domingo, 5 de junio de 2011

Capítulo Veintidós: Mal

Allan deja a Mao en su cuarto le pone un letrero de "No molestar", entonces comienza a correr con desesperación por lo pasillos, en dirección a su habitación. Entró a la misma, nadie, comenzó a preocuparse. Se recorrió todo el instituto, abriendo y cerrando puerta tras puerta, cada persona que veía y le preguntaba no llegaba a terminar la pregunta que el joven ya estaba corriendo hacía otro lado. ¿Dónde está? Se decía una y otra vez al encontrar a todo el mundo menos a la diablesa. Sintió un escalofrío a su espalda, se volteó, era su hermano. Se abalanzó contra él y sosteniéndolo de la camiseta le preguntó:

_ ¿Dónde está Amuria? -lo miraba con odio, estaba seguro que él estaba detrás de todo aquello-

_ Mira no se de qué hablas. -se hizo bien el tonto y le sonrío- Pero si tanto te importa, yo buscaría....en el bosque.. -mira por lo bajo y siente que lo suelta y se va corriendo, pero entonces se vuelve y apuntándolo con el dedo exclama-

_ Vuelve a meterte con Mao y juro que no respondo de mi. -se voltea y sale corriendo por la puerta principal-.

_ Ja, es más tonto aún que mi hermana. -ríe sin tomarse nada en serio aquella advertencia y solo camina como si nada-.

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El dragón exploraba desde el cielo todos los árboles y claros a su alrededor en busca de su compañera. Entonces a lo lejos, cerca del río, divisa un punto inmóvil y extraño. Se acerca un poco y se da cuenta, baja con rapidez y transformándose nuevamente en humano la observa.
Era Amuria, inconsciente, la revisa y nota que estaba golpeada y bastante débil. Entonces al intentar levantarla siente algo cálido en su mano, la retira de su espalda y ve como su sangre lo manchaba. Se asustó y entonces apenas la movió a un costado y pudo percatarse de la herida en su espalda, justo en su espalda tuvo que ser.

_ Ayy Amuria, lo lamento. -dice con un tono lastimero y le acaricia la mejilla con suavidad, no respondía.-

La tomó con mucho cuidado entre sus brazos y la puso sobre su pecho para no ejercer presión sobre su herida, entonces comenzó a caminar lento hacía la mansión, debía curarla y esperar. La diablesa se siente extraña como si flotara, nota que alguien la cargaba, apenas abre los ojos y murmura:

_ ¿Allan? -su voz era baja y temblorosa-

_ Ya no hables, descansa, no te preocupes. -le dijo y apenas le tocó el pelo, percatándose que este era negro y oscuro, no rojizo como antes, muchas preguntas cruzaban su mente en ese instante pero solo se podía enfocar en ayudarla lo más rápido posible.

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Amuria despertó, su vista nublosa tardó en aclararse, estaba boca abajo sobre su cama. Intentó levantarse pero un agudo dolor se lo impidió, apenas emitió un leve gemido ante eso y  se quedó como estaba. Estaba muy cansada y casi no podía mantener los ojos abiertos. Escuchó la puerta abrirse, no tenía idea de que pasaba más allá de su almohada, la cual abrazaba con confusión en la cabeza.

_ ¿Amuria estás despierta? -la voz de Allan sonaba preocupada, se le acerca y apenas posa su mano  sobre su cabello-.

_ Creo que si, ¿Qué demonios..-volvió a intentar levantarse pero no podía.- ¿Qué pasa? -dice angustiada, odiaba su estado, se miró las manos, era humana.-.

_ -la sostuvo para que no volviera a intentar  levantarse- Ya tranquila, no estás en condiciones como para eso. Te encontré en el río y te traje, no sabía que hacer así que solo limpié tu herida y apenas la vendé pero tuve que ponerte así o sino no se cerraría-.

_ ¿Herida? -dijo y entonces tratando de hacer memoria, aquella noche es evocada en su mente, aplasta su cabeza contra la almohada-. ¿Cuánto tiempo dormí? -pregunta con esfuerzo, el dolor volvía a apoderarse de ella-.

_ Unas seis horas desde que te encontré, me preocupas mucho, Amuria....-temiendo por la respuesta- ..¿Qué te pasó?¿Quién te hizo eso?

_-suspiró y apenas mirándolo de lado intentó fingir y le dijo- Tenías razón al desconfiar de Aiperus, él me engañó y...y...-sus ojos se llenaron de lágrimas- soy una tonta.

_ Vaya que lo eres, lo sabía ese tipo no es de confiar y tu tan tranquila, debes tener más cuidado. Pero por suerte no....-siente un ruido extraño- Ahh ya no importa, Amuria no es tu culpa, tan solo..-le quita la sábana de la cara y entonces, sus miradas se cruzaron.-

La humana entonces, sintió mucha tristeza, enojo y temor juntos, sus emociones la atacaron desprevenida y su orgullo ya no era tan fuerte como para ocultarlas, no ya más. Estiró su brazo a Allan y tomó apenas su mano, murmuró:

_ Soy un tonta ¡Soy una tonta! -una lágrima clara se deslizó sobre su mejilla, y a esta siguieron muchas más.- Allan, perdón. -comenzó a llorar con intensidad, intentaba limpiarse pero era inútil, ya no podía contener todo lo que sentía, todo el dolor que guardaba era libre al fin, era lo último que podía soportar. Su llanto era profundo y su respiración costosa.-

-El dragón se sorprendió, nunca creyó que la vería así, lucía tan frágil. La abrazó con cuidado y apoyando su rostro sobre el de ella le susurró- Debes calmarte o será peor. -la miró, verla llorar, escucharla, le hacía sentir un gran peso en el alma. Podía sentir el dolor de ella.-

_ Duele mucho Allan, estoy triste, muy triste. -dijo entre sollozos y apretó su mano mientras continuaba llorando- No quiero llorar, lo siento, pero no puedo.. -se tiró contra la cama y entonces comenzó a lanzar gemidos de dolor y pena, parecía no poder consolarse-.

_ -La contuvo lo más que pudo, sabía que no podía hacer nada y eso le molestaba.- Ya, todo está bien ahora, por favor...no llores, ya no importa, no llores o solo te harás más daño. -decía una y otra vez, sentía sus esbeltos brazos y su pecho exaltarse ante los espasmos y agitación de su cuerpo. No dejaba de llorar, parecía alguien tan dolido que hasta al dragón se le pusieron brillosos los ojos, no podía verla así.

Un buen tiempo pasó hasta que la joven comenzó a calmarse, dando un pocos suspiros de cansancio, las lágrimas dejaron de caer y su voz se calló un momento. Respiraba de forma pausada, le costaba mucho ya que le dolía al inhalar. Cerró los ojos y solo se quedó muda unos minutos. Allan la abrazó y posando una de sus manos en el cuello de ella intentó calmar su respirar aliviando sus suspiros. Notó que las vendas que le había puesto estaban llenas de sangre. Sintió las mejillas de Amuria un tanto calientes pero con todo lo que había sollozado no era de sorprender. Se levantó con cuidado y quedando a su altura para verle el rostro le sostuvo la mano y le dijo en tono bajo.

_ Debo cambiarte las vendas. -era amable, sintió como ella soltaba su mano y solo le daba silencio- Bien, no te preocupes, yo puedo curarte pero debes estar calmada o no sanará.

_ -apenas abrió los ojos, el marrón claro resaltaba en su cabellera negra- Perdóname. -dijo con tono lastimero, odiaba llorar y temía que Allan la creyera débil por ello-.

_ Está bien, no te disculpes, solo descansa un poco ¿Si? -le besó la frente con ternura y se levantó para buscar nuevas vendas-.

Fue hacia un mueble, sacó alcohol y más vendas que había sacado de la enfermería con la excusa de hacer un botiquín para el salón de educación física. Se acercó a la chica y con mucha delicadeza bajo la sábana que cubría la mitad de su espalda para curarla, le había cambiado la ropa mojada y la dejó descubierta en el pecho por la herida. Al verla no pudo evitar sonrojarse de pena, es que no acostumbraba a verla así porque si.
Sacó con cuidado las vendas manchadas, humedeció un algodón con alcohol y apenas le dijo a Amuria.

_ Esto te va a arder, solo intenta contenerte para no gritar, ten. -le otorga su mano libre- Apriétala cuanto quieras, yo igual seré suave. -con un poco de temor le roza apenas y más decidido comienza a limpiar las heridas. Sentía como las uñas de ella se hundía en su piel, como cerraba sus ojos con esfuerzo y se mordía el labio inferior para no emitir queja. La cortadura más grande cruzaba justo por encima de su columna, y a sus costados de un lado dos y de otro tres cortes más. Paró un momento, al terminar con las pequeñas- Respira, ahora viene lo peor, no sabes como me gustaría decirte que no dolerá pero no me gusta mentir.

_ Lo sé. -le dijo apenas y lo miró- Sigue. -ordeno volviendo a poner su rostro sobre la almohada-.

_ Bien. -trago saliva y sin más, realizó el último paso, esta vez Amuria no lo apretó, ni sintió que se contuviera. Eso lo motivo a continuar y hacerlo rápido. Al hacerlo, soltó la mano de ella y empezó a colocar las vendas nuevas, las heridas no dejaban de sangrar, quizás era más grave de lo que pensaba. Apenás las aseguró al costado de su cuerpo con cinta hipoalergénica y entonces la cubrió un poco y se le acercó para hablar.

_ Responde con la verdad, ¿Estarás bien pronto? -siente que respira y luego de unos segundo oye su respuesta-.

_ No, no lo sé, lo único que tengo en claro es que no aguanto el dolor. ¿No tienes nada para eso? -dice mientras intenta quedarse quieta-

_ No, es que, no creo que sirvan. Amuria, yo no puedo ayudarte, estás muy mal. -hace silencio un momento- Te vas a enojar pero debo decirlo, ¿Debo llevarte a un hospital?¿Cómo te sientes?

_ - lo medita un momento y luego solo suspira, no, no podría sanarse sola.- Me siento muy mal, creo será mejor eso.

_ De verdad debes sentirte así para decir eso. -piensa en voz alta y luego acota- Esperemos a que estés más calmada y entonces te levantaré para llevarte. Ya cuando sea de noche nadie nos verá y si volvemos antes de que pase la supervisora no se darán cuenta. Igual pienso quedarme unos días contigo. -le dice muy serio y la besa en la frente- Ahora yo te cuido, ¿Entendido?

_ -ella sonrió, jamás la habían besado de esa forma- Y no creo poder emitir queja. -dice con voz baja y entonces le dice- Allan tengo hambre, ¿Puedes traerme algo de comer?

_ Emmm claro, ¿Qué te gusta? -le pregunta ingenuo como siempre-.

_ Cualquier cosa. -dice y se cubre con el pelo-

_ No, espera no vuelvas a hacer eso.

_ ¿Qué cosa? -dice por lo bajo-

_ Eso, déjame verte.- le levanta el pelo y con un gomita que llevaba de pulsera se lo ata- No quiero que te ocultes de mí, muéstrate, yo no te juzgaré, me asustaste antes y no lo volverás a hacer. -le sonríe y entonces agrega- Mira no te quejes del peinado, solo quiero ver que estés bien y es difícil con tu "posición".

_ Pervertido. -le dice graciosa al escuchar su tono sabía muy bien que la había visto y aún estaba sonrojado-.

_ No soy pervertido. -dice y entonces sale por la puerta- Ya vuelvo y te traigo algo.

_ Hazte el tonto nomas. -dice divertida y al sentir la puerta cerrarse solo mira por lo bajo, suspira fuerte y llora un poco más- ¿por qué tiene que ser tan bueno?

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Allan volvió con una bandeja llena de pan, fideos, confites, había puesto de todo un poco porque no tenía idea de que comía Amuria, ya que no recordaba viéndola comer. Entonces la vio dormida de vuelta, la sacudió un poco y ella despertó.

_ Ten come un poco, pronto será de noche y nos iremos. -se le acerca y se coloca encima de ella- Ven te ayudaré a enderezarte un poco, sabes unos de mis hermanos tuvo una herida así y se un poco sobre cómo ponerte para que no te moleste tanto. Permiso. -con uno de sus brazos la sostiene de su abdomen desnudo y le asoma una almohada entonces queda más altiva, era liviana, el dragón intentó sacar su mano y se sintió rozar con el pecho de ella. Se levantó con apuro.- Perdón. -dijo tragando saliva y solo intentó dejar de estar tan avergonzado, la había visto desnuda, había estado con ella pero no sabía porqué le daba tanta pena ahora-.

_ Gracias Allan. -le dice por lo bajo mientras ve lo que le había llevado, casi no sintió cuando la levantó. Comenzó a comer los fideos.-

_ Supuse que comerías eso. -dice sentándose a su lado- Mao me dijo que te gustaría.

_ Mmm...¿Cómo está ella? -pregunta como si nada-

_ Bien. -no le contaría lo que Aiperus le hizo, igual la lolita no recordaba nada.- Le pedí ayuda porque no sabía  lo que te gusta.

_ No, yo tampoco, pero igual hace tanto que no como que no me quejo. -apenas lo miró, pensando que había notado el cambio en su cuerpo- Este Allan, estas raro, nunca me pediste permiso antes. -mira hacia otro lado- Ya no te parece lindo mi cuerpo. -claro era entendible, pensó, sacando su parte de súcubo se volvía alguien normal, una mujer muy esbelta por su herencia nipona y con menos atributos por así decirlo. Se quedó cabizbaja-.

_ No, no, no es eso Amuria. -dice rápido, no pensaba eso.- Es que...-entonces se sincera sin más- Te ves frágil y tengo miedo de hacerte daño...además pareces más humana y me da vergüenza. Pero eres linda como siempre. -intenta arreglar el detalle y le sonríe-.

_  Bueno. -dice y termina de comer, deja todo a un lado y se saca la almohada del abdomen sola se recuesta con cuidado- Sabes, sigo sintiéndome tonta, eso es muy común cuando soy humana. -se tira el pelo a un lado para verlo- Incluso odio el color de mi pelo.

_ Vamos no está tan mal tampoco. -se le acerca apenas y le acaricia la mejilla- A mi me gusta, aunque te hace más pálida, más más Mao por así decirlo jajajjaja -ríe y siente como lo agarra de la camisa y lo acerca a su rostro-.

_ Ya falta mucho para poder irnos. -su expresión era confusa-.

_ Solo unas horas, ¿Te duele mucho? -le pregunta y la toma del cuello mientras la miraba directo, estaba muy cerca- Amuria quieres...

_ No, no puedo así. -le responde leyendo sus pensamientos- Solo me gusta tenerte así.

_ A mi también. -entonces elimina el espacio que los separaba y une sus labios mientras la besa de forma suave y delicada, como si fuera lo más frágil que alguna vez tuvo- Yo te quiero. -le dice y la mira con el mismo sentimiento en sus ojos, la ve sonrojarse-.

_ Tonto. -lo besa de nuevo y luego solo desvía la mirada para evitar decir nada-.

_ Ya no seas tan seria. -se sienta al costado de la cama y tira su cabeza para atrás apoyándose en el colchón y cierra los ojos- Sabes que te encanta que se bese así.

_ Presumido. -dice por lo bajo y posa su mano en la frente de él- Te voy a tener que despertar ¿cierto? te quedarás dormido así.

_ No, solo descanso los ojos un momento...

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Eran las 23 de la noche, ya no se escuchaba a nadie en la escuela, la joven sacudió un poco el hombro de su compañero y le dijo:

_ Vamos Allan, despierta. -lo sacude más fuerte hasta que se cansa y entonces le tira del pelo-.

_ ¡Hey! -dice mientras se despierta de a poco- Eso dolió, que te pas..ahh cierto, perdón. -ríe un poco y se levanta, le mira las vendas, estaban manchadas de vuelta, ¿Cuánta sangre tenía Amuria?- ¿Te siente bien?

_ Estoy un poco somnolienta, creo que mejor nos apuramos. -al levantarse apenas se siente mareada pero no dice nada.-

_ Será mejor que aseguré tus vendas, tengo miedo de que si las cambio de vuelta no puedas moverte después. -así lo hace y una vez listo la sienta mientras escucha los quejidos de ella le coloca una remera de él para que no se le notara el hecho de andar sin nada debajo- Ven sostente de mí, si no puedes yo te tengo tranquila.

_ Bien. -se toma de su hombro y se pone con ayuda del dragón unos pantalones y unas zapatillas.- Vamos.

La tiene con firmeza, le puso una mano en el abdomen y otra por encima de los hombros. Temía por que se cayera. Ella solo confió en él, ya que no podía decir nada, sentía fuertes puntadas cada vez que se movía pero tenía que seguir.
Pasaron varios pasillos, ya solo faltaba salir por la puerta principal, tomaron un descanso corto para que Amuria pudiera respirar, estaba agitada y decaída.
A sus espaldas se escuchan ruidos de pasos que se detenían justo allí detrás. Pensaron en que habían sido descubiertos, que el Director o Supervisora los iba a mandar a detención pero nada comparado a los rumores en cuanto a Amuria.
Allan miró con cuidado, entonces la han'gô sintió como se ponía en alerta y su mirada se tornaba enojada.

_ ¿Qué haces aquí? -pregunta, era muy obvio, que lo único que quería con ese tipo era devorar sus órganos y dejarlo a la intemperie-.

_ Solo me llamó la atención ver a Amuria aceptar tu ayuda, aunque no debería sorprenderme, ya que ella...

_ ¡Aiperus basta! -dice alto y lo mira apenas tratando de ocultar su dolor- Dices una palabra más y yo...

_ ¿Tu qué? No puedes herirme, ya lo has comprobado y sin embargo aún sigues desafiándome, realmente eres testaruda.-comienza a caminar hacía ella, sintió el olor a sangre de sus heridas- Veo que no puedes defenderte, ser indefensa nunca te sentó bien.

_ ¡Cállate! -le defiende Allan y entonces estaba a punto de ir hacía él para golpearlo cuando siente la mano de Amuria tocarle la mejilla-.

_ Ya ignóralo, tan solo salgamos de este lugar, por favor. -lo mira con pocos ánimos sentía que sus fuerzas la abandonaban-.

_-por primera vez en su vida, guardó su ira y solo se ocupó de ella, abrió la puerta y salieron.- Ya, estarás bien. -le susurró mientras se alejaban-.

_ Esto se está poniendo más interesante de lo que creí, de verdad lo quiere y eso, solo la hará más fácil de convencer. -dice en la oscuridad cuando el destello de sus ojos rojos de desvanece-.

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Amuria y Allan ya estaban en frente del hospital de la ciudad más cercana, habían ido en taxi, así que solo les sobraba entrar. Aunque no tenían bien en claro qué decir, de pronto el dragón siente como todo el peso de la joven caía sobre él. La abraza sin poder evitar tomarla por la espalda y la ve, se había desmayada. Ya sin más, ni excusa ni nada entra y comienza a pedir ayuda. Unos enfermeros y el médico de guardia van con él y le quitan a Amuria de sus brazos, se la llevaron y la atendieron. Allan se sintió vacío al no tenerla a su lado, solo podía esperar.
Pasados solo unos segundos, una enfermera se le acercó y lo condujo por unos pasillos mientras le decía:

_ Ven rápido, está histérica, se acaba de despertar y debemos suturarla pero no nos deja. -lo hizo entrar a una de las habitaciones donde vio a Amuria de espaldas, con la herida al descubierto pero nadie se le acercaba-.

_ Amuria ¿Qué pasa? -dijo preocupado y fue a su lado, entonces siente cómo la toma la mano-.

_ Ahora si puedo. -dijo a la doctora a su costado y esta con algo de miedo se le acercó-.

_ No puedo ponerte anestesia por el lugar, sería riesgo así que chico, intenta que esté calma hasta que termine de coserle las heridas. -dice la mujer mientras hilvanaba la aguja-.

_ ¡¿Cómo así nomas lo harán?! Ella está muy mal que pasa si se desmaya o no lo soporta..-la hango le toma la mano y le dice-.

_ Ya solo te quiero aquí, está bien, ¿recuerdas? -cerró los ojos y se quedó callada-.

La doctora hizo su trabajo, la joven al tener la mano de él no hizo nada, pese a que era muy sensible, no se sintió tan mal. Entonces al terminar sintió cómo la vendaban nuevamente y se dio el lujo de dormir un poco. Allan la miraba con preocupación, nadie se animaba a preguntar nada al parecer, mejor pensó.
La doctora le había dicho que necesitaría mucho reposo y que descansara, igual sus heridas debían ser controladas pero al ofrecerles quedarse en el hospital ambos se negaron por una cuestión de tener que vigilar al demonio en el instituto y no levantar sospechas de los problemas estaban ocurriendo.
Llegaron al instituto, Allan la llevaba encima, ella estaba dormida, pero entonces...en cuanto entran estaba casi toda la escuela esperando como si nada, sin mencionar la cara de los directivos al verlos juntos. El dragón se sintió congelado un momento, ¿Cómo rayos supieron que....
Nunca se sintió más desorientado que entonces, pero no se exaltó ni nada, solo musitó:

_ Con su permiso, explicaré luego pero debo llevarla al cuarto. -entonces comienza a caminar entre la multitud que nada entendían pero igual nada dijeron-.

Esa mañana, el dragón estuvo absorto en explicaciones y cuestiones y sermones comunes para los humanos, sin mencionar la mil y un historias que había nacido de su ahora posición con Amuria. Después de dos horas hablando con los directivos por el "accidente" de la chica, lo dejaron ir ya que le creían, claro él era de confiar y además no había pruebas de que fuera otra cosa. Al menos escapó de esa.
Después mientras iba a su cuarto, todos lo invadían de preguntas pero él no respondió nada, al llegar a la puerta la encontró a Mao con cara de preocupada, la tomó los brazo y entraron con rapidez.

_ ¿Qué pasó Allan? Me dijiste que estaba resfriada, no lastimada. -le reprochó y entonces se dirige a Amuria-.

_ Ya espera, yo te explico. -la frenó y la sentó en la cama de al lado- Ayer fuimos al bosque y nos caímos de un árboles, ella rozo con el tronco y quedó muy lastimada, pensamos que se enojarían e intentamos arreglarlo solos pero ella se sentía muy mal y tuve que llevarla al hospital. Evidentemente alguien se enteró y lo dijo a toda la escuela, pero no quería preocuparte por eso no dije nada. -repitió el mismo discurso que a todos-.

_ Bueno, que tontos que son. -lo reto como una mamá enojada y luego solo se dedicó a ver a su amiga- ¿Se pondrá bien verdad?

_ Si, claro, ella es muy fuerte lo sabes. Solo necesita descansar. -la abraza como siempre- Creo igual, que le vendría bien una amiga que la acompañe, ¿entiendes?

_ Si, lo sé. -le corresponde el abrazo y luego le dice- Debes estar cansado si estuviste toda la noche con ella, ve y date una ducha, come algo, yo la cuido...

_ Me vendría muy bien. -la suelta y busca algo de ropa para irse.- La cuidas y si pasa algo o se despierta me avisas.

_ Hai. -asienta con la cabeza-.

El pelirrojo se va y las deja solas. La nipona de lentes se queda viéndola un rato, entonces le coloca la mano en la nuca, el resplandor de la marca de la parte súcubo de Amuria se hace presente. El rostro de la joven se torna serio por completo y entonces la toma con fuerza del cuello lo que hace que Amuria se despierte sobresaltada y en un intento por defenderse la toma del brazo e intenta quitársela de encima.

_ ¡Mao suéltame! -grita a sabiendas de que si estaba bajo el poder de Aiperus difícilmente pudiera recordar que eran amigas-.

_ No entiendes, esto es solo el principio, tu hermano no te dejará en paz. -dice con otra voz-

_ ¿Quién eres? -dice apenas mientras siente que la suelta, entonce nota que en realidad no le estaba haciendo daño, la estaba curando, ya no sentía dolor al menos- ¿Qué..

_ Soy un viejo amigo, ahora te regreso a la lolita. -sonríe y entonces Mao se queda en blanco un momento, vuelve en sí como si nada y al ver a su amiga despierta le dice- ¿Cómo te siente Amu-chan?

_Confundida. -mira a su alrededor- ¿Y Allan?

_ Él fue a bañarse, se lo veía cansado, pero ya viene. ¿Por qué confundida? -pregunta inocente como siempre.-

_ Nada, solo la medicación que me dieron. -se pone de costado, al contacto si le dolía un poco pero no tanto como antes, podía sentir los puntos rozando con la remera, era muy molesto. Se concentró en la lolita y le pregunta- ¿Sabes? Te voy a regalar un collar. -mejor le doy un amuleto o en cuanto me descuide está cae endemoniada, no sabía que las inocentes fueran tan propensa, aunque ahora que lo pienso Mao está muy....

Entra Allan y le corta los pensamientos, la mira y esta solo le desvía la mirada. Siente la mirada asesina de él sobre su rostro, le había leído el pensamiento y encima ella no llegó a cambiar su expresión.

_ Eres un horror hasta enferma. -nota que estaba rara, se le acerca a la nipona- Ya te agradezco Mao, ahora me quedo yo, verás,  Amuria está apunto de decirme que me quiere. -dice presumido y la saca a la pequeña-.

_ ¡Suerte! -le dice irónica y le hace una seña a Amu para que lo hiciera, había caído en el juego- Bye-bee!

Se quedaron solos, él la miró un instante y luego se fue a acostar a su cama.

_ Se te nota más tranquila. -dice sonriendo-.

_ Allan, las cosas se ponen difíciles, no quiero pensar en qué estará pensando Aiperus, pero...no quisiera que pasara algo con Mao o contigo. Yo, quizás sería mejor si me fu...

_ No te acobardes así, tan solo debemos pensar las cosas, sabes estas un poco asustada lo entiendo pero no digas eso. Sabes bien que Mao y yo te ayudaremos, solo danos la oportunidad. -la mira y estira su mano hacia ella-.

_ -toma su mano- Tengo miedo, se de lo que son capaces los demonios y no es nada lindo créeme, más por Mao que no puede defenderse.

_ Yo la cuido, como a ti, necesitaré ayuda con ella pero ya se quien me puede ayudar.-sonríe- Ahora solo concentra en curar tus heridas, será mejor si te tengo a mi lado para pelear, aunque es tierno verte como humana, tan delicada.

_ Delicado serás tu. -le tira un almohadón sonriendo- Pese a que me animas, no puedo dejar de pensar en que pasará y eso, es como que no puedo aceptar tu ayuda. Ya demasiados problemas he causado.

_ -se levanta y se acuesta a su lado mientras la atrae a su pecho y la abraza- Cállate y abrázame, tonta.

Así lo hizo, poco a poco lo sostuvo, mientras se sentía tan bien entre sus brazos, como si nada más que eso existiera. Amaba estar así con él...

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Lo que sucedía era más allá de mi, sin embargo pese a mis temores, no tenía opción y comenzamos a pensar como solucionar el problema. Esa vez no quería huir solo necesitaba volver a disfrutar de la sencillez humana para darme cuenta que lo más quería lo tenía justo frente a mis ojos. La forma en que Allan cuidó de mi, me hizo olvidar mi recia actitud de soberbia y me convertí en alguien tierno con él y Mao claro.
Pero no sería fácil, estando herida, con ayudas que no conocía y un demonio suelto; pocas eran las razones para que pensará que todo saldría bien.
Solo debíamos trabajar juntos, eso decía Allan, mi dragón.

1 comentario:

Minae dijo...

=w= Allan <3 es mas tierno, aw me encantó, me encantó.. me encanto!! >w<
No puedo evitar imaginarlo corriendo por todos lados buscando por todas partes a Amu x3
Y ese Aiperus.. ya lo voy a agarrar ¬¬
Quién hizo que Mao haga eso de curar a Amu? Un viejo amigo? :O
Y cómo es eso de que Allan ya sabe quién puede ayudarlo a cuidar a Mao?..
ya estoy escribiendo lo que pienso xDD
Nee-chan, me encanto el capítulo, espero que lo sigas pronto, o la intriga me matara -la intriga me apunta con un cuchillo D:-