle el disfraz.


_ Sigues siendo la misma niña llorona de siempre. -le tomó del cabello y lo prendió en llamas, no para dañarla quería ver a la chica que Amuria ocultaba. Entonces en su mano comenzó a caer algo rojo, y el pelo de la joven se volvió negro, como siempre había sido.- Ves hermanita, no puedes negarlo.


Le soltó el pelo, pero no el brazo, esperando por su respuesta...
Amuria cayó al suelo, ya no podía sostenerse y por más que intentara regresar a su forma demoníaca no podía.


_ ¡Basta! ¡ Suéltame! - sentía más dolor emocional que físico, siguía forcejeando en su contra, entonces sintió algo quebrarse en su interior. - ¡Ya basta! por favor... -su voz era apagada, miró hacía el suelo, estaba asustada.-

Ya era humana, la soltó pero entonces se puso a su altura y de dijo con el tono más sereno y honesto que pudo:


_ Eres débil. -énfasis- pensé que sola pensarías más claramente pero veo que este lugar solo  ha conseguido transformarte en un niña sentimental, indefensa...buena. -hizo una expresión de repulsión-


Se tiró encima de ella aprisionándola contra el suelo, apretando sus muñecas...en ese instante le susurró:


_ Veamos que tanto...-pusó sus labios encima de los de ella pero no para besarla. Comenzó a invadir su mente, sus recuerdos y sus emociones- 

Amuria se dejó hacer, no tenía la fuerza para enfrentarlo. No serviría de nada que entrara en pánico, ahora era humana y debía preocuparse por salir intacta de aquella situación.
Evocó un recuerdo, algo que intentaba alejar de Aiperus pero no pudo. Abrió los ojos, brillantes pero de miedo, he intentó sacar a su hermano de su cabeza...
De repente este se detuvo, su mirada se veía un tanto confundida. Con una de sus manos le sostuvo las muñecas y la otra la puso encima del pecho de ella.


_ ¿Es por Allan que deseas seguir siendo una Ha'ngô? -sintió como el interior de Amuria cambiaba con solo oír su nombre- No lo puedo creer... -esto fue con real asombro-

_ ¡No! él no tiene nada que ver conmigo. -respondió un poco tarde, ella temía que encontrara aquel sentimiento. Aún no sabía que era, pero definitivamente lo quería ocultar de Aiperus. Se levantó apenas y lo miró con furia para fingir que decía la verdad, para evitar que él...

_ ¡Estás mintiendo! -le tiró de vuelta contra la tierra- No creí que estuvieras tan mal hermana, tan solo mírate. -ya no podía ocultar el desagrado y la furia que sentía por dentro-


Le levanto de forma tosca y la acercó al río, al ver sus reflejos se sorprendió. Jamás había sido más diferentes...
Ella observó con atención el agua. Aiperus en todo su esplendor de demonio y ella herida, indefensa y tan humana. Contrastaban por completo...más que parecer su hermana parecía su víctima. Quedó callada, atónita, sin saber que decir.


_ Te das cuenta lo patética que te ves. -le dice cruel mientras miraba el reflejo- ¿Amuria?

La joven se sintió mal, como si estuviera expuesta y desprotegida. Pasó una de sus manos por su mejilla, hacía años que no se veía de esa forma. Cerró los ojos con una expresión triste, al abrirlos apenas le respondió:


_ Tienes razón. -su voz era temblorosa, comenzó a suspirar con esfuerzo para no llorar- pero...yo no... -sonaba confundida-

_ Eso eres, no lo puedes ocultar. -se acercó a su oído y le dijo en voz baja- pero eso puede cambiar.


En su mirada había satisfacción, estaba seguro que lo había logrado.
Amuria estaba a punto de rendirse, de entregarse a los deseos de su hermano, cuando en su mente hubo una revelación. No sabía porque había recordado eso pero de no ser así quizás hubiera sido otra su respuesta.


_ Es mi alma. -dijo mientras la furia de apoderaba nuevamente de ella- ¡Tu no quieres ayudarme! ¡Solo quieres eliminar lo que queda de tu alma humana en mí! Tú eres patético. -le sentenció levantándose y mirándolo con odio-


Lo había dicho por puro impulso, en realidad no lo pensó. Como si alguien se lo hubiese susurrado en silencio. Como muchas veces, se sentía acompaña por algo más que sus recuerdos.
El rostro de él se transformó ¿Cómo pudo saberlo? Ya no tuvo la capacidad para comportarse, se le acercó y comenzó a golpearla con ira. Que mas, ya sabía lo que quería no valía la pena seguir ocultando la gran frustración que tenía al no lograr convencerla.
Amuria recibía los golpes sin emitir queja alguna, sabía que eso solo sería para placer de él. Solo resistió lo más que pudo, sabía que había ganado y eso en parte la reconfortaba.
En un momento la toma entre sus brazos con brutalidad y clavando sus uñas en su piel le dejó una marcada herida en su espalda lo la hizo retroceder gritando de dolor, ya que aún no se había recuperado del todo, y se acercó peligrosamente al río.
Aiperus la miro ya más tranquilo y levantando su pierna le dijo:


_ Al menos si fueras un demonio tendrías la fuerza para detenerme. -entonces sin piedad alguna la patea nuevamente en la espalda y esta cae al río.


Al íncubo poco le importó y solo se quedó viendo qué hacía.
A penas pudo reaccionar salió como pudo del agua. Se quedó un rato en la orilla, un dolió inexplicable le bajaba por la espalda, había sido un golpe duro. Le costaba respirar, quizás era más de lo que podía soportar. Con esfuerzo salió y se quedó tirada en la orilla.


_ Tan solo piensa en mi propuesta Amuria. -la mira de reojo antes de irse- a menos que te guste que "hablemos" así, no me rendiré.


Se va caminando hacía el bosque pero entonces escucha que su hermana le dijo algo..
Apenas levanta el rostro del suelo y murmura hacia él:


_ Daisuke. -casi como una serpiente, la joven con odio mencionó su antiguo nombre sabiendo que sería como una daga. Parte de él seguía dentro de ella y sabía que eso le enfermaba-

El demonio la maldijo por lo bajo, entonces fue hasta ella y la levantó con cuidado, la miró con odio, la primera vez que la miraba tan fijo y sin sentimiento alguno de cariño como antes.
Colocó una de sus manos en el estómago de ella le dijo muy serio:


_ Vuelve a decir eso o juro por Satán que no podrás volver a repetirlo nunca. -la empujó fuertemente al suelo, lo que fue seguido de un gran grito de dolor que logró reconfortarlo-.


Pero no la dejaría así. Se acercó y tomó la poca energía que le quedaba, dejando solo lo suficiente para que siguiera respirando. Entonces la dejó, allí abandonada e indefensa mientras regresaba a las sombras.
Amuria estaba completamente cansada y deshecha. Miró las estrellas apenas pensando en lo mal que debía verse, el dolor en su espalda y los sentimientos en su pecho le impedían moverse. Cerró los ojos, sentía como las fuerzas la abandonaban paulatinamente y sin darse cuenta se quedó dormida en ese lugar. Seguramente a la mañana estaría mejor, o eso esperaba.


-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


En cuanto el primer rayo de sol atravesó el campo creado por el demonio, la prisión de Allan y Mao despareció, el dragón por fin pudo salir pero entonces algo lo detiene.


_ Al-chan...-musitó una nipona cansada-


_ Mao. -regresó a ella y la levantó en sus brazos- Te llevaré a tu cuarto, ¿Si? Te explico después.


_ Bueno. -dijo y regándose los ojos los cerró por un fuerte sueño que comenzó en cuanto salió del trance-


El dragón solo la llevó los más rápido que pudo, pese a que la lolita estaba metida en todo el lio, tenía el presentimiento de que debía encontrar a Amuria, saber como estaba...aunque en su interior no pensaba en nada bueno.


------------------------------------------------------------------------------------------------


Aquella noche, quedará en mi memoria el resto de mi vida, solo cuando se toca fondo se puede saber el verdadero significado de todas la señales que uno ignora por temor.
Cosas que quisiera no haber conocido pero bueno...todo el por algo...en parte gracias a ello, descubrí cuál era el sentimiento que tenía hacía Allan. 

1 comentario:

Minae dijo...

Oh god..
god, god, god, god, god!!!! QUE BIEN QUE ESCRIBES NEE-CHAN!!
Me fui a gim y no aguantaba las ganas de seguir leyendo -me habia quedado por la mitad- es muy intrigante! quiero YA el proximo, please, lo necesito.. quiero ver qué hace Allan cuando la ve! ash, ash, no me aguanto mas :')
Me mato el capítulo, espero el próximo con muchas, MUCHAS ganas!!! :DD!!