viernes, 27 de mayo de 2011

Capítulo Veintiuno: Reflejos Turbios

La noche estaba sola, sola porque no había luz alguna en ella, unas de las densas nubes de la próxima tormenta cubría por completo la tenue luz de la luna nueva que más bien parecía una leve herida en el  negro firmamento.
Una figura femenina se movía con gracia sobre aquella oscuridad, sin tropezar, tan a prisa tan ilusionada estaba. Entonces llegando a la orilla de una pequeño río lo llama:


_ Onii-chan, ¿Dónde estas?


El íncubo sale de las sombras de un árbol cercano y la toma por el hombro mientras en voz baja le respondió: 



_ Aquí estoy hermanita. -algo sonaba distinto, su voz era profunda y no monótona como de costumbre- Ven hablemos...

Amuria sintió un leve escalofrío recorrerle la espalda pero no le dio importancia. Se volteó y con una mirada serena le sonrió algo inocente.

_ ¿A qué se debe el cambio de tono? -preguntó como si bromeara- Ya somos grandes para juegos ¿No lo crees? -le dijo pero al verle la mirada quedó muda. No tenía expresión alguna, eso la perturbó-

Aiperus se puso muy serio, por lo que esperaba esa reacción de ella. Con el mismo tono indagó siendo directo. No quería darle más vueltas al asunto.

_ Amuria, la única razón por la que vine es para que te conviertas como yo, nada más. -era frío y en sus palabras había un mensaje oculto- así que o te decides o yo decidiré por tí. -clavó sus ojos bordó en ella e hizo una mueca de enojo-

Él levantó una ceja con un poco de arrogancia. Entonces se acercó a ella y puso sus manos sobre sus hombros mientras la congelaba con la mirada.

_ No es que no me importes, porque aún eres importante para mi. -sonrió malicioso- Ya no siento afecto por ti, que es diferente. -esperó a ver su reacción-.

La joven sintió algo de tristeza al escuchar aquello, sus ojos dejaron de mirarlo y solo suspiró por lo bajo.

_ Entonces...¿Por qué te importo? -su voz era baja y solo deslizó sus manos hasta el cuello de él, en un intento por sentirlo de nuevo como su hermano. Le dedicó una mirada confusa-.

Aiperus le acarició el rostro de una forma casi dulce. Entonces la tomó del mentón y se le acercó lo más que pudo sin rozarla.

_ Porque te necesito. -le dijo con serenidad y entonces le dio un beso apasionado, encerrándola cada vez más cerca de él y dominándola con su poder. Se separó un segundo y le preguntó- ¿Quieres ser un demonio conmigo?

Amuria se sentía aturdida, sabía que lo había hecho apropósito y también que la estaba engañando para que lo obedeciera. A pesar del cariño que aún le tenía se lo sacó de encima y luego lo dijo:

_ ¡No vuelvas a hacer eso nunca! -su tono era de real enojo, estaba luchando por mantener su postura pero era evidente que su hermano era poderoso- ¡Deja de manipularme! No funcionará. -pese a que sonaba segura en su interior estaba aquella atracción que producían lo íncubos en su víctimas, su parte humana le estaba jugando en contra-

Él solo se arregló la ropa y la miró con seguridad, se acercó un poco a ella, no podría huir.

_ ¿En serio? yo diría que no se nota Amuria. -cerró los ojos y se concentró- Ven. -ordenó como si nada, esperando a que surgiera efecto-

La chica sintió retumbar aquella palabra en su mente. Sentía el impulso de avanzar pero se negaba a hacerlo. De pronto sin darse cuenta había dado dos pasos hacía adelante.
No, no podía dejar que la tratara así. Llena de enojo se transformó en demonio, entonces sintió más control de si misma. Sonrió aliviada y se dirigió a su hermano.

_ Tu poder no funciona, no estando así. -le dijo con más confianza. Se quedó en su lugar, pero desvió la mirada para ver si tenía alguna oportunidad de alejarse-

La tenía justo donde la quería, sabía que haría eso. Afirmó sus pies a la tierra y ocultando la mirada le dijo en forma siniestra:

_ Yo te enseñaré lo que es un verdadero demonio. -entonces de forma lenta pero precisa fue convirtiéndose en íncubo, su rasgos eran muy similares a los de Amuria pero su cuerpo había tomado más volumen a diferencia de ella que conservaba su cuerpo humano- No te dejaré ir tan fácilmente-

Fue en ese momento, cuando lo vio en ese estado que Amuria se dio cuenta: ya no era aquel niño que conocía, ya no era su hermano.
Entonces un sensación de miedo la rodeó, no quería pelear, mucho menos con él. Quiso teletransportarse pero no podía, ¿Qué estaba ocurriendo? Miró a Aiperus con desconcierto, él estaba haciendo algo en su contra podía sentirlo.
Sin más intentó huir pero ....
Aiperus desapareció un momento y reapareció delante de su hermana. La sostuvo con fuerza de los brazos y le dijo:

_ Además de humana, cobarde. -una sonrisa burlona apareció en su rostro, entonces la miró fijo.- Tu no sabes de lo que soy capaz..


La diablesa intentaba librarse del agarre pero no podía, era más fuerte que ella.


_ No quiero pelear, no contigo. -le dijo honesta y sin pudor, pero luego su expresión cambió y con furia le dijo- no soy cobarde y sobretodo.. ¡No me digas humana! -los ojos de ella brillaban, pero su color rojo se desvanecía de a poco...-.




La tiró contra un árbol y entonces acercándose le dijo:


_ Pero si eso es lo que eres. -la miró, tenía los ojos rojos por completo- te comportas como una, y...-hizo una pequeña pausa y entonces la tomó bruscamente y le susurró al oído- te ves como una..


Entonces inicio la parte de su plan que más ansiaba, con ayuda del truco que le habían enseñado fue consumiendo a la parte demoníaca de Amuria, convirtiéndola la fuerza en humana.
La sensación que la invadió fue impactante. Todos sus rasgos desaparecían y le causaba una gran impotencia el saber que no podía evitarlo. Con lo poco de fuerza que le quedaba intentó golpear a su hermano, pero la evitó, volvió a intentarlo pero era inútil. Se le acaba el tiempo, si se volvía humana tendría aún menos oportunidad. Intentó darle un golpe en la cara, ya que estaba cerca, pero...
Le toma la mano y le dobla el brazo mientras termina por mantenerla en el suelo. Ya casi terminaba de convertirla. Comenzó con la otra parte, sacarle el disfraz.


_ Sigues siendo la misma niña llorona de siempre. -le tomó del cabello y lo prendió en llamas, no para dañarla quería ver a la chica que Amuria ocultaba. Entonces en su mano comenzó a caer algo rojo, y el pelo de la joven se volvió negro, como siempre había sido.- Ves hermanita, no puedes negarlo.


Le soltó el pelo, pero no el brazo, esperando por su respuesta...
Amuria cayó al suelo, ya no podía sostenerse y por más que intentara regresar a su forma demoníaca no podía.


_ ¡Basta! ¡ Suéltame! - sentía más dolor emocional que físico, siguía forcejeando en su contra, entonces sintió algo quebrarse en su interior. - ¡Ya basta! por favor... -su voz era apagada, miró hacía el suelo, estaba asustada.-

Ya era humana, la soltó pero entonces se puso a su altura y de dijo con el tono más sereno y honesto que pudo:


_ Eres débil. -énfasis- pensé que sola pensarías más claramente pero veo que este lugar solo  ha conseguido transformarte en un niña sentimental, indefensa...buena. -hizo una expresión de repulsión-


Se tiró encima de ella aprisionándola contra el suelo, apretando sus muñecas...en ese instante le susurró:


_ Veamos que tanto...-pusó sus labios encima de los de ella pero no para besarla. Comenzó a invadir su mente, sus recuerdos y sus emociones- 

Amuria se dejó hacer, no tenía la fuerza para enfrentarlo. No serviría de nada que entrara en pánico, ahora era humana y debía preocuparse por salir intacta de aquella situación.
Evocó un recuerdo, algo que intentaba alejar de Aiperus pero no pudo. Abrió los ojos, brillantes pero de miedo, he intentó sacar a su hermano de su cabeza...
De repente este se detuvo, su mirada se veía un tanto confundida. Con una de sus manos le sostuvo las muñecas y la otra la puso encima del pecho de ella.


_ ¿Es por Allan que deseas seguir siendo una Ha'ngô? -sintió como el interior de Amuria cambiaba con solo oír su nombre- No lo puedo creer... -esto fue con real asombro-

_ ¡No! él no tiene nada que ver conmigo. -respondió un poco tarde, ella temía que encontrara aquel sentimiento. Aún no sabía que era, pero definitivamente lo quería ocultar de Aiperus. Se levantó apenas y lo miró con furia para fingir que decía la verdad, para evitar que él...

_ ¡Estás mintiendo! -le tiró de vuelta contra la tierra- No creí que estuvieras tan mal hermana, tan solo mírate. -ya no podía ocultar el desagrado y la furia que sentía por dentro-


Le levanto de forma tosca y la acercó al río, al ver sus reflejos se sorprendió. Jamás había sido más diferentes...
Ella observó con atención el agua. Aiperus en todo su esplendor de demonio y ella herida, indefensa y tan humana. Contrastaban por completo...más que parecer su hermana parecía su víctima. Quedó callada, atónita, sin saber que decir.


_ Te das cuenta lo patética que te ves. -le dice cruel mientras miraba el reflejo- ¿Amuria?

La joven se sintió mal, como si estuviera expuesta y desprotegida. Pasó una de sus manos por su mejilla, hacía años que no se veía de esa forma. Cerró los ojos con una expresión triste, al abrirlos apenas le respondió:


_ Tienes razón. -su voz era temblorosa, comenzó a suspirar con esfuerzo para no llorar- pero...yo no... -sonaba confundida-

_ Eso eres, no lo puedes ocultar. -se acercó a su oído y le dijo en voz baja- pero eso puede cambiar.


En su mirada había satisfacción, estaba seguro que lo había logrado.
Amuria estaba a punto de rendirse, de entregarse a los deseos de su hermano, cuando en su mente hubo una revelación. No sabía porque había recordado eso pero de no ser así quizás hubiera sido otra su respuesta.


_ Es mi alma. -dijo mientras la furia de apoderaba nuevamente de ella- ¡Tu no quieres ayudarme! ¡Solo quieres eliminar lo que queda de tu alma humana en mí! Tú eres patético. -le sentenció levantándose y mirándolo con odio-


Lo había dicho por puro impulso, en realidad no lo pensó. Como si alguien se lo hubiese susurrado en silencio. Como muchas veces, se sentía acompaña por algo más que sus recuerdos.
El rostro de él se transformó ¿Cómo pudo saberlo? Ya no tuvo la capacidad para comportarse, se le acercó y comenzó a golpearla con ira. Que mas, ya sabía lo que quería no valía la pena seguir ocultando la gran frustración que tenía al no lograr convencerla.
Amuria recibía los golpes sin emitir queja alguna, sabía que eso solo sería para placer de él. Solo resistió lo más que pudo, sabía que había ganado y eso en parte la reconfortaba.
En un momento la toma entre sus brazos con brutalidad y clavando sus uñas en su piel le dejó una marcada herida en su espalda lo la hizo retroceder gritando de dolor, ya que aún no se había recuperado del todo, y se acercó peligrosamente al río.
Aiperus la miro ya más tranquilo y levantando su pierna le dijo:


_ Al menos si fueras un demonio tendrías la fuerza para detenerme. -entonces sin piedad alguna la patea nuevamente en la espalda y esta cae al río.


Al íncubo poco le importó y solo se quedó viendo qué hacía.
A penas pudo reaccionar salió como pudo del agua. Se quedó un rato en la orilla, un dolió inexplicable le bajaba por la espalda, había sido un golpe duro. Le costaba respirar, quizás era más de lo que podía soportar. Con esfuerzo salió y se quedó tirada en la orilla.


_ Tan solo piensa en mi propuesta Amuria. -la mira de reojo antes de irse- a menos que te guste que "hablemos" así, no me rendiré.


Se va caminando hacía el bosque pero entonces escucha que su hermana le dijo algo..
Apenas levanta el rostro del suelo y murmura hacia él:


_ Daisuke. -casi como una serpiente, la joven con odio mencionó su antiguo nombre sabiendo que sería como una daga. Parte de él seguía dentro de ella y sabía que eso le enfermaba-

El demonio la maldijo por lo bajo, entonces fue hasta ella y la levantó con cuidado, la miró con odio, la primera vez que la miraba tan fijo y sin sentimiento alguno de cariño como antes.
Colocó una de sus manos en el estómago de ella le dijo muy serio:


_ Vuelve a decir eso o juro por Satán que no podrás volver a repetirlo nunca. -la empujó fuertemente al suelo, lo que fue seguido de un gran grito de dolor que logró reconfortarlo-.


Pero no la dejaría así. Se acercó y tomó la poca energía que le quedaba, dejando solo lo suficiente para que siguiera respirando. Entonces la dejó, allí abandonada e indefensa mientras regresaba a las sombras.
Amuria estaba completamente cansada y deshecha. Miró las estrellas apenas pensando en lo mal que debía verse, el dolor en su espalda y los sentimientos en su pecho le impedían moverse. Cerró los ojos, sentía como las fuerzas la abandonaban paulatinamente y sin darse cuenta se quedó dormida en ese lugar. Seguramente a la mañana estaría mejor, o eso esperaba.


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En cuanto el primer rayo de sol atravesó el campo creado por el demonio, la prisión de Allan y Mao despareció, el dragón por fin pudo salir pero entonces algo lo detiene.


_ Al-chan...-musitó una nipona cansada-


_ Mao. -regresó a ella y la levantó en sus brazos- Te llevaré a tu cuarto, ¿Si? Te explico después.


_ Bueno. -dijo y regándose los ojos los cerró por un fuerte sueño que comenzó en cuanto salió del trance-


El dragón solo la llevó los más rápido que pudo, pese a que la lolita estaba metida en todo el lio, tenía el presentimiento de que debía encontrar a Amuria, saber como estaba...aunque en su interior no pensaba en nada bueno.


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Aquella noche, quedará en mi memoria el resto de mi vida, solo cuando se toca fondo se puede saber el verdadero significado de todas la señales que uno ignora por temor.
Cosas que quisiera no haber conocido pero bueno...todo el por algo...en parte gracias a ello, descubrí cuál era el sentimiento que tenía hacía Allan. 

miércoles, 25 de mayo de 2011

Capítulo Veinte: Caiste

Amuria se despierta, la luz del sol iluminó su cuerpo semidesnudo, sentía el calor de aquellos rayos posarse sobre ella. Una sensación extraña la invadió al encontrarse sola, Allan se había ido, ¿Por qué tenía esa necesidad por verlo a su lado? Estaba extraña, seguramente lo que pasó con su hermano la había puesto sentimental. Se asomó a la ventana y solo observó el pasto brillar con leves gotas de rocío adornándolo como si fuese algo mágico. Su visión del mundo había cambiado tanto, estaba tan introvertida en sus problemas, en sus decisiones que pronto aquella serenidad del sueño se desvaneció.
Solo en segundos las miles de experiencias, confusiones, momentos..que la llevaron a ese día pasaron por su mente. Se sostuvo de una pequeña repisa y con un tono lamentable exclamó:

_ ¿Qué debo hacer? -sus labios temblorosos no pronunciaron más palabras en ese día-.

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Allan estaba en clase, cuando de pronto alguien toca al salón y el profesor lo llama. Alguien lo buscaba, el dragón se sorprendió de esto, no tenía idea. Salió y se encontró con la lolita un tanto desalineada para variar.

_ ¿Qué pasa Mao? -le pregunta al ver que no le decía nada-.

_ Este quería saber si estas libre esta noche, necesito hablarte sobre algo. -dice seria, pero luego sonríe- Pero no es nada urgente, solo eso.

_ Mmm.. -era un tanto rara esa actitud de ella- ¿Hablar de qué?

_ De algo, vamos Allan, aquí cualquiera escucharía. -dice y mira a los costados, muchos chicos transitaban por allí, tenía razón- En fin, ¿Cuento contigo?

_ Claro, solo dime el lugar. -cede al final ante la tierna carita de su amiga-

_ ¡Bien! -exclama infantil como siempre- Está noche en la biblioteca, allí nunca va nadie excepto los nerds pero luego se van a jugar laberintos y dragones.

_ Okey, nos vemos entonces. -dijo y le dio la espalda, ella también lo hizo pero al mover su cabello, el aire se turbió. El dragón sintió algo y la miró alejarse- Es como cuand...no, no puede ser. -se regañó a si mismo y regresó a clase-.

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Aiperus estaba en medio del bosque, parecía estar meditando pero en lugar de paz había soberbia en su expresión.

_ Será muy fácil, como cuando, Onix dejó de confiar en ella, Allan también lo hará. -recordó muchas cosas ocultas ante su hermana- Solo se necesita una sospecha, y ella caerá como siempre, porque nos necesitamos mutuamente.

A su alrededor una presencia fuerte, se volteó, una yuki-onna, inusual de ver en un lugar así. La gélida mujer lo miró con enojo y le tiró un papiro que este agarró sin esfuerzo alguno.

_ Ten.

_ No has cambiado nada. -exclama al reconocerla-

_ Por fortuna, a diferencia de ti. -lo mira con desprecio- Yo no soy un demonio.

_ No, eres uno delos entes a nuestro servicio, así que, tendrás que acostumbrarte porque pronto serás de mi propiedad. -dice serio-

_ Lo sé, mi actitud no cambiará. -desapareció en una ventisca-.

El demonio se quedó leyendo, era una nueva táctica de lucha, algo de lo que había escuchado pero nunca pensó real. Explicaba el cómo y para qué, sonrió malicioso.

_ Así que fue por esto que Amuria se convirtió en súcubo, ja, me servirá. -se levanta y quema el papel- Ahora si, estoy seguro que lo lograré.-

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En la habitación de Amuria un luz a su espalda la alertó pero antes de poder voltearse ya lo tenía encima. Aiperus la miraba con atención, tanto tiempo separados, había olvidado cómo era de atractiva, no pudo evitar sentí tentación pero lo superó y sin más le dijo:

_ No vengo a pelear. -se alejó unos pasos para que no lo viera como amenaza y miró hacía otro lado-.

_ ¿Qué quieres? -dijo un tanto confundida y se cubrió con la sábana, estaba recostada.- Este...

_ Tu fuiste quien dijiste que los hermanos no debían tener vergüenza entre sí, ¿Recuerdas? -dice con tono melancólico-.

_ Si..lo recuerdo. -dice y mira por lo bajo, recordó ese momento, eran tan pequeños- Te escucho.

_ Verás no me gusta la idea de que estemos así. -le toma una mano y la acaricia con cuidado- Quiero que hablemos, pero sólo de nosotros, bien. -la abraza levemente y con una cara de tristeza dice- Yo quiero volver a quererte.

_ -Ella le corresponde el abrazo, y sintió que lloraría, aún no podía. Solo se quedó así un rato, hacía tanto que no le decía algo así, que al sentir tan cerca de su piel lo sintió parte de ella, como cada vez que lo tenía junto, era su otra mitad en alma- Bueno, iré pero nada de trampas o sino, no te perdonaré esta vez. -dijo en broma pero iba en serio-.

_ Lo prometo. -dijo y entonces sintió como lo besaba, chan, lo consiguió, confió en él, "grave error" dijo irónico en su interior-

_ -lo besó con ternura, pero aún se sentía raro y diferente a antes, no le importó y solo se separó para abrazarlo y pedirle- Solo dame unas horas a prepararme y salimos a caminar para hablar ¿Quieres?

_ Claro. -dice y le sonríe inocente, luego le besa la mejilla con suavidad y le dice- Te espero.

Se levanta y cierra despacio la puerta.
La diablesa se queda sonriendo, quizás solo la presión los alteró un poco, pero si aún quería una oportunidad para arreglar las cosas había motivos para que se ilusionara. Se levantó y buscó ropa, mientras pensaba en qué excusa le podría a Allan.

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Ya era tarde, el dragón de dirigió a la biblioteca, estaba todo oscuro pero él no lo notó porque podía ver en ella. Entonces llamó a su amiga:

_ Mao, ¿Dónde estas? -exclamó y retumbó en las paredes gruesas de aquel lugar-.

_ Aquí, ven Allan. -dijo su voz aguda y entonces el dragón comenzó a seguirla, la puerta de la biblioteca se cierra a su espalda, corre hacía ella pero estaba trabada.- ¡Mao no es gracioso! -dice con enojo y comenzando a preocuparse.

_ Jajajjajajjajaja -una risa histérica y siniestra-

_ ¿Mao? -camina entre los oscuros estantes de libros, hasta que la ve, estaba sentada en el suelo. Va hacía ella y cuando está a punto de tocarla esta ríe y levanta su cabeza hacía él-

_ Caíste dragoncito.

Una luz roja los envuelve a ambos, parecía un campo de fuerza, un libro negro en los brazos de la japonesa, se estaba alimentando de ella. Allan intentó escapar pero no podía atravesar ese campo, ni siquiera como dragón pudo, comenzó a gritar a pedir ayuda pero nada se escuchaba por fuera. Intentó despertar a Mao de ese trance pero era imposible, entonces al acercarse a ella lo sintió, lo supo.

_ ¡Maldito! -era su olor, igual al de Amuria- ¡Deja a Mao! -gritó desesperado e intentó sacarla de allí con él pero era inútil, el hechizo duraría toda la noche-

El dragón supo que estaban solos, si Aiperus no estaba allí, eso quería decir que solo lo había distraído por algo....

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En frente del bosque de sombras, una joven de cabello rojo y largo comenzó a caminar siguiendo el aroma de su hermano....

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La verdad, fui muy tonta.


CONTINUARÁ

sábado, 21 de mayo de 2011

Capítulo Diecinueve: Lazos

Amuria cierra la puerta, y sale al pasillo descalza y con un piyama improvisado, no podía creer que su hermano se hubiera molestado en ir a verla. Se le abalanzó y lo abrazó fuerte, pero este no respondió en ningún momento. Entonces se alejó y sonriendo le preguntó.

_ Onii-chan ¿Viniste a verme? -dice ilusionada por su buen ánimo-

_ Emm....sii algo así. -entonces se apoya en su hombro y la contiene contra la puerta- Amuria, ¿Me darías con el gusto? -la mira sonriendo de lado, ella mira a los costados y entonces de forma rápida lo besa con suavidad, se separa y solo se deja caer en sus brazos-

_ Me alegra verte Aiperus. - este la mira de frente, ella solo le sostiene la mirada un tanto más tranquila de lo que él recordaba-.

_ Bueno en realidad....no es tanto venir por ganas que vine, me mandaron. -dice serio y entonces le acaricia la mejilla- Quiero que vengas conmigo, Utena me dijo que debemos tratar unos asuntos con Ab..

_-antes de que terminara de decir el nombre ella se voltea y se encierra en el cuarto- ¡Vete!

_ ¡Amuria! ¡Abre la puerta! -dice enojado y entonces la forcejea- No podrás evitarlo por siempre, en algún punto lo necesitaras y además voy contigo no pasará nada, ¡Amuria!

Uno que otro chico que pasaba por el pasillo se quedaba con cara de wtf al ver la escena de los hermanos gritándose mutuamente. Hasta que Allan se despertó al escuchar a su compañera tan exaltada y le preguntó que ocurría cuando una voz de afuera lo dejó callado.

_ ¡Como quieras Amuria! Cuando quieras hablar búscame, no te obligaré a nada. -entonces se dio media vuelta y salió caminando-.

_ -era la voz de Amuria en masculino y eso le llamó la atención- ¿Quién es?

_ Mi hermano. -dice por lo bajo un tanto pensativa, ¿Qué podía querer Utena y Abalan?-

_ ¿Qué pasó?¿Por qué te gritaba? -dijo con el seño fruncido, si te trata así será mejor que no lo haga frente de mi o sino...-entonces siente que Amuria se sienta a su lado pensativa-

_ Déjalo, yo lo hice enojar, ya hablaré con él. Solo entiende que Aiperus es muy singular, tan solo eso. -se estiró hacia él- Este...no te le acerques mucho, no le gusta que tenga amigos humanos. -le advierte, en realidad no quería saber como sería presentar a Allan con su hermano-.

_ Bueno, solo porque me lo pides bien. -le toma las manos y juega con ellas como los niños- Ya no te amargues, si vieras como peleamos con mis hermanos, te asustarías lo brutos que somos. -ríe por lo bajo-.

_ Jajajja mmm no quiero imaginarlo, más brutos que vos? -dice en broma y entonces solo lo besa rápido y se levanta para vestirse- Vamos, tu tienes clases y yo debo encontrar a mi onii-chan para aclarar las cosas.

_ Amuria. -dice a la par que se levanta y busca su ropa- ¿Qué idiomas hablas?¿Japones?

_ -lo mira con gracia- Si, perdón en la costumbre, "onii-chan" es hermano mayor.

_ Ya veo, te pregunto porque dormida también dices cosas así.

_ ¿Dormida? Yo no hablo dormida.

_ Si lo haces, y es raro, hasta ....emm...-se calla-

_ ¿Hasta qué? -lo mira mientras se cambia la remera-

_ Hasta haces ruidos...de no se...."momento" -ríe por lo bajo y acota- Quizás debería pedirle unas clases a Mao así te entendería mejor...

_ -se sonroja y lo golpea en la nuca- Tu debes soñar eso, yo no hablo dormida.

_ Ya, eso dolió.. -se queja por lo bajo y luego volviendo al tema le dice- Tranquila, no haré nada a menos que me dejes, pero si vuelve a gritarte así no se...

_ Solo confía en mi, lo arreglaré, solo necesito saber que quiere y luego veremos. -dice muy convencida de sus palabras-.

_ Okey, lo dejaré en tus manos pero no dudes en pedirme ayuda. -le dice y ya listo abre la puerta- Nos vemos a la tarde. -siente que le toma la mano, se voltea confundido ante aquello-.

_ Te esperaré, no vayas al bosque hoy. -le pide con inocencia y sonríe-.

_ -abre los ojos un tanto apenado, entonces afirma con la cabeza y ya cerrado la puerta sonríe el también, era raro pero lindo ver ese lado de ella-.

Entonces a quedarse sola, la diablesa se abraza con sus brazos, no quería quedarse sola, no quería enfrentar a Aiperus, pero no podía esperar más. Respiró con determinación y alzando la vista, poniendo la mejor cara de seria que pudo, salió del cuarto y se dispuso a actuar.

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La diablesa entró a uno de los jardines interiores, hacía horas que buscaba por su hermano, entonces al pasar unos rosales lo ve. Estaba sentado en un banco, tirado hacia atrás mirando hacia el cielo pero dormido. Se le acerca y se sienta a su lado. Acaricia su rostro con delicadeza, le tenía tanto amor, que tan solo deseaba que no hablara y fuera como cuando eran niños, solo ellos y nada más. Sin más se le acercó más y rodeó su cuello con sus brazos, de forma serena roza sus labios con los de él. Entonces el íncubo despierta y le corresponde con la misma delicadeza.
Aiperus la contenía en sus brazos hasta que por fin se quedan sin aire y ella se recuesta sobre su pecho para calmarse. Algo se sentía distinto en ese beso, antes tan común y recurrente entre ellos.

_ ¿Tu me quieres onii-chan? -le dijo con seguridad-

_ Ya no se lo que es el cariño, Amuria, solo sé que me agrada besarte. Se siente bien. -le responde con sinceridad pero la abraza aún más fuerte para acotar- Aún así, admito que te quiero a mi lado.

_ -intentó tomar eso con un buen sentido, ignorando el hecho que era una frase totalmente ambigua- Ahora, dime ¿A qué vienes?

_ -la toma del cuello apenas moviendo su mano- Y la cuestión es la siguiente, ya no hay tiempo Amuria.

_ ¿Tiempo?¿Para qué? -siente como posaba uno de sus dedos en sus labios con tranquilidad-

_ Ya, déjame hablar. -le dice y entonces apoya su mentón sobre la cabeza de ella, hasta parece hablar con dulzura hacia ella- Si no tomas una decisión en menos de un año, seremos separados, la unión de sangre que llevamos se disolverá y este afecto quizás....desaparezca.

_ -ella se aferra a él y muy angustiada le pregunta- ¿Por qué?

_ Porque en parte la sangre que nos unía ha desaparecido, y solo me queda la que compartimos como semi-demonios, y solo me apego a ti por eso. Pero si el tiempo pasa y no nos unimos, ese lazo se romperá y serás para mi, como una mujer cualquiera, sin nada más... -y entonces la mira- a decir verdad, ya no siento lo mismo por ti, Amuria.

_-la diablesa sintió algo quebrarse en su interior- ¿Co-co-cómo?¿Tu y-ya no...

_ Ya no te quiero. -le responde frío y luego solo sonríe- No lo entiendes, ahora solo siento atracción física hacía ti, después de todo eres la parte de mi.

_- se levantó bruscamente y fingiendo enojo intentó huir de allí- ¡Entonces si es por eso! ¡Solo déjame pensar sola!

_ Como quieras...-mencionó sin más pero al cerrar sus ojos su figura desapareció y reapareció justo en frente de su hermana- Amuria, ya no me queda paciencia. -la toma de la cintura y nota algo extraño- ¿Qué te pasó?

_ Nada. -dice enojada y entonces intenta zafarse de ese agarre- ¡Ya suéltame idiota! -grita por lo bajo-

_ ¿Quién te hirió? -le pregunta al borde del enojo, sabía bien que ella no era tan torpe-.

_ Nadie, solo ¡Suéltame! -entonces lo empuja, se había puesto histérica al recordar aquello, caminó furiosa hacia la entrada a uno de los pasillos y solo suspiró-.

_ Mmm....está ocultando algo. -pensó el íncubo y una sonrisa siniestra se formó en sus labios- Y yo quiero saber que.

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Allan pasó horas esperando a Amuria, no sabía si le había pasado algo, pero sabía que no estaba con su hermano, ya que se cruzó con este en la tarde y solo le dijo:

_ Debe estas por ahí, se ha ofendido así que tardará en salir de su ensimismamiento.

No le resultaba raro que le respondiera así, porque era exactamente igual que la parte recia y oscura de Amuria, inclusive su mirada inspiraba el mismo cuidado que la de su gemela. El dragón solo se acostó, tenía el presentimiento que debía entrometerse pero era algo familiar de ella y no quería molestarla, además, le había prometido que la dejaría arreglarse sola.
Sintió la puerta abrirse lentamente, se volteó rápidamente esperando a verla pero no, no era ella.

_ ¿Aiperus qué haces aquí? -cuestionó sin más-.

_ Vine a ver si Amuria se encontraba, ¿Tú eres su compañero? -era el mismo chico que lo había cruzado antes, pero se sentía distinto a un humano, debía tener cuidado.-

_ Si, podría decirse, pero si se enojó es mejor dejarla sola. -dice disimulando su preocupación ante el demonio- ¿Qué le dijiste? Por lo general no pasa la noche afuera.

_ Nada fuera de lo normal, solo fui honesto y se enojó, las hermanas menores siempre son histéricas y eso.. -se excusa y entonces se anima a preguntar- Allan ni tu ni yo somos humanos, no te intimides.

_ Lo sé bien. -responde serio y entonces se levanta y se quedan mirándose fijamente con intensidad. El dragón pudo cerciorarse, que ya no quedaba ni una pizca de humanidad en su ser-.

_ Tú eres un híbrido como mi hermana. -dice tranquila y con los ojos serenos, entonces le coloca su mano en el hombro a él y se le acerca al oído- Te diré un secreto, ella no lo será por mucho. -deseaba ver cómo reaccionaba-.

_-se quedó callado unos segundos, no sabía que responder, además de que la presencia del íncubo le ponía inseguro- Eso lo decidirá ella.

_ Veo que la conoces, entonces no te molestará la siguiente pregunta dragoncito ¿ Qué tipo de relación tienes con ella?  -le prestó suma atención a sus gestos y voz-

_ Nosotros somos amigos, buenos amigos. -asegura y entonces se saca la mano de él de encima suyo- Creo que es mejor que te vayas, si quieres le diré que estuviste aquí. -ya no soportaba tenerlo cerca, lo molestaba de alguna forma, incluso su mirada se tornó un poco hostil-.

_ No, solo lograrás ilusionarla, y mis intensiones no son esas. -toma la perilla de la puerta y antes de salir exclama- no te hagas el tonto, Amuria es más cruel y fría de lo imaginas y pronto lo verás. Te lo aseguro. -sonrió y salió casi sin hacer ruido al cerrar la puerta-.

"No me gustaría tenerlo de hermano." pensó Allan y se sintió un tanto frío al pensar algo así, a fin de cuentas, Amuria lo quería y bueno, quizás solo eran presentimientos erróneos de su instinto, nada más.
Ya eran las tres de la mañana cuando la diablesa dio señales de vida, entro sigilosa y quedándose solo en ropa interior se metió en la cama con Allan y apenas lo abrazó desde la espalda. Él no pudo evitar sentirla y entonces se volteó y la tomó en sus brazos, estaba congelada, seguramente había vagado por el bosque como siempre que necesitaba pensar. La diablesa se acurrucó y entre sueño murmuró:

_ ¿Ya no me quieres? -de una forma infantil-

_ Yo te quiero mucho. -le responde también dormido-.

Amuria sonríe y después calla.

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A la mañana siguiente Allan se levantó y la vio dormida, lucía pálida, era raro, aunque los asiáticos son pálidos dijo para sí. Solo se le acercó  con ternura la besó en la comisura de sus labios, estaban calientes como siempre. Entonces se separó y se dispuso a vestirse.

_ Amuria, eres todo un caso Amuria. -dijo resignado y apenas le acarició el cabello para despedirse- Te dejaré dormir, solo espero que tu hermano no te moleste. -le besó sobre el cabello y luego se fue-.

Al salir abrió la puerta y salió directo al lado derecho del pasillo, sin notar que una sombra a su espalda lo observaba con atención.

_ Creo que me voy a divertir un poco en este lugar. -exclamó con malicia y al ver una joven de lentes pasar por allí, al reconocer la marca en su alma, supo que ya tenía un nuevo cómplice-.

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Me confié demasiado, lo subestimé y no fui capaz de preveer nada más que las consecuencias una vez que pasaron. Tonta de mí, al exponer a tantas personas buenas por mi propia ingenuidad. 
Es entendible por una parte, nadie desea el  mal o quiere pensar mal de su propia familia, pero...a veces es inevitable.
Solo lamento el hecho no poder ver lo que Aiperus hacía a mis espaldas, el hecho de haberme lastimado, eso, jamás lo olvidaré...

sábado, 14 de mayo de 2011

Capítulo Dieciocho: ¿Qué demonio?

Amuria y Allan, Amuria y Allan, Amur.....todos lo repetían y nadie lo creía.
Hacía ya un mes que la hebi-onna y el dulce chico pelirrojo estaban juntos, juntos por decir que iban a todos lados, se hablaban todo el tiempo y jugaban entre ellos olvidándose de los chicos a su alrededor. Mao estaba como tonta dibujándolos en sus lindas fantasías romántica, en especial porque al parecer, Amuria al fin había cedido un poco su mal carácter. En cuanto a Dante, no lo creía y solo se resignó, confiado en que la diablesa solo jugaba como siempre. Solo espero que Allan no fuera lastimado también, aunque eso, eso quizás era más probable de lo que pensaba...

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Una noche, Allan y Amuria estaba jugando por el bosque, era una pequeña práctica que había adoptado para hacer ejercicio. Era un juego similar al Marco Polo pero sin tener pistas de la ubicación del otro, el objetivo era encontrar al otro primero.
Entonces mientras el dragón sobrevolaba los árboles, la diablesa se escondía en las sombra de los árboles cuando de pronto se encontró con un río,  se quedó quieta un momento. Allan la vio y entonces bajó despacio para asustarla por la espalda. Ella parecía hipnotizada por el sonido del agua, estaban en medio del bosque, porque...se sentía tan rara. El dragón la abrazó por detrás y ella sobresaltada solo pudo voltear para luego reírse apenas, suspiró calmada y tomando las manos de Allan miró hacia el rió y lo hizo abrazarla por la cintura. Él apoyó su mentón sobre el hombro de ella y también observó el agua.
Aquel sonido invitaba a la paz y serenarse un poco.

_ Estas menos arisca, me gusta eso, jamás te vi sonreír así. -le dice al oído mientras la sentía entre sus brazos y acariciando levemente sus manos-.

_ Si, no se siente tan mal, de verdad...hacía mucho que no me sentía tan bien como estos días. -lo mira de reojo- Quisiera estar así un rato más, solo así...nada más que eso..

_ Como quieras Amuria. -se quedan abrazados, el dragón deseaba que ese momento fuera eterno, ella de verdad quería estar con él, entonces unos segundos después, Allan se apoya levemente sobre la espalda de ella, lo que es seguido de un quejido que hace que se suelten- ¿Qué pasa?

_ -ella se voltea y lo mira tratando de disimular aquello- Es que me dio un escalofrío es todo.

_ ¿Aún no se ha sanado? -le pregunta preocupado y se le acerca tomándola por los brazos- Vamos, no me mientas.

_ -ella lo mira un tanto preocupada ella también- No, no se que pasa....ya debería inclusive haber desparecido la marca, pero no se que pasa. Aún cuando tu herida era más grave, te sanaste más rápido. No entiendo..

_ La saliva de los dragones es curativa. -le dice y solo la mira- Déjame curarte, no te dolerá sol...

_ ¡No! -dice casi con enojo, pero era hacia sí misma- Yo lo haré, no entiendo que pasa, solo quiero que se sane pronto como antes. Ahora, pese a que me siento mejor....temo que si me estoy comportando más como humana,...- seré más débil, pensó sin decirlo, no quería que Allan lo supiera. Casi un mes había pasado desde que se alimentó por última vez, no quería dañar a Allan pero le costaba. Intentó con comer más comida pero seguía igual, no sabía que hacer.-

_ ¿Y por qué no te alimentas más de mi? -le pregunta y le da la espalda mientras mira hacia el bosque, sentía algo extraño-.

_ Yo...-entonces al ver donde él, también lo siente, una energía nueva y muy fuerte- Allan, eso no es algo normal.

_ Lo se, ya me ha pasado antes, se lo que es... -entonces la mira con duda- ¿Esperabas a alguien hoy?

_ No. -dice segura y no se siente bien- Allan, mejor vámonos. -se toma de la cabeza, esa energía le estaba afectando,no sabía por qué-.

_ Amuria. -voltea al verla y la sostiene- ¿Qué pasa? Mejor busco la manera de salir de aquí ahora esa cosa se acerca. -le indica que se subiera a su espalda y ella sin negarse lo hace, su cabeza parecía punzante-.

El dragón comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia la mansión, no sabía que pasaba y de ser por él se hubiera quedado a averiguarlo pero no podía si la diablesa estaba así. La llevó consigo hasta casi llegar y entraron en los silenciosos pasillos de la escuela. Ella se relajó por fin, aquel dolor había pasado al tomar distancia, se recostó en la espalda de Allan.

_ ¿Qué pasó? -pregunta y apenas la mira-.

_ Es un demonio estoy segura, al ser más grande su aura, ha querido invadir la mía y como defensa me bloqueé. La próxima vez podré reaccionar a tiempo, solo me tomo desprevenida. -intenta bajarse de él- Ya estoy bien, bájame.

_ No quiero, ahora te llevo y ya..-dice serio pero sonriendo al final-.

Solo se quedó así, no tenía ánimos de pelear, mientras pasaba por las ventanas intentaba descubrir qué clase de demonio podía ser tan desconfiado como para tener su energía tan a la defensiva, no era algo normal.
Entonces tuvo un mal presentimiento, como si entre los árboles, que más bien parecían un gran montículo verde a lo lejos, alguien la observara. Se sintió mareada, se soltó rápido de Allan y bajó su cabeza, creía que iba a vomitar.
El dragón se dio cuenta y la sostuvo del estómago, intentó no decir nada, si se ponía nervioso seguro se pondría peor. En un momento, la diablesa lo tomó por la gabardina y lo llevó a su altura.

_ Levantame despacio, no me siento bien. -ella apenas levanta la cabeza, sentía una gran presión sobre su cuerpo, sabía perfectamente que significaba. Aquel demonio la tenía a la vista, tenía que salir de ese lugar-

_ Ven, te llevaré despacio. -la sujeta y comienzan a caminar, ella arrastraba los pies, le llamaba la atención. Al pasar por el baño, Allan tuvo que ayudarla a entrar, pese a que era el baño de mujeres pero a esa hora nadie lo vería.-

_ Ya suéltame. -le dijo un tanto ruda y se encerró en uno de los cubículos. Se escucharon ruidos desagradables, la diablesa se dio cuenta que debía alimentarse o se pondría peor. Salió y fue a uno de los lavaderos para enjuagarse la boca, miraba bajo, le costaba concentrarse.-

_-Allan se le acercó, notando por primera vez un color pálido en ella.- Amuria no te ves bien.

_ Perdóname. -dijo con prisa y tomándolo de los hombros le plantó un beso lleno de necesidad, como los del principio de su relación. El dragón sintió como se alimentaba de él, había olvidado esa sensación, pero a pesar del dolor la dejó continuar. Si eso la ayudaba, prefería que fuera de él de quien se aprovechara.- Lo siento. -se separó de él y salió del baño, miró a la ventana el demonio se había ido, ¿Qué había sido todo aquello?¿Solo había querido que ella se alimentara pero no la enfrentó como esperaba?

_ ¡Amuria! -gritó él y fue detrás de ella, la abrazó por la espalda y entonces notó su cara de temor, jamás de la había visto así.- ¿Qué pasa? -dijo intranquilo-.

_ No es un demonio...-casi no respiraba, cómo no se dio cuenta antes.- es...una Shicome.

_ ¿Una qué? -dice mientras la sigue corriendo sin saber por qué huía de esa forma-

_ Una Shicome, es peor que nosotros, debemos ocultarnos hasta que se vaya. Ven. -lo toma de la mano y entonces entran a la biblioteca donde se internan en la zona más alejada, Amuria toma unos libros y rápidamente intenta crear un escondite.-

_ Explícame, no entiendo nada de lo que haces. -siente como ella duda un momento y entonces pasa a decirle-

_ Mira, mírame bien Allan, pase lo que pase no te metas. Esa cosa es más fuerte que tu y yo juntos, porque no es un demonio, ellas no viven en el infierno, ellas son parte de él; y si hay cosa que odian son los íncubos. Si viene déjala conmigo. Pero no te metas. -le pide mientras le sostiene la cara al frente de ella-.

_ ¿Y por qué me trajiste aquí?

_ Eres en una parte demonio, también te atacará si estas solo, pero entre tu mezcla y yo que soy mitad demonio, preferirá quedarse conmigo. No te asustes, no pueden matarnos, solo se alimentan de nosotros como..yo de ti. -baja la mirada- Lo siento.

_ No te dis..-entonces una ráfaga de viento helado los cubre, aquella entidad se acercaba-

_ No me odies Allan. -dice rápido y lo tira contra unos de los libreros y este al golpear se queda tumbado un momento. Ve entonces como la diablesa se dejaba tomar por aquella arpía de horrendo aspecto, como le sonríe. No lo podía creer...¿Por qué lo había hecho? -

La entidad toma de ella lo que puede pero pronto la deja, como si no encontrara lo que quería. Desaparece.
La diablesa sorprendida cae de rodillas, y se sostiene la cabeza, todo le daba vueltas,  esa Shicome no venía para atacarla, solo la había...la había "visto" como si solo fuera una mensajera de algo. Sintió a Allan a su lado y le susurró.

_ Algo malo va a pasar, estoy segura. -pensó un momento, solo había un ser en el mundo que podría enviar a un ente como aquel para revisarla de esa forma. Sintió escalofríos constantes pero aún así se levantó- Salgamos de aquí.

El dragón no entendía nada, pero tampoco creyó que fuera buen momento para preguntar, se la veía un tanto perturbada.

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Casi un mes después de ese extraño episodio, mientras ambos dormían la siesta acurrucados como dos niños pequeños, escucharon que alguien tocaba la puerta. Entonces apenas abriendo los ojos, se pusieron a discutir.

_ Ve tu.

_ No puedo, estas encima mio, ve tu.

_-se corre y sigue acostada- Ve tu, ya no te molesto.

_ Ahh...no tengo ganas, estoy calentito si salgo me dará frío. -se quejó y puso uno de sus brazos sobre su frente-.

_ Eso es más para mi, dale me duele la espalda. -dice en tono lastimero pero de broma-

_ Hace una semana que se te curó, ya no te quejes y ve tu, niña vaga. -le sacude los cabellos y le da la espalda-

_ Ohhh..-se queja y se sienta- ¡Ya voy! ¡Deje de tocar! maldito...-susurra al final y entonces se levanta y sin acomodarse la ropa ni nada abre la puerta. Se queda muda unos segundos- Aiperus...¿Qué haces aquí?


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Fui ilusa al pensar, que el encuentro con esa Shicome había sido solo un suceso sin importancia, todo en la vida tiene un motivo de ser...nada es a lazar.
Quizás el hecho de haberme sentido tan bien, tan viva, tan conectada con el mundo que siempre creí hostil e hiriente, me hizo en parte ciega como la mayor parte de las personas, y no quise ver lo evidente, lo inminente.
Fue en parte bueno, malo y solo fue lo que tuvo que ser...que joven era entonces...
~Aiperus~ 

sábado, 7 de mayo de 2011

Capítulo Diecisiete: Voces

Los rumores, viajan más rápido que el viento mismo, aún más en una escuela llena de adolescentes llenos de curiosidad e intensiones varias. Entonces como era de esperarse los chismes llegaron a quien iban dirigidos.

Allan se sentó en la mesa con su grupo de amigos, y como una manada de lobos, cuyo líder era el más confiable de todos, procedieron a advertirlo.

_ Al, tu sabes que todos te apreciamos y por eso te queremos decir algo. -se miraban entre sí mientras el dragón solo observaba su comida sin mucho interés- Si sientes algo por tu compañera de cuarto es mejor que lo dejes y no te ilusiones...

_-él los mira y solo los escucha-.

_ Mira, eres alguien muy bueno para ella, y aunque no lo quieras ver...ella no es una buena persona. -hizo un pausa y Dante siguió sus palabras- Todos aquellas que han confiado en ella o han intentado quererla terminaron lastimados, y no queremos que te pase a ti también.

_ ¿Alguno de ustedes ha hablado con ella alguna vez? -preguntó serio y bebió un sorbo de agua-.

_ -todos se miraron y uno con una risa burlona exclamó- Todos sabemos que no es necesario a hablarle para que...-uno le tapa la boca-

_-Allan frunció el ceño molesto, sabía a que se refería y de repente unos celos lo invadieron y se levantó para retirar.- Si la conocieran, no serían así con ella.

_ -de pronto Dante se levanta y le grita- ¡A ella no le importa los sentimientos ajenos! Es egoísta y lo verás, al igual que yo...porque yo confié en ella Allan.

_ -el dragón voltea y lo mira, no mentía- ¿Qué te hizo Dante?

_ Ella, me quitó a la persona que más quería, por eso la trato como ya sabes...-su mirada estaba llena de furia- Aunque me contradiga, se bien de lo que es capaz, nunca va a cambiar, y es lamentable que te molestes en protegerla. Ella nunca te mostrara cariño alguno. -su voz era fría y hería con cada palabra-.

Allan lo mira, una sombra de duda aparece en él...tenía que pensarlo, estar solo un tiempo.

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Amuria estaba en el cuarto de Mao ayudándola con unas traducciones. No sabía si era por el trato con Allan o qué pero últimamente se había hecho muy apegada a la pequeña lolita que siempre encontraba algo que contarle. La japonesa estaba encantada con su ayuda, así que la tenía de hermana mayor por así decirlo, aunque la diablesa le había pedido que no la llamara onne-chan.

_ Ne....Amuria-chan...-dice mientras terminaba sus tareas ya sola- ¿Alguna vez te has enamorado?

_ ¿Enamorado? -dice recostada en la cama de ella- No, nunca, ¿Tu? -sabía que solo quería hablar así que solo le llevaría la corriente-.

_ A mi me gusta alguien, pero no se qué hacer. -dice divertida y sonriendo- Es un poco grande para mi, y pensé que quizás podrías ayudarme, pero si nunca te has....-piensa un momento- ¿Te gusta alguien?

_ -Amuria la mira, sin saber le contestó- No se, quizás, no. -¿Tenía dudas?-

_  Mmm mira vos...-ríe por lo bajo- Sabes, a mi me gustan los chicos dulces, tiernos, pero callados. ¿Tu?

_ -piensa, nunca tenía charlas como esas.- Altos, callados también...y no se...

_ ¿De ojos celestes? -dice fingiendo inocencia-

_ Si, porque no. -contesta sin percatarse de la indirecta-.

_ ¿Crees qué es fácil? -dice un tanto curiosa por saber que pensaba ella-

_ No, el amor siempre me ha herido. -luego recuerda que Mao aún era muy chica para conocer tal decepción- Pero, yo porque soy una amargada, tu seguramente encontrarás alguien que te cuide.

_ Pero el amor no es solo cuidarse Amu-chan. -entonces cierra los ojos y dice de forma serena- Amor es respetarse, preocuparse por esa persona, escucharla y poder abrir nuestro interior a ella sin miedo. Yo quiero a alguien que pueda darme eso. -la mira de reojo- Tu, debes verlo y te darás cuenta que hay alguien que gusta de ti.

_ -ella abre los ojos y se sonroja, sin control alguno, recordando ese "Te quiero".-

_ Veo que ya te has dado cuenta...-dice un tanto cuidadosa con el tono que usaba- Tu no eres como todos dicen, porque tu voz te delata, yo creo que serás capaz de aceptarlo. -no dijo en ningún momento el nombre del chico-.

_ -entonces no puede evitar sentir esa presión en su pecho- Yo no puedo, Allan es muy distinto a mi y no entendería...

_ Amu-chan. -la mira y sonríe- Cuando lo miras tus ojos brillan, y él sonríe con ilusión.

_ ¿Como..

_ Digamos que soy pequeña, pero son mis amigos y pude notarlo. Cuando fuiste a pedirme que lo levantara, cuando él me pidio ser buena contigo, ambos son muy atentos. -ríe por lo bajo- Al igual que testarudos.

_ ¡Yo no soy testaruda! -recrimina y luego ante las risas de su compañera suspira cansada- Aún así, eso puede ser falso, es mi amigo y no quisiera perderlo por sentir algo más.......no estoy diciendo que sienta nada, solo estoy diciendo...

_ Sii..-dice con poca fe en esas palabras- Pero, demuéstrale tu amistad, yo soy mujer y entiendo ciertas cosas....no me importan los rumores de ti. En cambio los hombres, pueden dudar mucho por esas cosas y no me gustaría verlos peleados. -le hace ojitos de perrito mojada-.

_ -se larga a reír ante esa expresión y le pregunta- ¿Y cómo hago eso?

_ Solo háblale y dile que le aprecias, tu sabes, a pesar de ser mayor que yo no eres muy lista en cuanto a estas cosas. -dice irónica y se levanta mientras le dice con voz picarona- No seas tan tímida.

_ -levanta las cejas escéptica, era la misma lolita la que le estaba diciendo algo así a una súcubo como ella, que patético y raro, pensó-.

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La diablesa entró en la habitación, estaba vacía, se sorprendió ya era bastante tarde. Entonces se colocó el piyama y se puso a hacer unas cosas, mientras escribía sobre el escritorio veía las horas pasar por el pequeño reloj despertador. Algo andaba mal, Allan se estaba tardando demasiado, ya eran las dos de la mañana y no daba señal de vida. Amuria no pudo evitar mirar por la ventana hacia el bosque, esperando verlo aparecer para esconderse y fingir que no lo esperaba. Pero nada pasó.
Se puso una campera larga y fina que tenía a un costado de su cama y salió por la ventana. Entonces se adentró en el bosque sin saber por dónde ir. El lugar era bastante lúgubre de noche, las sombras, el frió, los colores confusos de los arboles y caminos. En un momento, sintió algo, un calor cerca. Supo que tenía que ser él. Comenzó a correr en la dirección que recibía esa energía, no sabía porque corría, solo corría.
Entonces llenó a un pequeño claro donde la luz de la luna parecía danzar en la briza. Él estaba acostado en un árbol dormido encima de de una de las ramas más altas. Amuria liberó sus alas y subió para verlo con más con atención. Lucía bastante tranquilo, ve un papel en su mano, entonces sin pensarlo lo toma y lee.

" ¿Vale la pena sentir por alguien tan fría y sin sentimientos?"

Se quedó congelada unos segundos, no podía creer que Allan había escrito algo así sobre ella, en parte era así pero tampoco es...La mente de Amuria se nubló un instante, sus ojos brillaron rojos de ira y como para completar las cosas, el dragón despertó.
Al ver las alas y los ojos no pudo evitar confundirse.

_ ¿Johana? -dijo aún dormido cuando siente como la rama que lo sostenida se cae junto con él, quien alcanza a reaccionar y saca sus propias alas.-

Mira a lo lejos, siente que era un demonio, y uno bastante fuerte por el momento. Voló hacia a gran velocidad y al alcanzarlo se sorprendió. Era Amuria, ¿Qué hacía ahí? Una sonrisa torcida se formó en su rostro, le había llamado Johana, seguramente por eso se había enojado pensó pero antes siquiera de que pudiera explicarse la sintió ir hacia él y ambos se tomaron de las manos empujándose mutuamente.

_ ¡Amuria que demonios haces! -le gritó él pero al verla como demonio completo se asustó en serio.-

_ ¡Ser un demonio!¡Eso hago! -le dijo y entonces enciende sus manos en fuego y ríe un tanto histérica, estaba dejándose llevar por sus emociones y perdiendo el control- ¡Tu no sabes lo malvada que puedo ser!

Allan supo que ya no era la misma, sus ojos se veían más rojos que nunca y a su alrededor se había formado un aura oscura. Entonces, a pesar de no querer hacerlo, se transformó en dragón por completo. Sus ojos eran rojos como los de Amuria, ya que los dragones descendían de demonios, tenía un cuerpo bastante grande pero atletico, sus garras y cuernos eran verdes oscuros, su pecho marrón y las escamas que lo rodeaba de un rojo intenso que brillaba ante la tenue luz nocturna.
Fue hacía la diablesa e intentó pararla, pero al sentir la resistencia no pudo y la soltó, no quería herirla y tampoco dejarla así de loca para que ella lastimara a alguien.
Amuria solo sonrió con malicia, de verdad lucía como un demonio, creo una bola de fuego y la lanzó contra su rival. Él se cubrió con sus escamas y lo soporto, ambos eran del mismo elemento, eso no funcionaría. El dragón se movió rápidamente sobre lo cola y logró tirarla al suelo. Se colocó sobre ella, esta se teletransportó y lo tiró de espaladas a él.
La paciencia de Allan se agotaba, no quería llevar a más las cosas pero ese golpe le dolió de verdad. Entonce decidimos volvieron al aire, esta vez con real intención fue hacía ella para detenerla. ella se escapaba bromista y lo hacía ver a todos lados cada vez que la perdía de vista. El dragón era fácil de engañar pensó.
Allan cansado de esa broma y sus continuos golpes, esperó y en cuanto la sintió se volteó y la golpeó, sin darse cuenta, con mucha fuerza. Ella se estrelló contra un árbol y se lastimó la espalda, una de las ramas le habia hecho un corte. El dragón se percató de ella al escucharla dar un grito de dolor, fue en su socorro pero la diablesa mal interpretó su intención y abriendo sus alas lo tiró hacía atrás con sus piernas.

_ ¡Amuria ya basta! -pidió usando su voz y agregó- ¡yo no quier....-abre sus ojos con sorpresa, ella se había teletransportado hacía él y con sus uñas le había hecho un gran corte en el estómago-.

Él calló y entonces poco a poco fue regresando a su forma humana, se tocó la herida con la mano y vio que estaba sangrando demasiado. Comenzó a gritar un tanto asustado y otro por dolor, quedó de rodillas tratando de contenerse.
Amuria bajó hacia él, dijo aún con maldad.

_ ¿Ya no quieres jugar? -al escucharlo gemir de dolor, al ver la sangre, se arrodilló frente a él- ¿Nee...Allan?

Entonces él la miró con verdadero sentimiento, pero sin llorar y un tanto aturdido.

_ Eres una tonta. -le dice y apenas sonríe pero luego su mueca solo fue dolor y se agachó sin más-.

Los ojos de ella se vuelven marrones, no sabía como, el ver como su sonrisa se desvanecía le provocaba tal reacción. Poco a poco se transformaba en humana, retomando su consciencia, cuando por fin reaccionó.

_ ¡¡Allan!! Gomene, atashi...-se acerca a él y lo escucha decir-

_ No te entiendo...ayúdame. -le ofrece un brazo-

Odiaba hablar así pero estaba asustada, después de mucho, estaba asustada. Lo tomó en sus brazos y lo teletrasportó con ella a la habitación. Pronto saldría el sol y si alguien lo veía así ambos tendrían problemas, tomó lo primero que encontró, una sábana y la cortó en varios pedazos, no lo podía llevar a la enfermería sería muy difícil de explicar. Estaba a punto de colocárselas cuando él la detiene y ya un poco pálido le dice:

_ Espera, esto ayudará. -mete su mano en su boca sacando un buena cantidad de saliva, un poco más espesa que lo normal. Luego la untó en la herida y sosteniéndose con fuerza de la campera de Amuria llegó a decir- Estaré bien, solo trata de contener la sangre.

_ Hai...-dijo un tanto impresionada por aquello, quizás asqueroso pero Allan sabía lo que hacía-.

Lo envolvió con cuidado mientras sentí como apretaba su campera con esfuerzo. Cuando pasaba las vendas por su espalda y ella misma se agachaba para hacerlo sentí un agudo dolor en su espalda pero lo ignoró y se enfocó en él. Una vez que terminó lo cubrió con sus sábanas y se quedó a su lado.
Escucharon golpes en la puerta, Amuria se levantó con apuro y solo intentó lucir lo más normal posible. Abrió la puerta, era el director.

_ Srta. Himemiya ¿Dónde está su compañero? Es común que usted falte a clase, pero él es distinto pasó algo. -la miró con duda-.

_-vaciló un momento- Es que hoy se sentía un poco mal y me quedé a cuidarlo. -le inventó y trató de lucir tranquila- pero ya está mejor.

_ ¿Qué tiene? -entró al cuarto y lo vio dormido, tenía una apariencia media cansada- Debería llevarlo a la enfermería.

_ No, es que...-piensa rápido- no quería preocupar a nadie, y a mi no me molesta cuidarlo, solo se sintió decaído pero no es nada en serio.

_ -el hombre la mira, podría ser que lo engañara pero ella no era de mentir, era demasiado honesta- Bueno, lo dejaré a tu cuidado entonces, solo que debes llevarlo a la enfermería si empeora, en todo caso saca lo que quieras de allí te doy permiso. Cuídalo Amuria. -va hacia la puerta-.

_ Si, claro. -dijo seria y entonces cerró la puerta-

_ Amu...-llega a decir el dragón que estaba despierto pero aún dolido-.

_ Allan. -se voltea rápidamente y va hacia él, entonces siente como la toma de la mano y la empuja hacia él- ¿Qué haces?

_ Ya no hables. -la abraza cuando siente algo en su mano, recuerda que ella también estaba herida pero..-

_-se da cuenta de como la acariciaba con delicadeza- Tranquilo, no siento dolor, ya sanará. Ahora dime...¿Cómo te sientes?

_ Mejor, ya debe haberse cerrado pero aún me cuesta moverme. Eres peligrosa cundo te enojas, en serio. -dice serio, sin bromear. Entonces la sostiene con un brazo y se lame la otra mano he intenta ayudar a la diablesa con su espalda pero esta no se lo permite- Amuria...-la mira con confusión y agrega- Déjame ayudarte.

_ No, fue mi culpa lo que te pasó, me lo merezco. -se alejó un poco pero aún así lo sostenía con una mano, esa conexión era muy común entre ellos- ¿De verdad piensas eso de mí Allan?

_ ¿Qué cosa? -dice sin entender, no se había enojado por aquella confusión de nombres-

_ De si valía la pena sentir por alguien tan fría y sin sentimientos. Solo conozco una persona que encaja con algo así. -mira hacia el suelo-

_ Yo no escribí eso. -le aclara y apenas se voltea hacía ella- Ese papel lo encontré en mi mochila y lo iba a tirar pero no me di cuenta y me quedé dormido pensando...

_ Ahh...-se sintió una tonta por haber pensado eso, de verdad, el dragón no diría algo así o al menos Amuria no quería que lo hiciera- Y....¿Johana?  -ya aquí tenía un tono de celosa-.

_ Es que..-piensa en lo pasado- estaba dormido, y por tus alas pensé que eras ella, te pareces a un..

_ dragón.. -completa ella y sonando arrepentida exclama sin mirarlo- Lo siento, de verdad, no quise hacerte daño.

_ -él se levanta apenas y le acaricia el cabello sin soltarle la mano- Está bien, ya pasó, lamento lo de tu espalda, me salí de control y no me medí, en parte fue mi culpa también.

_ Lo hiciste para detenerme, yo tampoco me di cuenta de lo que hacía hasta que...-recuerda la cara de Allan y el miedo que la invadió en ese momento- No vuelvas a asustarme así, si vuelvo a ponerme de esa forma, no seas tan tonto como anoche.

_ ¿Te asusté verdad? -dice un tanto sereno al sentirla de esa forma, al usar tanta energía en el combate de seguro no estaba muy altiva ella tampoco. A los minutos que no respondía , él no insistió solo se recostó y la jaló de la mano- Ven, duerme conmigo un rato.

_ -ella lo mira un tanto confundida y sin pensarlo se acuesta con cuidado a su lado y se le queda mirando fijo a esos ojos celestes tan extraños- Sabes, yo...-no sabía que decir-... tengo sentimientos.. -se acurruca en el pecho de él pero sin apoyar su cuerpo en el suyo-.

_ Lo sé, tranquila, no importa lo que me digan. Solo sé y creo lo que tu me demuestras, aún pienso lo mismo que la primera vez que nos reímos juntos. -la diablesa se sorprende de su memoria, él la mira y sonríe- Nos llevaremos bien.

Ella lo abraza ligeramente por el cuello, como siempre, él la sujeta con delicadeza, como siempre. Se miraron hasta que ambos notaron que estaba sonrojados, pero no les importó. Allan se acercó con cuidado, un tanto tembloroso y con suavidad sus labios apenas rozaron lo de su amiga, ella también temblaba ante aquel simple contacto. Se quedaron así un lapso corto de tiempo, pero en realidad ninguno quería separarse, el calor, esa sensación entre ellos. Amuria quedó un tanto aturdida en un momento y se separó con cuidado, no se parecía en nada a los besos que había dado en su vida, y vaya que eran muchos.
Él la miró apenado y pegó su frente con ella, sonrió por lo bajo,  susurró:

_ Se que esto te sonara tonto y cursi, pero es como si...-hizo una pequeña pausa- fuera mi primer beso.

_ No es tonto. -apenas respondió, porque ella lo sentía así, era extraño. Solo se quedó así, seguro eran ideas suyas, pero esa sensación de costillas seguía en sus labios, haciéndola dormir con una sonrisa...ambos...juntos.

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Jamás olvidaré ese beso, porque nunca se volvió a repetir, fue y será único para ambos.
Aún no me atrevía a decir nada, pero era muy obvio que Allan se daba cuenta, como de a poco nos fuimos haciendo más humanos. Desde aquel incidente, nos volvimos más considerados, yo en especial, comencé a tratar de bajar mi nivel de agresividad ya que al parecer no tenía tanto control como pensaba. Y él solo dejó que todos se cansaran de advertirle para de eso forma demostrarles, que yo podía cambiar...o más bien...que nunca fui tan mala como los demás creían...
Quizás aquello pudo haber pasado, si en esa noche recuperamos o despertamos cierta inocencia que creía perdida, ¿Por qué no cambiar?¿Por qué optar por él?¿Por qué no?
Porque no era solo yo,yo nunca fui una,yo era una mitad. Y mi otra mitad reclamaría lo que era suyo, entonces...¿Qué debía hacer?.