domingo, 26 de junio de 2011

Capítulo Veinticinco: La Trampa

_ Amo, debemos acelerar las cosas, el lazo se rompe y no será lo mismo. -dice el discípulo con gran seriedad- Desearía que me permitiera tomar el rumbo de esta misión por mi cuenta.

_ No sirve si está herida, eso deberás tenerlo en cuenta. Ya no esperaremos más, ni un cambio de Luna más, su transformación debe ser ahora, elija lo que elija. -responde con voz calma hasta cínica en cierto punto- Tienes mi permiso, tráela a nuestro lado y deshazte de todo lo que la mantiene unida al mundo humano. Absolutamente t-o-d-o.

_ Por supuesto, tendré cuidado de no marcarle el rostro o dejarla inmóvil, solo pelearé para dártela como debe ser. -responde y hace una sutil reverencia- Si me disculpa, el tiempo es preciado en este momento.

_ Ve y demuestra de lo que estás hecho hijo mio. -dice con orgullo al verlo partir-

_ Como desees Padre. -dice y se despide saliendo de aquel enorme palacio-.

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Amuria estaba en la biblioteca leyendo sola, sentada sobre un estante y con el cabello recogido. Al parecer estaba muy entretenida en sus lectura, claro, no eran libros cualquiera. Se los pidió a un comerciante de objetos místicos de confianza, pero para que no la molestaran se excuso con leer en la biblioteca. El título era " Luchas & Hibridos" por Josephine Harck.
Cada página que pasaba, cada historia, la desesperaba cada vez más y más. Pérdida, muerte, pérdida, muerte, parecía ser más bien un registro de funeraria que un libro de recopilación.

"Y entonces, el joven Gramer, intentó sublevarse al poder de su antiguo amo, terminando por rendirse. Su fuerza como híbrido no era suficiente...
[...]
Tras mi gran experiencia como mediadores entre demonios, ángeles, bestias y sus creaciones con los humanos, puedo asegurar que si algún híbrido lee estos relatos no encontrará más que la legítima prueba de que el mal dentro de él mismo nunca será suficiente para liberarse de la cadena con la cuan nacieron. Unidos al fuego morirán o entre cenizas decidirán vivir."
~Fin~
La joven furiosa tiró el libro sobre el piso y tan solo sacudió su cabeza como intentando negar lo evidente. 
Sin importan cuanto lo deseara, Aiperus y Abalan jamás la dejarían, porque era parte de ambos y eso no lo podía negar. Los años viviendo como un ser cruel, frío y sin nada, no eran más que una máscara para no ver la realidad, pronto sería como el demonio que le dio la vida... a menos que optara por convertirse en humana. 
De eso tampoco estaba convencida, golpeó el estante a su espalda y entonces siente un regaño.

_ ¡No golpee los estantes Himemiya! -le dice la vieja bibliotecaria desde su despacho-.

_ ¡Si! ¡ya sé! -responde agresiva y se sienta en su lugar, debía pensar en algo-.

_ ¿Quién es usted? -se escucha preguntar a la vieja cuando de pronto se hace un silencio extraño-.

Amuria se asoma desde su lugar, la bibliotecaria no estaba. Se levantó rápido y sacó sus garras mientras se ponía atenta. De pronto una voz a su espalda, siente un dedo sobre su espalda.

_ ¡Ohayo! -dice una niña pequeña, apenas tenía un metro de altura-.

Se voltea y la observa, era chiquita, con un kimono antiguo parecía una muñequita de porcelana. Un listón rosa en medio de su cabeza, sus ojos eran transparentes y sus mejillas rosadas. Parecía un fantasma, una ilusión, no creyó que fuera algo real hasta que está le habló con una voz melodiosa y cálida.

_ Ohayo, Amuria-chan. -dijo con seguridad, "-chan" como si fuera mayor que la diablesa- Te vengo a traer una sorpresita que puede ayudarte. 

_ ¿Ehh?¿Quién eres niña? -dice desconcertada cuando siente que le tira de la remera entonces se pone a su altura- ¿Cómo te llamas?

_ Suzuki, ya me conoces Amuria-chan. -le dice sonriendo- Todo está llendo como lo predije, soy impecable sin dudarlo. -ríe un poco y entonces le da una pañuelo que envolvía algo- Para la suerte joven han'gô.

_ ¿Suzu,...-abrió los ojos casi grita, era, era la anciana Suzuki. ¿Qué clase de demonio era?- P-pe-pero-o, ¡tu eres una anciana!

_ ¡Más respeto que apenas mude de piel nuevamente veremos quien es la anciana! -le contesta enojada y le golpea la cabeza- Mmm, sigues igual de testaruda, mejor. Cuéntame, ¿tu hermano finalmente te traicionó verdad?

_ ¿Cómo lo sabes? -dice cada vez confiando menos en esa niña...anciana...lo que fuera tan rara-.

_ Soy una estrella, lo sé todo, lo pasado, lo presente y lo futuro. Y ahora, me toca entrometerme. -dice y se borra su sonrisa- Sé lo que harás Amuria y creo que es lo correcto, por eso te ayudaré.

_ ¿Me ayudarás? -dice y entonces se arrodilla para darle más atención-.

_Ya deja de ser tan desconfiada, pensé que Allan te ablandaría un poco más....ahhh ya que...-le ofrece nuevamente el pañuelo blanco- Ten, en serio, servirá de mucho.

_-apenas lo toma y siente su mano pesada y como si la quemara, lo suelta-. ¡Qué demonios es eso! -exclama mientras y al caer el pañuelo se habré un una insignia de las wiccas aparece- Un pentáculo, blanco. 

_ Y claro ¿que esperabas niña? -le reprocha y lo envuelve de nuevo- Mientras lo tengas con un pañuelo puedes sentir su efecto pero no te pasará nada, es para usarlo una vez, su poder se activará cuando el momento llegue. Solo debes saber cuando usarlo. -la mira y le guiña el ojo- ¿Entiendes?...Etsuko.

_ -le tomó tiempo decidirse pero ella nunca se equivocó entonces toma el amuleto y lo guarda en el bolsillo de su pantalón- ¿Por qué me llamas así? -dice, pensando que como siempre, ignoraría sus preguntas o la tomaría por tonta-.

_ Porque....-se voltea y comienza a caminar hacía la salida- porque ese es tu verdadero nombre mi niña. -sonríe, le ofrece una mirada llena de inocencia y desaparece tras un resplandor radiante de luz rosa como su listón-.

La chica se queda pensando, mira el pañuelo y entonces se da cuenta. A quien debía dárselo, sale con tranquilidad del lugar, abandonando el libro que tanto le costó conseguir.

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Mao estaba en uno de los jardines cuando ve a un chico pelirrojo acercarse a ella. Tan solo lo ignora, pero este la detiene y la toma por el cuello, la lolita comienza a gritar.

_ Vamos Ember, no te hagas rogar, aparece o sino lo pagará la pequeña. -le decía por lo bajo-.

_ Suéltame. -dijo la joven con un hilo de voz y los ojos llorosos, no entendía nada, pero si Ember no se mostraba por voluntad ella no podía hacer nada- ¡Suéltame!

_ Si, como no, muéstrate demonio cobarde.-desafió el íncubo cuando siente un fuerte golpe en la nuca, se cae a un lado, estaba distraído-.

_ ¿¡Mao estás bien!? -dice el moreno mientras la sostiene en sus brazos-

_ Si, creo que si, me duele la garganta. -apenas se levantó los lentes de la nariz y al verlo se quedó muda- D-da-ante, tu, ¿Me salvaste? -dice mientras se sonroja bruscamente-.

_ Bueno salvar no sería la palabra, no entiendo que hacía ese tipo ... -mira hacía él y como había desaparecido- ¿ehh?

_ -lo abraza un momento llena de pena- Gracias, muchas gracias.

_ -le corresponde mientras ruega porque no notara lo nervioso que se ponía al tenerla cerca- D-de n-na-a-da. -ríe un poco y entonces toma distancia y le dice- Si necesitas algo solo dime...este...Mao..

_ ¿Si? -dice ilusionada-.

_ Me preguntaba si tu..-alza la mirada y entonces se pone en buena porte y con su mejor voz exclama- ¿Quisieras salir conmigo alguna vez? -lo había dicho al fin, tantas veces lo detuvo el miedo pero ahora no-.

_ ¡Claro! -exclama sonriendo y entonces lo abraza rápido y se separa, quizás se emocionó de más.-

_ Ja ja -ríe y entonces le ofrece su mano- Ven vamos a pasear un poco, ¿quieres?

_ ¡Hi! -dice contenta y con sus coletas al viento se relaja y toma su mano para caminar juntos, Mao creía que estaba soñando; bueno si era un sueño al menos era uno bueno-.

En una de las esquina del edificio, el íncubo los miraba alejarse con una expresión de desprecio, al menos eso tendría ocupado a Ember un buen tiempo. La humana tenía más control sobre el cuerpo, y mientras quisiera complacer a su enamorado, el pequeño han'gô no podría salir.
Sonrió satisfecho y entonces se teletransportó, ahora vamos por el segundo, pensó en sus adentros.

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El dragón estaba en educación física, jugaba basket con los demás, estaba todo bien hasta que vio algo extraño que lo desconcentró por completo.
Amuria estaba mirándolo fijamente, como si lo atravesara con la mirada, no parecía normal. La vio cerca de las gradas, entonces por reflejo se tiró el pelo hacía atrás. El corte le hizo bien, solo que ahora le decían "lucero" porque sus ojos celestes eran más notorios, pero no le molestaba.
Fue hacia la joven y entonces bien frente de ella, le preguntó.

_ Amuria ¿Estás bien? -dice y pasa su mano por su mirada mientras siente que lo toma del cuello con fuerza-.

_ Veo que te cortaste el pelo dragoncito. -esa voz no era la de ella, mira a sus ojos, no, no era Amuria- Jajaja ingenuo.

El camuflado lo besa con rapidez, dándole el sueño ardiente al instante. El dragón cae sobre él y entonces ambos desaparecen...

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Amuria estaba en las duchas, sentía el agua caer por su espalda descubierta, se sentía tan bien. Entonces toca su nuca, la marca de Abalan sobre su piel. Todo el pentáculo y lo colocó con cuidado sobre esa zona.
Quemó su piel, creando una nueva marca sobre la antigua, Amuria ya no sería su esclava y eliminar su lazo sería el primer paso. Dejó el amuleto a un lado y lo volvió a envolver con cuidado, se tomó de las llaves de agua hasta que el ardor cediera. Tras unos minutos, se tiró el cabello hacía atrás y terminó de bañarse.

_ Duele más de lo que pensé. -se colocó una toalla sobre el busto y tan solo se sentó un momento- Debo cuidar a Allan, lo más seguro es que mi hermano busque atacarlo, debo levantarme. -se levantó despacio y fue a cambiarse-.

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La diablesa cambiada y con el pelo aún mojado llegó al cuarto, estaba vacío pero no le sorprendió Allan siempre solía llegar tarde. Aunque al acercarse a la cama de él, vio una carta de sobre negro. La tomó en sus manos y vio su nombre escrito...en japones. La abrió con un mal presentimiento, entonces al leerla solo salió corriendo por la puerta dejando caer el papel al suelo.

" Es tan fácil de engañar como tu Amuria-baka.
  Si queres recuperar a tu dragoncito, te espero en el bosque.
                             Aiperus"
No le daban las piernas para cuando llegó afuera que vigilando que nadie la viera sacó sus alas y comenzó a volar mientras observaba cada árbol en busca de alguna señal de Allan.
Entonces siente a alguien tomar de la mano, estaba cayendo, afina su vista y nota que era Aiperus. Se deja llevar hasta detenerse en el suelo. Mira a su alrededor toda esa zona del bosque estaba en tinieblas, evidentemente no podía ser obra de Aiperus, no solo al menos.

_ ¿Inesperado cierto? -dice malicioso mientras en su mano concentra una pequeña llama-

_ Esto no pudiste hacerlo solo...no eres tan fuerte.-dice seria cuando los brazos de su hermano la rodean por la cintura poniendo la llama entre ambos-.

_ Busqué un poco de ayuda Amuria, igual, esto es lo menos que logré. Tengo algo que te va a encantar. -entonces se convierte en niebla y mueve la llama hasta un árbol donde al iluminarlo, la cara de la diablesa se transforma.

El dragón estaba arrodillando y encadenado, tenía alguna marcas en el cuello, se lo veía muy mal. El primer impulso de ella fue correr a ayudarlo pero su hermano la detuvo tomándola de la los brazos y empujándola hacia atrás, el dragón volvió a la oscuridad.

_ ¡Déjalo! ¡Déjalo él está herido! ¡Por favor! -decía desesperada mientras intentaba escapar de aquel agarre-.

_ No es mi voluntad Amuria, es la tuya, tú tienes la culpa de que él esté así. -dice a su oído mientras la soltaba- Sabes bien que no está herido, solo cansado, ha intentado escapar muchas veces, hace horas que lo capturé y tu ni cuenta te has dado. -su voz serena le causaba remordimiento a su hermana-.

_ ¿Qué tengo que hacer para que lo dejes ir? -dice casi sin pensar mientras mira por lo bajo-.

_ Tu lo sabes bien. -la mira y le levanta el rostro con una mano mientras se da cuenta que estaba como súcubo, sus ojos rojos iguales a los de él, y entonces dijo-

_ Pero yo no...

_nuch nuch nuch..-masculla cuando una cadena se hace visible en su mano entonces tira de ella y se siente un lamento del dragón que cada vez le costaba más mantenerse consciente- Piensa en el pobre Allan, ¿Qué te importa más?

Ella lo pensó, pero sin duda alguna en vos le contestó con la mayor confianza que tenía.

_ A mi me importan quienes amo, como cuando quise protegerte firmando primero el trato con Abalan, solo lamento no haberte cuidado de no hacerlo tu también. Perdóname Daisuke. -lo miró en busca de algo que ya no poseía- Ahora, no permitiré que le pase lo mismo a Allan. Yo...-piensa un momento y abre sus ojos como humana- yo me convertiré en demonio si lo dejas ir.

_ Dame tu palabra y sella el trato conmigo. -hizo aparecer un cuchillo en su mano y se corto la palma de la mano, luego se lo tendió a su hermana-.

_ Yo Amuria, juro por el poder que conllevo, mi lado demonio que...-tomó el cuchillo y se cortó la mano contraria a su hermano- Que me convertiré en un ser puro, en una semana. -necesitaba tiempo, aún así tomó con firmeza la mano de su hermano, mezclaron su sangre y ya era una realidad. En una semana Amuria debería elegir.-

Soltó la mano de él, y él soltó la cadena e la hizo desaparecer. Mientras la joven iba en ayuda a su amigo, su hermano burlón le gritó antes de desaparecer unas palabras despreciantes.

_ El amor te ha hecho más sumisa Amuria, tu, que siempre decías ser más fuerte que yo jajajjajja. -se hizo niebla, mientras sonreía. Al fin, tan fácil era para él conocerla, y pronto sería suya.-

Amuria tomó a Allan entre sus brazos e intentó teletransportarse, pero no pudo, su hermano había tomado toda su energía de demonio al hacer el trato. Entonces hizo lo que cualquiera haría, se aseguró de tener bien sujeto al dragón y apenas podían caminaron despacio hasta un claro donde tuvieron que parar porque el dragón ya no podía con su propio peso.
Se sentaron en un tronco de árbol caído y el descansó sobre el pecho de ella, se le notaba cansado y un tanto confundido. La diablesa se sintió muy mal al verlo así, entonces acarició suave su cabeza y lo besó sobre la cabellera. Ya no podía seguir, entonces solo respiró y se tranquilizó un poco.
Pasadas un par de horas, Allan por fin abrió los ojos, se recuperaba rápido por ser mitad dragón, aún así se mantuvo quieto un rato. Al subir su rostro un poco logró ver el de Amuria completamente dormida, no recordaba mucho lo que había pasado, quiso tomarle la mano para levantarla sin asustarla peor notó que estaba sangrando.

_ ¿Que demonios? -se levantó con cuidado y entonces le alzó la mano con cuidado- Ohh Amuria. -negó con la cabeza un par de veces y luego solo transformando uno de sus dedos en garra cortó una parte de su remera y con ella venda el corte de ella. Lo hace con cuidado pero aún así esta despierta-

_ ¿Qué haces? -dice y se despierta del todo y ve su mano- No tenías que. -dice y entonces se levanta un poco e intenta sonreír pero no puede- ¿Te sientes mejor?

_ Si, bastante. -entonces se levanta y le ofrece para ayudarla-.

_-se levanta con él y quedan tomados de las manos- Es increíble que te puedas levantar, pensé que Aiperus sería muy...-entonces al verlo solo lo abraza de repente, con fuerza, estaba muy contenta de poder oír su voz de nuevo-

_ ¿Por qué me abrazas? -dijo extrañado pero contento también, le devolvió el gesto con delicadeza como siempre-

_ Porque quiero. -dice sonriendo y hunde su rostro en el pecho de él- Ayy Allan me matarás por esto...-susurró pensando en lo que había hecho-.

_ Este no es lugar para hablar de eso. -dice sin saber de que hablaba pero bastante cansado como para estar atento en realidad, entonces la mira y le pregunta- ¿estás muy cansada? No debe quedar mucho al cuarto pero si quieres te llevo.

_ Estoy bien. -entonces lo sostiene- El que no puede más eres tu, debes tener mucho sueño, vamos llegaremos en poco si empezamos ahora.

Con un poco de esfuerzo lograron llegar a la entrada, entonces Amuria ve a Ember esperándolos en la puerta de su cuarto. Al acercarse el demonio les cuenta lo sucedido con Mao, la diablesa le dijo que había rescatado a Allan de Aiperus, pero eso el íncubo no lo pudo creer y al verle el corte no pudo más que llamarse al silencio. Amuria deja a Allan en su cama y le pide un segundo para hablar con Ember. Sale afuera y bajo la mirada acusante de su viejo amigo no puede más que decirle la verdad.

_ No tuve opción, pero aún tengo tiempo. -dice y lo mira con los ojos brillosos y nota que en realidad él estaba llorando- Ember. -se sorprende y siente que se cae de rodillas al suelo, desesperada se acerca e intenta ver que le ocurre-.

_ ¡Nos dejarás!¡Cómo pudiste rendirte!¡Tu eras la última que me quedaba! -decía enojado, sus lágrimas eran de rabia, Ember aún sostenía la esperanza de ser han'gô por siempre y eso, se había esfumado. Al ver en su amiga, la más fuerte, la obligación supo que él también tendría que hacerla algún día y no quería- ¡Tonta! ¡Débil! ¡Pensé que eras diferente a todos! -tras esto salió corriendo por el pasillo-.

La diablesa no se molestó en seguirlo, tenía motivo para estar enojado con ella, era la misma reacción que tuvo cuando Aiperus se transformó sin siquiera pedirle opinión. Solo esperaba porque la perdonara.
No tenía ánimos para volver y enfrentar a Allan también, tan solo siete días le quedaban, siete días. Cerró la puerta del cuarto, ignorando por completo el avisarle al dragón, sería mejor que descansara en paz en lugar de liar con sus problemas como siempre.


Amuria se paseó por el colegio, se escabulló a la cocina y sacó un chocolate, le era costumbre comer golosinas cuando no tenía idea de qué sentir o hacer. De un momento a otro siente como su corazón parece asfixiarse entre las dudas e incertidumbre, latía muy rápido, se sintió llena de odio en un momento. Tiró el chocolate al piso, sus ojos estaban de color sangre por completo, sus venas se notaban demasiado y entonces su rostro serio comenzó a sonreír. Su mano derecha temblaba de forma extraña, intentó contenerse pero toda la energía negativa en su cuerpo le estaba jugando en contra.
Lo que Utena-sama tanto le advirtió estaba sucediendo, Amuria estaba perdiendo el control, ya estaba en la línea crítica. Su parte demoníaca y humana se separaban cada vez más y más, ya no tendría una mente, sino dos y ninguna de ellas estaría en su pleno control. Podía sentir el impulso de su parte más recluida, la súcubo que pedía a gritos cumplir con sus deseos y por el otro lado la humana con conciencia que se negaba a hacerlo.

Sin voluntad sobre su cuerpo, su mente ya no era quien decidía, era su cuerpo, su naturaleza indefinida.
 La súcubo se hizo presente y comenzó a buscar diversión, pero no en ese lugar tan común,  no, quería algo más grande. Desapareció sonriendo, cuando en su interior, el pánico reinaba.

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Las cosas se complicaban, el juramento adelantó mi estado, mis partes se separaron. La súcubo era dominante, pero la humana era mi esencia, ambas elegían cuando salir, cuando la otra se cansaba. Pasé dos días en aquel limbo de las dos caras de mi ser, cuando por fin me descubrieron y entonces...pedí por ayuda, ayuda a que pudiera descansar de esa lucha interior. Me estaba destrozando por dentro, sentía como si el fuego y el agua chocaran, no uno apagando el otro sino como si simplemente explotaran ante el contacto.
En cuanto Allan me encontró supo, que no era yo, no era Amuria...era el demonio dentro de mi.



domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo Veinticuatro: Himitsu

Hay cosas, experiencia, conocimientos que mucho deciden guardar en su interior. Una forma de tratar de olvidarlos o protegerse de volver a evocar los sentimientos que sintieron al decidir no contar a nadie sobre ello...sin embargo, al ocultarlo, se convierte en un secreto (himitsu) y los secretos...los secreto deben ser muy bien guardados. Sino, dejará de serlo.


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Amuria, como era muy de costumbre, estaba intentado retomar las clases para permanecer en el instituto. Estaba fuera de estado y los temas ya los sabía de memoria, por la cantidad de veces en que había ido a la secundaria, entonces sin darse cuenta se quedó dormida encima de su banco, algo normal. Pero entonces, comienza a soñar, algo muy real...estaba en un lugar oscuro, con velas. Caminaba, las paredes eran rojas y tenía un fuerte olor a tierra. Entonces en las sombras, una sonrisa macabra...ella conocía esa sonrisa, comienza a huir pero de pronto esa persona la toma de los hombros y...


_ ¡Himemiya!


_ ¡¿Ah?! -reacciona por el grito y grita asustada. Los chicos a su alrededor la miraban extrañados-.


_¿Quiere ir al baño lavarse la cara y volver a la clase srta. Himemiya? -dice molesto el profesor mientras se tocaba el bigote-.


_ Emm si, si, claro. -se levanta y sale del salón, se queda contra la pared un momento mientras se toca la frente, sentía mucho calor, había sido tan real.-.


Siente una mano sobre su hombro y se exalta nuevamente, mira y era Mao. Esta lucía confundida.


_ ¿Estás bien Amu-chan?


_ Si, solo que me duele un poco la cabeza. ¿Qué haces fuera de clase?


_ Me mandaron por unos diccionarios a la biblioteca.


_ Ya veo, yo voy al baño. -comienza a caminar mientras intenta liberar su mente-.


_ Cuídate. -dice a menos y sigue su camino, entonces Ember la toma y sigue a su amiga con la vista, esta entró al baño de mujeres pero...una sombra ajena la seguía. Sin apuro pero decidido se aproximo, algo andaba mal.-


En el baño la diablesa se mojó el rostro, el agua fresca logró relajarla un poco. Siente alguien rozarle la espalda. -se voltea y entonces la empujan contra el lavado siente una mano tomarla firmemente del cuello y levantarla-.


_ Hola hermanita, ¿Has pensado en lo que te dije? -pone sus uñas sobre la espalda de ella-


Lo mira con odio, intenta soltarse pero al sentir las uñas de él tan cerca se paraliza y tan solo intenta recuperar el aire. De pronto la puerta del baño se abre y alguien empuja a Aiperus.


_ -reacciona y lo mira, no podía ser- Jajajja Ember, estás muerto, lo sabía. -dice a modo de burla por el cuerpo que llevaba.


_ Maldito, los demonios como tu están muertos. -dice mientras sostenía a Amuria para que recuperara el aire.- Ven y prueba lo que es luchar con un muerto.


_ No pienso gastar tiempo en algo inútil como eso, tu y yo sabemos que no arriesgaría la vida de una humana por luchar conmigo, no ganarías. -dice y se acerca-.


_ -Ember baja la mirada, era cierto, aún así no dejaría a Amuria-.


_ ¡Basta! Es conmigo que tienes problemas ¿no? -dice la diablesa y se pone frente a Ember- ¡No pienso convertirme en demonio! -le grita y entonces lo siente detrás de los dos, los tira al suelo y entonces la pisa en la espalda a ella, quien intenta no emitir queja alguna-


_ ¡Idiota déjala! -exclama Ember quien se va contra él pero entonces lo detiene y se teletransporta a la vista de su hermana- 


_Verás, ya no hay opción, pronto...quizás sea en parte súcubo pero veremos que trato resistes como humana. Tus sueños no son muy divertidos ultimamente ¿cierto?


_ -abre los ojos y entonces apenas levantándose dice- Sabía que eras tu, tan bajo debes caer para convencerme. Eres patético.


_ Jajajjaa deberos quien es el patético después de unas semanas, ya no me detendré en la mejor parte. -pone su mano encima de la cabeza de ella y se levanta- Veamos cuanto resistes.


Aiperus desaparece, entonces Ember ayuda a Amuria y la mira.


_ ¿De qué está hablando?


_ De nada, solo intenta asustarme. -dice y lo mira con seguridad pero su mueca la vence. Sale rápido del baño intentado que no la viera de esa forma-


_ ¡Espera yo...-entonces Mao regresa- qué hago aquí?


---------------------------Muchos días pasó la joven, acosada por su pasado.--------------------


El demonio la quería tomar, por la fuerza claro, siente como su kimono se desliza lentamente.Su cuerpo descubierto, el íncubo la mira sin compasión...


_ ¡Ahh! -despierta gritando y quedándose sin aire del miedo, siente mucho frío.- Basta..detente por favor... -susurraba mientras se tomaba del cabello con real cansancio en su voz, ya era la cuarta vez que intentaba dormir y volvía con esos recuerdos- por favor...detente...detente..


El dragón apenas despierto, se voltea en su cama, mira a Amuria levantada y diciendo cosas. Se veía algo rara, apenas le dice:


_ ¿Pasa algo? - dice y solo se destapa para levantarse-.


_ No, nada solo pensaba en vos alta, no te levantes.. -pide titubeando-


_ No parece que fuera nada. -se sienta a penas, se tira el pelo hacía atrás con una mano- Mira, si quieres puedes dormir conmigo, solo pídelo y ya.


_ No, no es necesario, ya me duermo es solo que este frío me incomoda un poco. Tú duerme, no te preocupes. -dice sonando más tranquila mientras se recuesta para que no la viera alterada-.


_ Bien, como quieras, pero me despiertas una vez más y te vienes conmigo. -dice sonriendo y se acuesta para quedar dormido apena sintió la almohada-.


_ Que envidia. -dice por lo bajo mientras suspira-


La noche parecía no tener fin, la diablesa no tenía el coraje para volver a ver esas imágenes, pese al sueño y la fatiga se mantuvo despierta, con los ojos bien abiertos, como esperando salvarse de la oscuridad si no se entraba a las sombras. Tenía miedo, después de mucho tenía esas sensaciones pasadas, ese impulso de salir corriendo y ocultarse en el primer templo que encontrase, con tal de que los demonios la dejaran en paz.
Esas horas, cabeceando, luchando contra la tentación de dormir, le eran agobiantes. No podría seguir así mucho más...finalmente vio el amanecer en su ventana, se sintió mejor al ver la luz. Se levantó y al sentir el piso, cerró los ojos un instante y al abrirlo. Todo había cambiado.
Ella, su cuerpo, el lugar, de pronto sintió alguien sostenerla de la espalda.


_ Llora y será más placer para mí, escoria.


Entonces ella del miedo se tira para atrás y lo ve, el rostro de Abalan, tan perfecto y temible. La sonrisa torcida, su cabello blanco y largo, sus profundo ojos carmesí. Él la domina, la lleva contra la cama, entonces Amuria siente dolor...


_ ¡¡¡Ahhh!!! -lanza un grito agudo, se siente entre las sábanas, lloraba con intensidad, se cubría son los brazos el cuerpo. Estaba confundida, era tan real, tanto. Sentía que su corazón iba muy rápido, sus piernas temblaban.-.


Allan la escucha y sin entender solo acude a ayudarla, la tomó de los brazos e intentó despertarla.


_ ¡Amuria! ¡Amuria! ¡Abre los ojos! -decía desesperado, la sacudía pero ella seguía descontrolada.-


_ -sentía como el pelo la rozaba, como era sostenida pero está vez en verdad-.  ¡Detente! ¡Suéltame! ..¡no me lastimes más!


_ -sin entender nada- ¡Amuria despierta! ¡Es solo una pesadilla! -le decía una y otra vez, tenía que callarla si la escuchaban llamaría mucho la atención-.


_ ¡Basta! ¡Por favor ya no me hagas daño! -repetía incesante, entonces apenas se levanta y al abrir los ojos no ve a Allan, sino a Abalan. Queda muda y luego- ¡¡Déjame sola!!


_ - la solto y entonces siente como lo mira como si no supiera quien era- Soy yo, Allan.


_ ¿Allan? -pregunta y entonces su mente regresa a la realidad, seguía llorando pero al verlo solo intentó ocultarse- No me mires.


_ ¿Qué pasa?¿Por qué estas asustada? -le dice e intenta tocarla pero la ve temblar al acercase y duda- ¿Que sucede?


_ Nada...no me toques por favor..-dice y se aleja de él, estaba pálida y no resistió.-


No entendía, parecía una niña, su vista no estaba centrada, Allan temió porque estuviera bajo algún hechizo o algo obra de su hermano. Solo le dio tiempo, la observó detenidamente. Se cubría con las sábanas, tenía las piernas cruzadas y estaba llorando pero como mirando, o recordando algo. Entonces no podía, se levantó.


_ Espera un poco, voy por Ember, quizás él sepa que hacer. - solo la deja sola mientras corre por ayuda-.


Amuria ve por la ventana, se levantó temblando y tuvo la necesidad de salir. Ir al río y refugiarse en él. Se destapó e hipnotizada por aquel deseo, se teletransportó hacía afuera y se internó en el bosque...


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Ember y Allan regresan a la habitación y la encuentras vacía. Ambos se ponen nerviosos, ¿Dónde se fue?


_ Ahora si estamos jodidos. -dice el rubio mientras comienza a correr- Ven, hay que encontrarla, lo que vio no es nada lindo y mucho menos creo que esté calmada. Si Aiperus la encuentra, dudo que se pueda defender.


_ -lo comienza a seguir- ¿Pero dónde la buscamos?


_ Es sencillo, buscará agua el veneno de los impuros, rebicemos las duchas, la piscina y también..


_ el río. -un presentimiento- Tenemos que ir al río, allí está.


_ Primero revisemos...


_ ¡No! ¡Ella está en el río lo sé! -se detuvo justo en la puerta al bosque-


_ -lo miró, esa pasión era tan similar a la que alguna vez creyó imposible- Bien, te sigo.


_ ¿Puedes convertirte en demonio? -pregunta mientras salen-


_ Claro, pero Mao perderá todo control en el cuerpo. -dice y le menciona- ¿Será más fácil si volamos verdad?


_ Si. -toma su forma de dragón y con una mirada le indica que lo siga-.


_ -lo mira y pidiendo perdón a su nipona se transforma en íncubo y toma vuelo-.


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Amuria estaba sumergida hasta el cuello, se sentía segura en el agua. Se sumergió por completo, abrió los ojos, no veía nada. Salió y sintió un par de voces a su espalda.


_ ¡Amuria!¡Amuria!


La diablesa solo los ignora, justo comenzaba a olvidar las cosas, tenían que sacarla de su paz. En fin, salió del río y se quedó al borde, sacó sus alas y se envolvió en ellas para no sentir frío. Ambos chicos llegaron a su lado, uno como humano otro como demonio. Le llamó la atención pero no hizo nada, solo se quedó así.


_ ¿¡Qué demonios estabas pensando!? -la regaña Allan y entonces ve sus ojos y queda pasmado, estaba como súcubo, no pensó que regresaría a esa forma tan rápido-.


_ Ya no es para tanto, ya pasó, solo necesitaba esto. -roza el agua con su mano-.


_ ¿Qué pasó Amu-chan? -dice Ember mientras lo zarandea a Allan con un brazo- ¿Por qué gritaste?


_ Por nada. -se levanta y se transforma por completo. Deja caer su camisón al piso y con escamas cubriéndola desaparece-.


_ ¿¡Y ahora dónde fue!? -grita exasperado el dragón al reaccionar-


_ Necesita estar sola un poco, creo que está alterada. -dice y va al río mirándolo con atención-.


_ -se calma mientras se sienta en el piso y se sostiene la cabeza- No puedo entenderla...y odio eso...


_ No eres el primero. -exclama el demonio- ¿Te puedo decir algo?


_ Claro, ya que, mantén tu distancia. -lo amenaza con el dedo.-


_ No, nada de eso. -suspira- Jamás pensé que Amuria quisiera a alguien, porque siempre se ha negado a hacerlo. Tu debes ser especial Allan. Ni Onix que estuvo años tras ella logró lo que tu en unos meses, es admirable pero raro.


_ ¿Onix? ¿Qué Onix? -Amuria había tenido algo antes que él-.


_ Era un compañero de nuestro grupo, él amaba a Amuria pero ella nunca le correspondió solo lo utilizó hasta que por fin, los dejó a él y a Nana, otra más que sentía algo por ella. Fue cruel y sin sentimientos, los ocultaba porque después de lo que pasó...no quizo sentir nunca más. -entonces se da cuenta, que habló de más y ...


_ ¿Qué le pasó? -sintió como el rubio se había tensado como si no quisiera decirle- Ember. ella me preocupa, al despertar, me miró como si fuera un extraño.


_ Yo no se si debería contarte algo así. -dice triste- Es que, me matará, si seguramente me matará de contártelo. Mejor le pides tu que te...-lo siente frente de él, no puede evitar sonrojarse, Allan le parecía lindo de verdad-.


_ Yo solo quiero saber, no te imaginas el miedo que me da verla así, llorando y gritando. Sin poder hacer nada.-lo toma del mentón a sabiendas que lo podía convencer- Dime Ember, ella nunca me contará algo así por su cuenta, teme que la vea débil y la comprendo, pero debo ayudarla.


_ Este...-tragó saliva y entonces susurró- no puedo. -lo besó rápido y desapareció-.


_¡Otra vez caí! -maldecía para si mientras se pasaba el brazo por la boca, miró el agua del río- Amuria...


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Dos días pasaron, hasta que regresó.
Entró al cuarto, guardó sus alas, le dolía el haberlas sacado por su herida pero no tuvo opción. Su parte humana volvió y solo se tendió bajo las sábanas desnuda como andaba e intentó no pensar en el cansancio, necesitaba dormir. No resistió más, al sentir el suave rose de la tela con su piel tan solo se quedó muerta sobre ella. Sin embargo el castigo continuaba y sus sueños no la dejaban en paz.


Ya era tarde, Allan regresó a su cuarto, al ver a Amuria se tranquilizó. Sonrió al ver que estaba bien. Se sentó a su lado y acarició su cabello. Se sentía fría, congelada. Buscó una frazada gruesa y se la colocó. Entonces la ve, su rostro no era relajado como siempre. Lucía tenso y entonces comenzó a decir cosas que...


_Anata wa watashi o shite kudasai kizutsukeru shinai... Sore wa itainode, hayaku idō shinai to, sore wa watashi o kizutsukeru... ... Shite kudasai.... Watashi wa anata ga watashi o kika se kou...


~No me lastimes por favor... no te muevas tan rápido, me duele, me duele mucho...por favor, te lo suplico....déjame ... ~


_ Amuria, no te entiendo. -dice y la sacude un poco- Vamos, mírame Amuria. 


_  Anata wa daredesu ka?


~¿Quien eres? ~


_ -Como si alguien se lo dijera respondió- Atashi wa Allan. -era lo poco que sabía en japonés-.


_ Allan...-despertó despacio y lo miró, ya no soportaba más necesitaba dormir.- Quiero dormir Allan. -dijo y sin más se levantó y lo abrazó-.


Fue entonces que notó que estaba desnuda, se sentía tan frío su pecho. La sostuvo y la miró, sus ojos seguían rojos, se ocultaba de él.


_ Odio el pelo largo en los hombres. -exclama al verlo, era cierto, jamás le dijo porque lo molestaba tanto con eso.-


_ Eso se puede arreglar. -dice y entonces le sonríe y la abraza. Con tal de verla sonreír, haría cualquier cosa.- Eso se puede arreglar.




Se levanta y entonces saca una de las tijeras que usaba para cortar papeles y se acerca Amuria, le da tijera y le dice.


_ Córtalo. -le da un mechón y toma la mano de ella- Córtalo Amuria.


La joven un tanto dudosa toma la tijera y le corta el mechón, luego continúa con lo demás, costándolo bastante, él la deja hacer cuanto quiera. Al terminar, vio todo el pelo en la cama y le preguntó:


_ ¿Mejor?


_ Bastante.-deja la tijera a un lado y mira a sus ojos celestes.- Ahora si, bésame Allan.


La besa despacio, saboreando sus labios, tan frágil le parecía a veces. Le acarició la mejilla mientras la miraba fijo por lo bajo, ella hacía lo mismo, con sus ojos marrones. Sintió como la punta de sus lenguas se rozaban tímidamente hasta que se encontraron en un beso apasionado, donde parecían querer devorar al otro, como se acariciaban sus bocas. Ambos buscaban al otro, se sintieron, se anhelaban, se miraban intenso mientras en un momento. El dragón siente cierta presión en su cintura, una puntada. La diablesa se siente relajada y con calor. Él se atreve a abrazarla y tumbarla, pero ella se asusta y rompe el beso, aquel momento tan costoso se destruyó en un segundo. Allan volvió a posar sus labios sobre ella pero no le correspondía como antes.


_ ¿Tan fácil parezco? -preguntó de la nada mientras apoyaba sus manos sobre el pecho de él y se lo sacaba de encima- ¿Tan fácil Allan? -lo mira, con tristeza.-


_ -se siente un tonto por acosarla de esa forma, no había pensado- Lo siento, yo no quise hacerte sentir así.


_ No lo entiendes. -se voltea y le da la espalda-


_ Quiero entenderlo. -se pone a su lado y solo la abraza- Enséñame Amuria, ¿Qué te causa tanto dolor?


_ Las mujeres, las súcubos, todas al entregar nuestro cuerpo nos entregamos en alma también. Es por necesidad en mi caso, pero no sabes lo humillante que es, tener que dejar que un extraño haga contigo lo que quiera solo porque lo necesitas...sentir lo mal que te pueden hacer y que no les importe porque como dicen...eres una puta y debes soportarlo. -toma la mano de él- Yo tardé muchos años en hacerlo de esa forma para vivir, pero no quiero ser así, no contigo. Ahora, deseo que me esperes, hasta poder aceptar esto. No es placentero Allan, nunca lo fue para mí.


_-se sintió miserable y luego solo le dijo- Lo lamento, yo no, no sabía que te sentías así ya que antes..


_ Antes no sentía nada por ti, nada. En este momento solo quiero que me abraces y me beses pero, nada más, al menos por ahora. -se voltea y lo mira fijamente para darle un suave beso en la mejilla- Yo no sé amar o confiar, y esas son cosas, que el tiempo las da.


_ Entiendo. -la besa despacio en los labios y la trae contra su pecho- Yo te enseñaré Amuria, pero debes confiar un poco más, odio verte mal y que no me cuentes porqué. Esta noche al menos, estoy feliz que me digas eso, estoy feliz de que me aceptes aún con lo tonto que soy.


_ -ella se acurruca a su lado- ¿Quieres que confíe en ti verdad?


_ Quiero ayudarte, no me molestaré que me ocultes algunas cosas, pero si mientes si. -le sonríe- Igual, no tiene porque ser ahora, cuando te sientes cómoda.


_ Si te muestro, no quiero que me trates diferente. -dice mientras cierra los ojos, estaba dispuesta a hacerlo si él le prometía eso-.


_ No, no lo haría, pero a que te refieres con..-siente que lo besa pero esta vez, era como súcubo, mostrándole sus recuerdos, su secreto, su dolor-.


Al separarse de ella, Allan no pudo modular palabra alguna, tan solo la abrazó e intentó por un momento pensar, en lo fuerte que era a pesar que en parte, solo era una chica como él. Amuria le desvolvió el gesto y entre sus brazos se refugió. A penas sobre besó el cuello de él, le susurró al oído.


_ ¿Entiendes?


_ Si.-responde serio y se apoya en la cabellera de ella- duerme conmigo, yo te cuidaré.


_ Bien. -dice y entonces la siente suspirar para cerrar los ojos- Te quiero mucho.


_ Y yo a ti Amuria. -se duerme con ella-.


Entonces esa noche, Aiperus no pudo hacer de las suyas, algo estaba protegiendo a Amuria. 
Las cosas se salían de su control, ya no podía esperar más, convencería a su hermana, cueste lo que cueste. Y empezaría por atacar lo que la mantenía como humana, aquel han'gô que tanto cariño le tenía, él sería su objetivo.


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Y ese "algo" era amor, desde esa noche supe que no me quería separar de Allan. Con él compartí peleas y amarguras, pero también, fue quien me enseñó el cariño y confianza que nunca nadie pudo darme. Temía lastimarlo, pero aún más perderlo, tuve celos y miedos por él. 
Allan se convirtió en parte de mi y así...así aprendí que era el amor, ese sentimiento que resguarda el corazón, aquello por lo cual haces cualquier cosa e incluso llegas a herirte a ti mismo con tal de cuidar del otro. Y por mi vida, si yo conoceré eso...
Por algo tuve que amarlo, para aprender a dejarlo ir...Allan...te extraño tanto.











domingo, 12 de junio de 2011

Capítulo Veintitrés: No Kiss

Varias semanas pasaron hasta que Amuria logró poder moverse sin quejarse pero fue mucho más rápido de lo pensó. Aún no sanaba por completo pero al menos se había cerrado y ya no tenía puntos. El dragón parecía estar pegado a ella, claro, por temor a una ataque sorpresa del peligroso íncubo iba con ella a donde fuera.
En cuanto a como la diablesa se sentía, ya más altiva volvió a tener la calma habitual, aunque la presencia constante de Allan la exasperaba un poco no era tan molesto, eso si ella se arreglaba sola.
Los chicos los miraban raros, pero ya no le daban importancia, tenía cosas más importantes para resolver. Entonces para comenzar con ese objetivo, el dragón fue a pedir un favor a un amigo suyo.
Tocó la puerta de su habitación y esperó paciente.

_ Ya voy. -abrió la puerta serio como siempre- ¿Allan qué pasa? -preguntó el moreno mientras lo miraba, peses a los rumores él seguiría siendo su amigo-.

_ Nada Dante, solo te vengo a pedir un favor con una amiga mia Mao de ...

_ De 2º año, si la conozco la japonesa.¿Qué hay con ella? -dice a menos-

_ -algo sorprendido de que la conociera- Te quería pedir que la vigilaras, anda rara y me temo...que según mis sospechas, está por mal camino. Amuria y yo estamos preocupados pero no podemos ocuparnos tanto como quisiéramos, por eso quería saber si me pudieras ayudar con eso. Es un favor, ¿cuento contigo?

_ Claro, le echaré un vistazo de vez en cuando, a fin de cuentas está en todos los clubes y grupos que yo, tu tranquilo. -dice calmado- Además siempre quise acercarme a ella, parece agradable. -en sus ojos se refleja una emoción rara-

_ Y linda. -le sonríe de forma pícara- Gracias amigo, te debo una, ahora me voy a clase pero gracias. -

Dante solo asiente y cierra la puerta, ya que, era cierto, Mao era muy linda para él.

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Amuria estaba tomando sol en uno de los jardines, se sentía sofocada tanto estar encerrada, necesitaba salir y sentir el viento en su cara. Tenía una grandes ansias pro volar pero sabía bien que si sacaba sus alas sobre se lastimaría más. Suspiró por lo bajo y cerró los ojos mientras recitaba una vieja canción.

_ No cantas tan mal. -dice una voz cerca de ella-.

_ -abre los ojos asustada, era Allan, respira de nuevo y aclara- Solo pensaba, este, esta todo bien con que quieras cuidarme y eso...-no me queda opción- pero me gustaría estar sola un momento. Necesito pensar.

_ Pensemos juntos. -le propone muy tranquilo costándose sobre la hierba al lado de ella-.

_ No, quiero pensar sola. -dice e intenta levantarse pero el retenida por la voz de él-.

_ Quédate, porfa, no seas así.

_ No tengo ganas, quiero estar sola. -le reprocha y se suelta pero irse-

_ Oh...-exclama apenas y la deja ir, quizás ya era molesto de verdad-.

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La diablesa estaba a orilla del río, sentía un poco de miedo pero igual se agachó y metió sus pies en el agua. Se sentía tan bien, un poco de soledad al fin, ya no era alguien social o quizás nunca lo había sido. Un nudo en su garganta le impedía romper el silencio. Quería decir algo hacía tiempo, pero simplemente no se animaba. ¿Y si deja de quererme como amiga?¿Y si solo está jugando conmigo? preguntas así la detenían cuando ya estaba decidido que decir. Se sentía una cobarde en muchos sentidos. Una brisa agradable movía sus largos cabellos largos. Entonces un susurro de cadenas se escuchó a sus espaldas. Ella se volteó, nada.

_ Ya estoy muy paranoica. -se dijo a sí misma-.

_ No tanto como crees Amuria-chan. -exclamó una voz a su lado-.

_¿Quién? -le tembló la voz pensando que sería su hermano, pero entonces vio que era Mao- Hey, me asustaste, ¿Cómo es que no te escuché lle... -se siente interrumpida por los labios de la lolita sobre ella-.

_ No soy Mao, Amuria, mírame. -La diablesa logró escuchar su pensamiento, entonces le corresponde, era la esencia de alguien conocido. Entonces de pronto abre los ojos y lo ve, se queda muda- ...

_-la suelta y serio le dice- Me creías muerto ¿verdad?

_ Si. -dice y le toma el hombro para verle el rostro no, no podía ser él.- ¿Cómo es que...

_ Ya te lo explicaré, pensé que me extrañarías un poco más pero no imp...-siente como lo abraza fuerte, algo totalmente contrario a lo que haría la Amuria que había conocido-

_ Me alegro que estés vivo Ember. -dice apenas y se siente correspondida-

_ Yo también, mucho. -la abraza y siente el olor de su pelo era igual que siempre-.

_-lo suelta y lo mira melancólica- Debes explicarme ¿qué te pasó?

_ Veras, es algo complicado, como que intentando huir de ciertos problemas que ya no tienen sentido. -debía como medio mundo a media parte de los demonios del más alto rango- Tuve que aceptar ayuda de cierto tipo de gente, y bueno, una bruja se me ofreció a darme un escondite. El problema fue que en lugar de un escondite, al procurar el conjuro dijo prisión y me transformé en un huésped. Digamos que fue mi culpa por confiar en una bruja tan joven solo treinta años lleva aprendiendo.

_ ¿Huésped? Pero si tu naturaleza es la misma. -dice y se le acerca- Si, es la misma.

_ Porque mi naturaleza no cambio, mi cuerpo si. -se rasca la cabeza a falta de su gorra le incomodaba andar con el pelo suelto- Es que eliminó mi cuerpo físico, por eso soy huésped, necesito un cuerpo para manifestarme y tomé el de tu amiguita.

_ ¿Por qué ella?¿Por qué ahora? -dice sin más no podía creer lo que veía-

_ Más despacio, eres impaciente. -sigue serio y prosigue- Porque tu hermano evocó un hechizo con la niña en el libro donde estaba y pasé a su cuerpo.

_ -lo mira sorprendida, ¿cómo no sabía nada de eso?-.

_ Creo que el dragón no te dijo nada porque temió que tomaras medidas. ..

_ ¿Allan sabía? Ya verá cuando lo vea la...-siente que le tapa la boca-

_ Me dejarás hablar, no me gusta hablar y lo sabes, te cuento y vuelvo al silencio ¿entendido?

_-asiente con la cabeza resignada, luego hablaría con el dragón-.

_ Bien, resulta que estaba en uno de conjuros, digno de la bruja en la que confíe, el problema Aiperus realizó un encanto de protección y aproveché para mudar de cuerpo, a la que llamas Mao. Verás al parecer, tu hermano quería retener a Allan por alguna razón, luego que me enteré de tu herida me di cuenta.

_ ¿Por qué me ayudaste? -pregunta desanimada al oír aquello, pensó por mucho que a Allan no le había importado pero en realidad no pudo ayudarla.-

_ Eres mi amiga, además, no apruebo a tu hermano. Yo también sigo siendo un han'gô. -la mira fijo- Y humano también, me preocupo por los pocos que conocí ... -se quedan en silencio un buen rato y entonces se pone en frente de ella- ¿Dónde están Onix y Nana?

_ -sabía bien que lo que veía era una ilusión, que si alguien viera estaría con Mao nada más, le tomó la mano y confesó- Ellos se fueron hace mucho, yo lo quise así, lo último que supe es que ambos se convirtieron en humanos juntos.

_ Entiendo, yo supuse algo así, porque buscaba lo mismo. -le dice y la mira con intensidad- Aún así no soy tan valiente como tu Amuria-chan, no quise estar solo. Es más me debes un beso. -le dice, quizás no era demostrativo pero sí le gustaba el afecto como todo íncubo-.

_ Tienes razón. -a fin de cuentas, Ember era solo un amigo, ambos lo eran.- Te extrañé, admito que sin ti, ya no había motivos para que Onix o Nana siguieran con nosotros dos. -le toma del rostro y lo besa con suavidad-

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El dragón pasaba por el bosque cuando a la orilla del río vio a Amuria hablar con un chico (claro para él era posible ver la misma ilusión que los mixtos). Este era rubio, de un corte extraño, la diablesa le sonreía y era amable. Entonces sintió una presión en el estómago y un impulso de enojo invadirle, no pudo evitarlo y se acercó a ellos.
El joven le miraba indiferente, eso molestaba a Allan, sin saber porqué solo quería que dejara a Amuria.

_ ¿Allan? -dice el rubio con voz neutral- Hola, soy Ember. -dijo sin vueltas y le ofreció la mano-.

_ ¿Cómo sabes mi nombre? -dice con un tono serio y se sienta al lado de Amuria, muy cerca- ¿Lo conoces? -dice refiriéndose a su "amiga"-

_ Es un amigo mio y digamos que también está en problemas, pero él se las arregla, hace siglos que nos conocemos. -dice algo sorprendida del rostro enojón que llevaba el dragón- No debes desconfiar de él, es más me ayudó con mis heridas antes. Solo que por un inconveniente está...mm...como decirlo.

_ Estoy encerrado en el cuerpo de su amiga Mao. -completa él, sonríe de lado, sabía que el dragón se sentía amenazado y le gustaba provocar a la gente- ¿Amu-chan me darías otro beso? -pidió casi inocente-

_ Claro. -se fue hacía él pero siente que alguien la detenía, Allan la sostuvo contra su pecho- ¿Qué haces? -dice confundida-.

_ ¿Lo vas a besar? -pregunta bufando y con indignación- ¿Solo porque te lo pida?

_ Es mi amigo, es como un saludos entre demonios, además hace años que no se alimenta y como me ayudó antes es lo menos que puedo hacer. Sino...bésalo tu. -le reclama, era cierto con Ember era solo un juego pero le sorprendió que se pusiera celoso así- Ya suéltame y disfruta de la vista.

_ ¿Ehh? -queda anonadado al escucharla decir tales cosas, entonces ella se suelta y besa a su amigo, Allan se siente congelado y molesto. Estaba a punto de estallar cuando al ver la mirada de él trae a Amuria hacia él tirándole de la remera-

_ ¿No me digas que estas celoso por eso? -le dice extrañada pero calma-

_ ¡Yo no estoy celoso! -dice y la suelta cuando lo siente al rubio levantarse y se le queda de frente-

_ Eres lindo, medio afeminado ¿No crees Amuria?

_ Si, ya le he dicho pero no hay caso, la cara no la podes cambiar. -supo que jugaba y le siguió la corriente- Míralo más de cerca y verás lo andrógino que es.

_ ¡Que no soy afem... -siente algo raro, algo encima suyo, abre los ojos y ven al rubio sobre su rostro besándolo, se lo quita de encima todo sonrojado y corriendo le dice- ¡¡Pero están locos los dos!!

_ Jajajajajja ¡Es que no me resistí bonito! -le grita Ember tentado y con noto amanerado-

_ Jajajjajaja ya había olvidado esa aficción tuya, jajajaj pobre no podrá dormir esta noche. -reía la diablesa como hacía tiempo no lo hacía- ¿Hey?¿En serio estará celoso?

_ Es que soy todo un macho al lado de esos ojitos celestes cielo. -dice y entonce se siente desvanecer- Ahhh ya me tengo que ir, Mao quiere volver y con razón, a pasado mucho tiempo. Nos vemos amiga.-dice serio nuevamente y la nipona se hace presente de nuevo- Ohayo Amu-chan, ¿qué hacemos aquí?

_ Nada, vinimos a ver el río y nos quedamos dormidas Mao. -dice sonriendo intentando aguantar la risa-

_ ¿De que te ríes? -dice riéndose por reflejo-

_ De nada, solo me acordé de algo. -dice y ya se pone seria- Ven vamos adentro, tengo hambre.

_ ¡¡Siii!! -exclama contenta y la sigue al trote-.

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Con la presencia de Ember, alguien, alguien se puso muy pesado y eso llamó la atención de todos menos de la persona que esperaba lo notara.
En el almuerzo con Ember, en el bosque con Ember, en el río con Ember, ya hasta le alteraba escuchar su nombre. El dragón se ponía entre ellos cada vez que veía la oportunidad, abrazaba a Amuria, se pegaba a ella cuan centinela con su prisionero. El ente lo notó y más aún lo molestaba con sus juegos y sus insinuaciones como:

¡Qué lindo eres Allan-kun!¡Estas como para comerte lindo!¡Te juro que no me importa ser hombre!

Y cosas así lo ponían nervioso, tanto que llegó a preguntarle a la diablesa si era "era" de verdad, ella le respondió que si y de ahí mantuvo mas distancia con el íncubo rubio. Hasta que un día definitivamente no logró resistirse y fue directo. Había visto como se besaban en el bosque, cuando Ember miró a Allan y simplemente le molestó mucho pero a un punto que se sintió mal, y por ende le echó la culpa al demonio. Después de eso esperó a Amuria en el cuarto y apenas entró, la arrinconó contra la cama y le preguntó.

_ ¿Te parece que me gusta verte besuqueando con ese?

_ ¿Ember? -dice totalmente desorientada, se apoya en los hombros de él, parecía enojado- Por favor, solo jugamos, no es nada serio.

_ Pues parece, odio verlos y que me mire de una forma tan despectiva, como si...-se sonroja de repente al pensar que en verdad Amuria podría sentir algo por otro-.

_ Ya no te pongas celoso, siempre hemos sido amigos y siempre así, esos besos no significan  nada para mi. No es como cuando es contigo. -dijo serena y tomo su rostro en sus manos- Mírame, no es lo mismo, en serio.

_ ¿En serio? -abre los ojos y enojado dice- ¡Que no estoy celoso!

_ Si lo estás, solo escúchate, estas imaginándote cosas.

_ ¿Y cómo quieres que no lo haga? Amuria...-baja la mirada- Yo ..a mi..me causa enojo pero también, me hace mal verte así con alguien más.

_ -ella solo le besa la mejilla y se sonroja bruscamente- Está bien, no lo haré entonces. -noquería verlo mal, no creyó que un juego lo pusiera así. Pero como súcubo no entendía esas cosas-.

_ ¿De verdad? -dice sorprendido que haya cedido tan fácil, la mira firmemente- ¿Por qué?

_ Porque no quiero verte así por eso, no, no me gusta.-dice y mira a una costado para que no la notara avergonzada- Yo...te tengo más cariño que a Ember.

_ Entonces ¿Me quieres? -se sentía un tonto por haber pensado mal antes, al escucharla decir algo así solo pudo pensar que podría haber sido, después de tanto tiempo, meses, que lo quería- Amuria..

_ Si, puede ser. -contesta aún sin mirarlo, no sabía porque su corazón se estaba acelerando, no podía dejar de sonrojarse. Sentía una fuerte necesidad de decirlo, no resistió- Te quiero Allan.

La diablesa se sintió muy nerviosa al decir algo así, pero el sentirlo tan cerca y suave con ella logró tranquiliza y solo lo abrazó fuerte mientras sonreía muy, por primera vez, muy feliz.

Un par de ojos curiosos los escuchaban desde el otro lado de la puerta de su cuarto. El demonio y su humana, ambos había colaborado en eso y se alegraban del resultado. Entonces Ember le dice a su amiga:

_ Funcionó, ahora faltas tu mi damita. -dice tranquila mientras su voz resonaba en la mente de ella-

_ No, él nunca se fijaría en mi, soy muy chica. -sonríe sonrojada-

_ Pero te gusta, eso es lo que importa. -acota- Mira que sino ¡Yo lo haré!

_ ¡No lo hagas! -dice en voz alta y por temor a ser escuchada sale corriendo por el pasillo.

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Al día siguiente Amuria le explicaba a Ember, mientras este la miraba sonriendo de oreja a oreja al oírla hablar de esa forma. Ve una sombra a su espalda y ve que es Allan, se levanta de la mesa donde estaba y con voz de niñito caprichoso se le tira encima y dice:

_ Aww eres tan dulce Allan.

_ -sin entender nada y nervioso- ¿Por qué me abrazas?

_ Es que ahora que Amu-chan no me puede besar porque te quiere a ti, se me ocurrió una idea para no estar solito. -dice y entonces lo besa rápido sobre los labios y luego se saborea con la lengua- ¡Te besaré a ti A-chan! -dice contento de la vida mientras el dragón lo mira con cara de wtf hasta que responde-

_ ¡Ahh! ¡No me beses! ¡Estoy con Amuria y es la única que quiero besar! -dice sacado cuando se da cuenta que se había transformado en el centro de la miradas del salón, se siente muy apenado y solo se quedan petrificado en su lugar-.

_ -la diablesa al verlo va y lo abraza- Ya si pasamos verguenza que sea todos.-dice y entonces se suma Ember, que claro lo veían como Mao-.

_ ¡Hi! -exclama emocionado y siente la mirada asesina del dragón sobre-

_ Quitamelo de encima. -apenas gruñe y este se aleja sonriendo-.

_ Jajajja pobre, no le digas eso, solo juega además besa como niña. -dice ella y lo atrapa en sus labios-

_ -él le corresponde, aún confundido por el anterior y medio traumado también, luego se aleja y le pide- Por favor dile que no me gusta.

_ Jajajjajajjaa -ríe con fuerza al verle la cara de angustia-

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Fueron días divertidos, entre el pavor que Allan le tenía a los besos fugaces de mi antiguo amigo y mi reciente ternura hacía él hicieron de la vida un poco más alegre para mí. Pero mientras nosotros reíamos como si todo fuera normal, las sombras se preparaban para atacar y nosotros como humanos ignoramos toda eminencia de peligro, con esperanza de poder vivir esos momentos por siempre.
Desde que le dije a Allan que lo quería, sabía que debía ganarme su amor y así lo haría; sin importar las cosas que pasaran yo buscaba su amor.

domingo, 5 de junio de 2011

Capítulo Veintidós: Mal

Allan deja a Mao en su cuarto le pone un letrero de "No molestar", entonces comienza a correr con desesperación por lo pasillos, en dirección a su habitación. Entró a la misma, nadie, comenzó a preocuparse. Se recorrió todo el instituto, abriendo y cerrando puerta tras puerta, cada persona que veía y le preguntaba no llegaba a terminar la pregunta que el joven ya estaba corriendo hacía otro lado. ¿Dónde está? Se decía una y otra vez al encontrar a todo el mundo menos a la diablesa. Sintió un escalofrío a su espalda, se volteó, era su hermano. Se abalanzó contra él y sosteniéndolo de la camiseta le preguntó:

_ ¿Dónde está Amuria? -lo miraba con odio, estaba seguro que él estaba detrás de todo aquello-

_ Mira no se de qué hablas. -se hizo bien el tonto y le sonrío- Pero si tanto te importa, yo buscaría....en el bosque.. -mira por lo bajo y siente que lo suelta y se va corriendo, pero entonces se vuelve y apuntándolo con el dedo exclama-

_ Vuelve a meterte con Mao y juro que no respondo de mi. -se voltea y sale corriendo por la puerta principal-.

_ Ja, es más tonto aún que mi hermana. -ríe sin tomarse nada en serio aquella advertencia y solo camina como si nada-.

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El dragón exploraba desde el cielo todos los árboles y claros a su alrededor en busca de su compañera. Entonces a lo lejos, cerca del río, divisa un punto inmóvil y extraño. Se acerca un poco y se da cuenta, baja con rapidez y transformándose nuevamente en humano la observa.
Era Amuria, inconsciente, la revisa y nota que estaba golpeada y bastante débil. Entonces al intentar levantarla siente algo cálido en su mano, la retira de su espalda y ve como su sangre lo manchaba. Se asustó y entonces apenas la movió a un costado y pudo percatarse de la herida en su espalda, justo en su espalda tuvo que ser.

_ Ayy Amuria, lo lamento. -dice con un tono lastimero y le acaricia la mejilla con suavidad, no respondía.-

La tomó con mucho cuidado entre sus brazos y la puso sobre su pecho para no ejercer presión sobre su herida, entonces comenzó a caminar lento hacía la mansión, debía curarla y esperar. La diablesa se siente extraña como si flotara, nota que alguien la cargaba, apenas abre los ojos y murmura:

_ ¿Allan? -su voz era baja y temblorosa-

_ Ya no hables, descansa, no te preocupes. -le dijo y apenas le tocó el pelo, percatándose que este era negro y oscuro, no rojizo como antes, muchas preguntas cruzaban su mente en ese instante pero solo se podía enfocar en ayudarla lo más rápido posible.

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Amuria despertó, su vista nublosa tardó en aclararse, estaba boca abajo sobre su cama. Intentó levantarse pero un agudo dolor se lo impidió, apenas emitió un leve gemido ante eso y  se quedó como estaba. Estaba muy cansada y casi no podía mantener los ojos abiertos. Escuchó la puerta abrirse, no tenía idea de que pasaba más allá de su almohada, la cual abrazaba con confusión en la cabeza.

_ ¿Amuria estás despierta? -la voz de Allan sonaba preocupada, se le acerca y apenas posa su mano  sobre su cabello-.

_ Creo que si, ¿Qué demonios..-volvió a intentar levantarse pero no podía.- ¿Qué pasa? -dice angustiada, odiaba su estado, se miró las manos, era humana.-.

_ -la sostuvo para que no volviera a intentar  levantarse- Ya tranquila, no estás en condiciones como para eso. Te encontré en el río y te traje, no sabía que hacer así que solo limpié tu herida y apenas la vendé pero tuve que ponerte así o sino no se cerraría-.

_ ¿Herida? -dijo y entonces tratando de hacer memoria, aquella noche es evocada en su mente, aplasta su cabeza contra la almohada-. ¿Cuánto tiempo dormí? -pregunta con esfuerzo, el dolor volvía a apoderarse de ella-.

_ Unas seis horas desde que te encontré, me preocupas mucho, Amuria....-temiendo por la respuesta- ..¿Qué te pasó?¿Quién te hizo eso?

_-suspiró y apenas mirándolo de lado intentó fingir y le dijo- Tenías razón al desconfiar de Aiperus, él me engañó y...y...-sus ojos se llenaron de lágrimas- soy una tonta.

_ Vaya que lo eres, lo sabía ese tipo no es de confiar y tu tan tranquila, debes tener más cuidado. Pero por suerte no....-siente un ruido extraño- Ahh ya no importa, Amuria no es tu culpa, tan solo..-le quita la sábana de la cara y entonces, sus miradas se cruzaron.-

La humana entonces, sintió mucha tristeza, enojo y temor juntos, sus emociones la atacaron desprevenida y su orgullo ya no era tan fuerte como para ocultarlas, no ya más. Estiró su brazo a Allan y tomó apenas su mano, murmuró:

_ Soy un tonta ¡Soy una tonta! -una lágrima clara se deslizó sobre su mejilla, y a esta siguieron muchas más.- Allan, perdón. -comenzó a llorar con intensidad, intentaba limpiarse pero era inútil, ya no podía contener todo lo que sentía, todo el dolor que guardaba era libre al fin, era lo último que podía soportar. Su llanto era profundo y su respiración costosa.-

-El dragón se sorprendió, nunca creyó que la vería así, lucía tan frágil. La abrazó con cuidado y apoyando su rostro sobre el de ella le susurró- Debes calmarte o será peor. -la miró, verla llorar, escucharla, le hacía sentir un gran peso en el alma. Podía sentir el dolor de ella.-

_ Duele mucho Allan, estoy triste, muy triste. -dijo entre sollozos y apretó su mano mientras continuaba llorando- No quiero llorar, lo siento, pero no puedo.. -se tiró contra la cama y entonces comenzó a lanzar gemidos de dolor y pena, parecía no poder consolarse-.

_ -La contuvo lo más que pudo, sabía que no podía hacer nada y eso le molestaba.- Ya, todo está bien ahora, por favor...no llores, ya no importa, no llores o solo te harás más daño. -decía una y otra vez, sentía sus esbeltos brazos y su pecho exaltarse ante los espasmos y agitación de su cuerpo. No dejaba de llorar, parecía alguien tan dolido que hasta al dragón se le pusieron brillosos los ojos, no podía verla así.

Un buen tiempo pasó hasta que la joven comenzó a calmarse, dando un pocos suspiros de cansancio, las lágrimas dejaron de caer y su voz se calló un momento. Respiraba de forma pausada, le costaba mucho ya que le dolía al inhalar. Cerró los ojos y solo se quedó muda unos minutos. Allan la abrazó y posando una de sus manos en el cuello de ella intentó calmar su respirar aliviando sus suspiros. Notó que las vendas que le había puesto estaban llenas de sangre. Sintió las mejillas de Amuria un tanto calientes pero con todo lo que había sollozado no era de sorprender. Se levantó con cuidado y quedando a su altura para verle el rostro le sostuvo la mano y le dijo en tono bajo.

_ Debo cambiarte las vendas. -era amable, sintió como ella soltaba su mano y solo le daba silencio- Bien, no te preocupes, yo puedo curarte pero debes estar calmada o no sanará.

_ -apenas abrió los ojos, el marrón claro resaltaba en su cabellera negra- Perdóname. -dijo con tono lastimero, odiaba llorar y temía que Allan la creyera débil por ello-.

_ Está bien, no te disculpes, solo descansa un poco ¿Si? -le besó la frente con ternura y se levantó para buscar nuevas vendas-.

Fue hacia un mueble, sacó alcohol y más vendas que había sacado de la enfermería con la excusa de hacer un botiquín para el salón de educación física. Se acercó a la chica y con mucha delicadeza bajo la sábana que cubría la mitad de su espalda para curarla, le había cambiado la ropa mojada y la dejó descubierta en el pecho por la herida. Al verla no pudo evitar sonrojarse de pena, es que no acostumbraba a verla así porque si.
Sacó con cuidado las vendas manchadas, humedeció un algodón con alcohol y apenas le dijo a Amuria.

_ Esto te va a arder, solo intenta contenerte para no gritar, ten. -le otorga su mano libre- Apriétala cuanto quieras, yo igual seré suave. -con un poco de temor le roza apenas y más decidido comienza a limpiar las heridas. Sentía como las uñas de ella se hundía en su piel, como cerraba sus ojos con esfuerzo y se mordía el labio inferior para no emitir queja. La cortadura más grande cruzaba justo por encima de su columna, y a sus costados de un lado dos y de otro tres cortes más. Paró un momento, al terminar con las pequeñas- Respira, ahora viene lo peor, no sabes como me gustaría decirte que no dolerá pero no me gusta mentir.

_ Lo sé. -le dijo apenas y lo miró- Sigue. -ordeno volviendo a poner su rostro sobre la almohada-.

_ Bien. -trago saliva y sin más, realizó el último paso, esta vez Amuria no lo apretó, ni sintió que se contuviera. Eso lo motivo a continuar y hacerlo rápido. Al hacerlo, soltó la mano de ella y empezó a colocar las vendas nuevas, las heridas no dejaban de sangrar, quizás era más grave de lo que pensaba. Apenás las aseguró al costado de su cuerpo con cinta hipoalergénica y entonces la cubrió un poco y se le acercó para hablar.

_ Responde con la verdad, ¿Estarás bien pronto? -siente que respira y luego de unos segundo oye su respuesta-.

_ No, no lo sé, lo único que tengo en claro es que no aguanto el dolor. ¿No tienes nada para eso? -dice mientras intenta quedarse quieta-

_ No, es que, no creo que sirvan. Amuria, yo no puedo ayudarte, estás muy mal. -hace silencio un momento- Te vas a enojar pero debo decirlo, ¿Debo llevarte a un hospital?¿Cómo te sientes?

_ - lo medita un momento y luego solo suspira, no, no podría sanarse sola.- Me siento muy mal, creo será mejor eso.

_ De verdad debes sentirte así para decir eso. -piensa en voz alta y luego acota- Esperemos a que estés más calmada y entonces te levantaré para llevarte. Ya cuando sea de noche nadie nos verá y si volvemos antes de que pase la supervisora no se darán cuenta. Igual pienso quedarme unos días contigo. -le dice muy serio y la besa en la frente- Ahora yo te cuido, ¿Entendido?

_ -ella sonrió, jamás la habían besado de esa forma- Y no creo poder emitir queja. -dice con voz baja y entonces le dice- Allan tengo hambre, ¿Puedes traerme algo de comer?

_ Emmm claro, ¿Qué te gusta? -le pregunta ingenuo como siempre-.

_ Cualquier cosa. -dice y se cubre con el pelo-

_ No, espera no vuelvas a hacer eso.

_ ¿Qué cosa? -dice por lo bajo-

_ Eso, déjame verte.- le levanta el pelo y con un gomita que llevaba de pulsera se lo ata- No quiero que te ocultes de mí, muéstrate, yo no te juzgaré, me asustaste antes y no lo volverás a hacer. -le sonríe y entonces agrega- Mira no te quejes del peinado, solo quiero ver que estés bien y es difícil con tu "posición".

_ Pervertido. -le dice graciosa al escuchar su tono sabía muy bien que la había visto y aún estaba sonrojado-.

_ No soy pervertido. -dice y entonces sale por la puerta- Ya vuelvo y te traigo algo.

_ Hazte el tonto nomas. -dice divertida y al sentir la puerta cerrarse solo mira por lo bajo, suspira fuerte y llora un poco más- ¿por qué tiene que ser tan bueno?

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Allan volvió con una bandeja llena de pan, fideos, confites, había puesto de todo un poco porque no tenía idea de que comía Amuria, ya que no recordaba viéndola comer. Entonces la vio dormida de vuelta, la sacudió un poco y ella despertó.

_ Ten come un poco, pronto será de noche y nos iremos. -se le acerca y se coloca encima de ella- Ven te ayudaré a enderezarte un poco, sabes unos de mis hermanos tuvo una herida así y se un poco sobre cómo ponerte para que no te moleste tanto. Permiso. -con uno de sus brazos la sostiene de su abdomen desnudo y le asoma una almohada entonces queda más altiva, era liviana, el dragón intentó sacar su mano y se sintió rozar con el pecho de ella. Se levantó con apuro.- Perdón. -dijo tragando saliva y solo intentó dejar de estar tan avergonzado, la había visto desnuda, había estado con ella pero no sabía porqué le daba tanta pena ahora-.

_ Gracias Allan. -le dice por lo bajo mientras ve lo que le había llevado, casi no sintió cuando la levantó. Comenzó a comer los fideos.-

_ Supuse que comerías eso. -dice sentándose a su lado- Mao me dijo que te gustaría.

_ Mmm...¿Cómo está ella? -pregunta como si nada-

_ Bien. -no le contaría lo que Aiperus le hizo, igual la lolita no recordaba nada.- Le pedí ayuda porque no sabía  lo que te gusta.

_ No, yo tampoco, pero igual hace tanto que no como que no me quejo. -apenas lo miró, pensando que había notado el cambio en su cuerpo- Este Allan, estas raro, nunca me pediste permiso antes. -mira hacia otro lado- Ya no te parece lindo mi cuerpo. -claro era entendible, pensó, sacando su parte de súcubo se volvía alguien normal, una mujer muy esbelta por su herencia nipona y con menos atributos por así decirlo. Se quedó cabizbaja-.

_ No, no, no es eso Amuria. -dice rápido, no pensaba eso.- Es que...-entonces se sincera sin más- Te ves frágil y tengo miedo de hacerte daño...además pareces más humana y me da vergüenza. Pero eres linda como siempre. -intenta arreglar el detalle y le sonríe-.

_  Bueno. -dice y termina de comer, deja todo a un lado y se saca la almohada del abdomen sola se recuesta con cuidado- Sabes, sigo sintiéndome tonta, eso es muy común cuando soy humana. -se tira el pelo a un lado para verlo- Incluso odio el color de mi pelo.

_ Vamos no está tan mal tampoco. -se le acerca apenas y le acaricia la mejilla- A mi me gusta, aunque te hace más pálida, más más Mao por así decirlo jajajjaja -ríe y siente como lo agarra de la camisa y lo acerca a su rostro-.

_ Ya falta mucho para poder irnos. -su expresión era confusa-.

_ Solo unas horas, ¿Te duele mucho? -le pregunta y la toma del cuello mientras la miraba directo, estaba muy cerca- Amuria quieres...

_ No, no puedo así. -le responde leyendo sus pensamientos- Solo me gusta tenerte así.

_ A mi también. -entonces elimina el espacio que los separaba y une sus labios mientras la besa de forma suave y delicada, como si fuera lo más frágil que alguna vez tuvo- Yo te quiero. -le dice y la mira con el mismo sentimiento en sus ojos, la ve sonrojarse-.

_ Tonto. -lo besa de nuevo y luego solo desvía la mirada para evitar decir nada-.

_ Ya no seas tan seria. -se sienta al costado de la cama y tira su cabeza para atrás apoyándose en el colchón y cierra los ojos- Sabes que te encanta que se bese así.

_ Presumido. -dice por lo bajo y posa su mano en la frente de él- Te voy a tener que despertar ¿cierto? te quedarás dormido así.

_ No, solo descanso los ojos un momento...

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Eran las 23 de la noche, ya no se escuchaba a nadie en la escuela, la joven sacudió un poco el hombro de su compañero y le dijo:

_ Vamos Allan, despierta. -lo sacude más fuerte hasta que se cansa y entonces le tira del pelo-.

_ ¡Hey! -dice mientras se despierta de a poco- Eso dolió, que te pas..ahh cierto, perdón. -ríe un poco y se levanta, le mira las vendas, estaban manchadas de vuelta, ¿Cuánta sangre tenía Amuria?- ¿Te siente bien?

_ Estoy un poco somnolienta, creo que mejor nos apuramos. -al levantarse apenas se siente mareada pero no dice nada.-

_ Será mejor que aseguré tus vendas, tengo miedo de que si las cambio de vuelta no puedas moverte después. -así lo hace y una vez listo la sienta mientras escucha los quejidos de ella le coloca una remera de él para que no se le notara el hecho de andar sin nada debajo- Ven sostente de mí, si no puedes yo te tengo tranquila.

_ Bien. -se toma de su hombro y se pone con ayuda del dragón unos pantalones y unas zapatillas.- Vamos.

La tiene con firmeza, le puso una mano en el abdomen y otra por encima de los hombros. Temía por que se cayera. Ella solo confió en él, ya que no podía decir nada, sentía fuertes puntadas cada vez que se movía pero tenía que seguir.
Pasaron varios pasillos, ya solo faltaba salir por la puerta principal, tomaron un descanso corto para que Amuria pudiera respirar, estaba agitada y decaída.
A sus espaldas se escuchan ruidos de pasos que se detenían justo allí detrás. Pensaron en que habían sido descubiertos, que el Director o Supervisora los iba a mandar a detención pero nada comparado a los rumores en cuanto a Amuria.
Allan miró con cuidado, entonces la han'gô sintió como se ponía en alerta y su mirada se tornaba enojada.

_ ¿Qué haces aquí? -pregunta, era muy obvio, que lo único que quería con ese tipo era devorar sus órganos y dejarlo a la intemperie-.

_ Solo me llamó la atención ver a Amuria aceptar tu ayuda, aunque no debería sorprenderme, ya que ella...

_ ¡Aiperus basta! -dice alto y lo mira apenas tratando de ocultar su dolor- Dices una palabra más y yo...

_ ¿Tu qué? No puedes herirme, ya lo has comprobado y sin embargo aún sigues desafiándome, realmente eres testaruda.-comienza a caminar hacía ella, sintió el olor a sangre de sus heridas- Veo que no puedes defenderte, ser indefensa nunca te sentó bien.

_ ¡Cállate! -le defiende Allan y entonces estaba a punto de ir hacía él para golpearlo cuando siente la mano de Amuria tocarle la mejilla-.

_ Ya ignóralo, tan solo salgamos de este lugar, por favor. -lo mira con pocos ánimos sentía que sus fuerzas la abandonaban-.

_-por primera vez en su vida, guardó su ira y solo se ocupó de ella, abrió la puerta y salieron.- Ya, estarás bien. -le susurró mientras se alejaban-.

_ Esto se está poniendo más interesante de lo que creí, de verdad lo quiere y eso, solo la hará más fácil de convencer. -dice en la oscuridad cuando el destello de sus ojos rojos de desvanece-.

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Amuria y Allan ya estaban en frente del hospital de la ciudad más cercana, habían ido en taxi, así que solo les sobraba entrar. Aunque no tenían bien en claro qué decir, de pronto el dragón siente como todo el peso de la joven caía sobre él. La abraza sin poder evitar tomarla por la espalda y la ve, se había desmayada. Ya sin más, ni excusa ni nada entra y comienza a pedir ayuda. Unos enfermeros y el médico de guardia van con él y le quitan a Amuria de sus brazos, se la llevaron y la atendieron. Allan se sintió vacío al no tenerla a su lado, solo podía esperar.
Pasados solo unos segundos, una enfermera se le acercó y lo condujo por unos pasillos mientras le decía:

_ Ven rápido, está histérica, se acaba de despertar y debemos suturarla pero no nos deja. -lo hizo entrar a una de las habitaciones donde vio a Amuria de espaldas, con la herida al descubierto pero nadie se le acercaba-.

_ Amuria ¿Qué pasa? -dijo preocupado y fue a su lado, entonces siente cómo la toma la mano-.

_ Ahora si puedo. -dijo a la doctora a su costado y esta con algo de miedo se le acercó-.

_ No puedo ponerte anestesia por el lugar, sería riesgo así que chico, intenta que esté calma hasta que termine de coserle las heridas. -dice la mujer mientras hilvanaba la aguja-.

_ ¡¿Cómo así nomas lo harán?! Ella está muy mal que pasa si se desmaya o no lo soporta..-la hango le toma la mano y le dice-.

_ Ya solo te quiero aquí, está bien, ¿recuerdas? -cerró los ojos y se quedó callada-.

La doctora hizo su trabajo, la joven al tener la mano de él no hizo nada, pese a que era muy sensible, no se sintió tan mal. Entonces al terminar sintió cómo la vendaban nuevamente y se dio el lujo de dormir un poco. Allan la miraba con preocupación, nadie se animaba a preguntar nada al parecer, mejor pensó.
La doctora le había dicho que necesitaría mucho reposo y que descansara, igual sus heridas debían ser controladas pero al ofrecerles quedarse en el hospital ambos se negaron por una cuestión de tener que vigilar al demonio en el instituto y no levantar sospechas de los problemas estaban ocurriendo.
Llegaron al instituto, Allan la llevaba encima, ella estaba dormida, pero entonces...en cuanto entran estaba casi toda la escuela esperando como si nada, sin mencionar la cara de los directivos al verlos juntos. El dragón se sintió congelado un momento, ¿Cómo rayos supieron que....
Nunca se sintió más desorientado que entonces, pero no se exaltó ni nada, solo musitó:

_ Con su permiso, explicaré luego pero debo llevarla al cuarto. -entonces comienza a caminar entre la multitud que nada entendían pero igual nada dijeron-.

Esa mañana, el dragón estuvo absorto en explicaciones y cuestiones y sermones comunes para los humanos, sin mencionar la mil y un historias que había nacido de su ahora posición con Amuria. Después de dos horas hablando con los directivos por el "accidente" de la chica, lo dejaron ir ya que le creían, claro él era de confiar y además no había pruebas de que fuera otra cosa. Al menos escapó de esa.
Después mientras iba a su cuarto, todos lo invadían de preguntas pero él no respondió nada, al llegar a la puerta la encontró a Mao con cara de preocupada, la tomó los brazo y entraron con rapidez.

_ ¿Qué pasó Allan? Me dijiste que estaba resfriada, no lastimada. -le reprochó y entonces se dirige a Amuria-.

_ Ya espera, yo te explico. -la frenó y la sentó en la cama de al lado- Ayer fuimos al bosque y nos caímos de un árboles, ella rozo con el tronco y quedó muy lastimada, pensamos que se enojarían e intentamos arreglarlo solos pero ella se sentía muy mal y tuve que llevarla al hospital. Evidentemente alguien se enteró y lo dijo a toda la escuela, pero no quería preocuparte por eso no dije nada. -repitió el mismo discurso que a todos-.

_ Bueno, que tontos que son. -lo reto como una mamá enojada y luego solo se dedicó a ver a su amiga- ¿Se pondrá bien verdad?

_ Si, claro, ella es muy fuerte lo sabes. Solo necesita descansar. -la abraza como siempre- Creo igual, que le vendría bien una amiga que la acompañe, ¿entiendes?

_ Si, lo sé. -le corresponde el abrazo y luego le dice- Debes estar cansado si estuviste toda la noche con ella, ve y date una ducha, come algo, yo la cuido...

_ Me vendría muy bien. -la suelta y busca algo de ropa para irse.- La cuidas y si pasa algo o se despierta me avisas.

_ Hai. -asienta con la cabeza-.

El pelirrojo se va y las deja solas. La nipona de lentes se queda viéndola un rato, entonces le coloca la mano en la nuca, el resplandor de la marca de la parte súcubo de Amuria se hace presente. El rostro de la joven se torna serio por completo y entonces la toma con fuerza del cuello lo que hace que Amuria se despierte sobresaltada y en un intento por defenderse la toma del brazo e intenta quitársela de encima.

_ ¡Mao suéltame! -grita a sabiendas de que si estaba bajo el poder de Aiperus difícilmente pudiera recordar que eran amigas-.

_ No entiendes, esto es solo el principio, tu hermano no te dejará en paz. -dice con otra voz-

_ ¿Quién eres? -dice apenas mientras siente que la suelta, entonce nota que en realidad no le estaba haciendo daño, la estaba curando, ya no sentía dolor al menos- ¿Qué..

_ Soy un viejo amigo, ahora te regreso a la lolita. -sonríe y entonces Mao se queda en blanco un momento, vuelve en sí como si nada y al ver a su amiga despierta le dice- ¿Cómo te siente Amu-chan?

_Confundida. -mira a su alrededor- ¿Y Allan?

_ Él fue a bañarse, se lo veía cansado, pero ya viene. ¿Por qué confundida? -pregunta inocente como siempre.-

_ Nada, solo la medicación que me dieron. -se pone de costado, al contacto si le dolía un poco pero no tanto como antes, podía sentir los puntos rozando con la remera, era muy molesto. Se concentró en la lolita y le pregunta- ¿Sabes? Te voy a regalar un collar. -mejor le doy un amuleto o en cuanto me descuide está cae endemoniada, no sabía que las inocentes fueran tan propensa, aunque ahora que lo pienso Mao está muy....

Entra Allan y le corta los pensamientos, la mira y esta solo le desvía la mirada. Siente la mirada asesina de él sobre su rostro, le había leído el pensamiento y encima ella no llegó a cambiar su expresión.

_ Eres un horror hasta enferma. -nota que estaba rara, se le acerca a la nipona- Ya te agradezco Mao, ahora me quedo yo, verás,  Amuria está apunto de decirme que me quiere. -dice presumido y la saca a la pequeña-.

_ ¡Suerte! -le dice irónica y le hace una seña a Amu para que lo hiciera, había caído en el juego- Bye-bee!

Se quedaron solos, él la miró un instante y luego se fue a acostar a su cama.

_ Se te nota más tranquila. -dice sonriendo-.

_ Allan, las cosas se ponen difíciles, no quiero pensar en qué estará pensando Aiperus, pero...no quisiera que pasara algo con Mao o contigo. Yo, quizás sería mejor si me fu...

_ No te acobardes así, tan solo debemos pensar las cosas, sabes estas un poco asustada lo entiendo pero no digas eso. Sabes bien que Mao y yo te ayudaremos, solo danos la oportunidad. -la mira y estira su mano hacia ella-.

_ -toma su mano- Tengo miedo, se de lo que son capaces los demonios y no es nada lindo créeme, más por Mao que no puede defenderse.

_ Yo la cuido, como a ti, necesitaré ayuda con ella pero ya se quien me puede ayudar.-sonríe- Ahora solo concentra en curar tus heridas, será mejor si te tengo a mi lado para pelear, aunque es tierno verte como humana, tan delicada.

_ Delicado serás tu. -le tira un almohadón sonriendo- Pese a que me animas, no puedo dejar de pensar en que pasará y eso, es como que no puedo aceptar tu ayuda. Ya demasiados problemas he causado.

_ -se levanta y se acuesta a su lado mientras la atrae a su pecho y la abraza- Cállate y abrázame, tonta.

Así lo hizo, poco a poco lo sostuvo, mientras se sentía tan bien entre sus brazos, como si nada más que eso existiera. Amaba estar así con él...

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Lo que sucedía era más allá de mi, sin embargo pese a mis temores, no tenía opción y comenzamos a pensar como solucionar el problema. Esa vez no quería huir solo necesitaba volver a disfrutar de la sencillez humana para darme cuenta que lo más quería lo tenía justo frente a mis ojos. La forma en que Allan cuidó de mi, me hizo olvidar mi recia actitud de soberbia y me convertí en alguien tierno con él y Mao claro.
Pero no sería fácil, estando herida, con ayudas que no conocía y un demonio suelto; pocas eran las razones para que pensará que todo saldría bien.
Solo debíamos trabajar juntos, eso decía Allan, mi dragón.