lunes, 11 de julio de 2011

Capítulo Veintisiete: Ai Shiteru

La joven se despertó, se encontraba encima de Allan, tenía su cabeza apoyada sobre su pecho y podía sentirlo respirar como siempre de forma bastante lenta debido a tener que lidiar con el peso de ella.
Se quedó quieta, solo escuchándolo debajo suyo, tenía sus piernas alrededor de su cintura, podía parecer cualquier cosa, si alguien los viera pensaría cualquier cosa. Pero era solo una unión inocente, después de una noche extraña, no pudieron separarse por más que lo quisieran. Se levantó apenas encima de él y entonces le besa una mejilla a modo de despertarlo.
Los ojos celestes de él apenas se entreabrieron y entonces solo se quedó quieto, no tenía ganas de levantarse aún. Ella entendió el mensaje y se levantó de encima, siente que él la retiene.

— Espera Amuria, quédate un rato conmigo. —dice medio soñoliento.

— No me llames así, es complicado, pero creo que ese no es mi nombre. —mira hacia la nada y luego agrega— Solo me quedan días, y los quiero disfrutar, no quedarme encerrada en este cuarto.

— Este....bien...solo un detalle. —dice serio y entonces aún con los ojos cerrados le pregunta— ¿Cómo te debo llamar?

— se le acerca y le susurra al oido— E-t-s-u-k-o.

—  Etsuko. —repite Allan y entonces se voltea para seguir durmiendo— Es lindo nombre, más japones, me gusta.

Entonces se escucha un ronquido, estaba muerto.

— Mmm, Etsuko, a mi también me gusta más. —dice para sí y entonces le alborota un poco el pelo a él y se levanta para empezar el día.

Su primera parada sería ir con Mao, aunque no tenía muy en claro lo ocurrido cuando se convirtió en demonio, podía recordar la voz de Ember llamándola. Debía hablar con él, debía decirle lo que planeaba hacer. Entró de una en el cuarto de la pequeña cuando encuentra un panorama algo perturbador para la joven, cierra la puerta y lo única que atina a decir es:

— ¡Lo siento!¡No sabía, no quise! —entonces se siente sonrojarse.

— Espérame un segundo Amu-chan.—dice la pequeña y entonces se escuchan algunas voces y quejas pero finalmente sale— Solo nos besábamos nada más, estas roja, no me dirás que te da...

— No importa eso. —la interrumpe y entonces le pide— Este, necesito hablar con Ember, pero puedo hacerlo más tarde, ¿Te parece esta tarde?

— Claro, a las seis ven y habla con él, ahora estoy ocupada. —dice pícara y vuelve a su cuarto con apuro.

La han'gô se sintió raro, ver a los novios siempre le provocaba la misma sensación. ¿Cómo se sentiría hacerlo por deseo real?¿Por amor? Como sería....si ella, por primera vez, hiciera el amor con alguien..con..
Sus manos temblaban, estaba sonrojada de solo pensarlo, se sentía raro pensar algo así, sería mejor que lo olvidara y siguiera con lo que debía hacer.
Se había decidido, que en sus últimos días haría como si fuera alguien normal, una chica sin nada más que preocuparse que si misma. Quizás porque en el fondo ella misma quería serlo.
Se encaminó hacía el comedor tenía mucha hambre, más de la habitual.

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El dragón se levantó, ya era tarde pero no le importaba era Viernes, no tenían clase los Viernes. Se sentó a un costado de la cama y apenas puso sus manos en su rostro para refregarse los ojos. Siente a alguien a su espalda se voltea y recibe un beso fugaz que lo deja pasmado un rato hasta reaccionar.

— ¡Hombre! Me sorprende que siendo tan lento para responder mi hermana ya no se haya aburrido de ti. —entonces se aleja y aparece en la ventana— Aprovecha ahora dragoncito, en unos pocos días Amuria será mía y entonces, se olvidará de ti y su "amor".

— ¡Eso no es cierto! —le reprochó mientras se limpiaba la boca del asco que le causaba que ese tipo lo hubiera besado— Ella no será como tú o su padre, ella es buena lo sé y no se dejará vencer por tí.

— Jajajaj que iluso, eres igual que ella, lo siento pero debe hacerlo o sino se convertirá en cenizas. —entonces lo mira con frialdad— Si ella no se convierte romperá su juramento y se convertirá en cenizas, si decide por ser humana, yo mismo me encargaré de matarla.

— ¡Cómo puedes decir eso! ¡Es tu hermana! —dijo apunto de ir y romperle el cuello.

— Es verdad, no puedes evitarlo y ella lo sabe. Por eso me juró con su sangre que se transformaría. Dragón, acéptalo como ella. Han perdido. —desaparece y solo un leve olor a azufre queda en el aire-.

— No, no puede ser verdad, ella no lo haría. —piensa con temor, si lo olvidara, Allan no sabría que hacer.-

Entonces se puso unos pantalones, se puso si gabardina negra y salió a buscarla. Debía preguntarle, no podía seguir con las dudas y el misterio. Debía decirle...

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Etsuko estaba disfrutando del aire libre, se paseaba por el jardín y sus flores. Cómo le gustaba ver el mundo de esa forma tan sencilla y dulce. Se acercó a las rosas y las miró un momento, eran tan bellas, siempre le habían gustado pero nunca cortó ninguna para si. Estaba a punto de tomarla en su mano cuando siente a alguien correr hacía ella y del susto aprieta el tallo de la flor y se clava las espinas en la mano. Lanza un grito de dolor, la persona a su espalda se detiene. Ella voltea mientras suelta la flor y ve como una espina se había quedaba hundida en su piel. Estaba a punto maldecir al inoportuno cuando al verlo solo llegó a decir.

— Eres un tonto, mira lo que me has hecho hacer. —se quejó y entonces le mostró la mano con la espina-

— ¡Yo no quise asustarte! —se defendió él y entonces va y le toma la mano— En serio, lo siento Amu--- Etsuko.

—suspira intentando no gritar de nuevo— Solo ayúdame a sacarla, me duele. —dice mirando hacía otro lado cuando siente que él la toma por los hombros— ¿Qué...

Al levantar la mirada se encuentra con un Allan muy serio, parecía como si dudara de ella, pero ¿Por qué? Siente como aún sin mirarla le toma la espina y se la saca con cuidado. Ella toma su mano por reflejo y siente como ni siquiera sangraba, había exagerado aún así el dragón no parecía estar molesto por eso.
Etsuko no se animaba a hablar.

— ¿Es verdad que te convertirás en demonio?  ¿Tan fácil te rindes ante tu hermano? —dice un tanto triste y sin mirarla-.

— Si, es verdad. —admite apenada y al sentir como él la quiso soltar ella solo lo sostuvo con más fuerza— Allan, yo no valgo tanto como para seguir poniéndote a ti y a Ember en riesgo, yo me asusté mucho.

— ¿Qué te asustó tanto como para decidir eso? —le dice un tanto triste— Yo no quiero perde....

Ella lo interrumpe posando uno de sus dedos en sus labios y entonces se le acerca y le dice en voz baja

— Yo me asusté, de que verte sufrir por mi culpa, no importa que digas...tu solo me has visto a mi sufrir pero yo he visto a cada ser que he querido sufrir. Y ya no puedo soportarlo, no más.

— Etsuko. —dijo mirándola sabiendo que no podría comprender ese sentimiento— Entonces...huyamos juntos.

— No importa donde vaya mientras esté así, Aiperus podrá encontrarme. —se sinte temblar ante ese pensamiento— Si me convierto en demonio, me iré con ellos y yo me olvidaré de ti. Entonces podrás seguir como si nada, yo no me enojaré es mejor a seguir así.

— Pero yo no quiero olvidarte.

— Debes hacerlo, porque en unos días ya no seré la misma, decidiré por una raza y no molestaré más.

— ¿Y si te conviertes en humana?

— Sería peor, porque me verías morir a manos de Aiperus o Abalan, si es que no se aprovechan primero... —mira hacia abajo con tristeza—

El dragón intenta abrazarla, pero ella lo evita y se marcha caminando. Quizás él no era suficiente, para protegerla, para hacerla sentir segura. Tal vez, ella tenía razón y debía dejarla ir, porque sería lo mejor para los dos. Se queda cabizbajo, pensativo. Él no sabía que hacer, Etsuko sonaba muy distinta a Amuria, más temerosa pero a la vez realista.

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A la noche, ambos estaban en sus respectivas camas, no se había hablando desde la tarde. Parecían no encontrar que decirse. Se durmieron sin más.

Horas más tarde el dragón entre sueño creyó escuchar a su compañera llamarle. Al principio no le dio importancia, "no es nada", se repetía con tal de seguir durmiendo. Cuando un grito logró sacarlo de su letargo.

— ¡¡Allan!!

El dragón saltó poco más de su cama y sin más dirigió su mirada hacia ella. Tenía los ojos abiertos por completo, miraba el techo y se tomaba del pecho con esfuerzo. Se le acerca y pone sus manos en su rostro mientras la escuchaba quejarse por lo bajo, no sabía que le pasaba, su piel estaba hirviendo casi.
Ante de que pudiera preguntar cosa alguna siente las manos de ella tomarlo bruscamente y besarlo con un furia inquietante. Él no soporta mucho, le estaba quitando demasiada energía entonces se la saca de encima.

— Jajajjajajjaja hola dragoncito, tiempo sin dejarme salir hizo esa humana. -exclamó la súcubo Amuria mientras se levantaba y lo saludaba- Voy a causar un poco de caos y luego regreso para compensarte.

Se teletransportó hacia afuera y entonces emprende vuelo con sus alas tan particulares. Allan reacciona, sale por la ventana y transformándose la persigue hasta que sin darse cuenta se choca con ella y se enredan de una forma extraña.
El dragón aprovecha y sujetándola como si "estuviera confundido" y la llevó de a poco hacía el río donde la tomó enserio y sin pensarlo la llevó en picada hacía él. Ella no pudo reaccionar. Se sumergieron casi sin poder aguardar aire por lo que la diablesa lo empujaba con rapidez para ascender a la superficie.
Al salir había regresado a ser humana, estaba temblando y con los labios azules del frío. Se sostuvo de Allan, estaban en la parte profunda.

— ¡N-n-no s-se na-d-da-ar! —gritó apenas sosteniéndose del cuello de él y casi ahogándolo a él también

— ¡Ya Etsuko te tengo deja de moverte! —la regaña una vez que la toma por la cintura y patea para mantenerlos a flote.

De a poco llegan a la orilla donde ella se sube rápida y temblando, se había sentido raro el hecho de verse hundida bajo el agua sin poder respirar, definitivamente nunca más quería sentir eso. Se abrazó a si misma se sentía temblar sin control, claro con toda la ropa mojada y de noche no era el mejor clima. Se levantó apenas intentando recobrar la postura. Se acuerda de esa noche en que fue tirada al río por su propio hermano, no logra borrar esa rabia en su interior, sale la chica enojona y gritona que Allan tanto quería.

— ¡Eres un idiota! ¡cómo te odio maldito demonio!¡Por tu culpa me pasan estas cosas! —grita cuando ses interrumpida por una fuerte tos.

El dragón trata de calmar para que se le pasara aquel ataque, le coloca una de sus manos en el pecho de ella e la va haciendo más lento la respiración para que se detuviera. En cuanto lo logra la joven se toma de sus hombros y le agradece con la mirada mientras sentía cierto ardor en la garganta. Él retira la mano de donde la tiene con lentitud cuando nota algo de "frío" rozar contra se mano. Etsuko se sonroja y tiembla ante ese contacto y se separa un paso. Allan hace como si nada y mirando hacía otro lado medio avergonzado y ahora con calor más que frío le dice por lo bajo:

— Debemos ir a dentro o te enfermarás. —le ofrece su mano algo dudoso— No fue apropósito Etsuko.

La joven solo asiente con la cabeza y le toma la mano con seguridad. Se van caminando con tranquilidad, la noche estaba oscura y serena, como sus corazones que parecían haberse quedado mudo ante aquel extraño incidente.

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Una vez adentro, Allan tomó un par de toallas y se las dio a su compañera, buscó para si y sin cuidado alguno solo se cubrió con la puerta del ropero y se sacó la ropa para secarse y ponerse algo seco. Etsuko lo miraba de reojo mientras se secaba también, sentía su corazón latir con fuerza al verlo así, ocultando su cuerpo de ella. Sin más se sacó su ropa, una mirada furtiva de Allan sobre la puerta del mueble que lo cubría, de pronto sintió la misma puntada en la cintura que aquella vez cuando se besaban. Se escondió de nuevo y trató de calmarse pensando en cualquier otra cosa, quizás era verdad que los chicos solo pensaban en eso o al menos eso le pasaba últimamente, solo esperaba que no lo notara.
Etsuko terminó rápido pero tenía el pelo aún mojada, se lo envolvió en una de los toallas y notó que su compañero se tardaba más de lo normal. Se acercó a penas y pregunto con voz suave.

— ¿Estás bien? —piensa un momento— Ya terminé yo, este, no te enojes solo es que me cuesta un poco esos contactos siendo humana... Yo...

Sale del armario vestido y le roba un beso apasionado, efímero y algo brusco. Se separa de ella y se sienta en su cama mirando el suelo. Con gran pesar en su voz exclama descontento.

— Lo lamento, no quise hacerlo, me siento algo ... — excitado, no quería admitirlo por orgullo pero le costaba controlar esa parte de él, siempre se dejaba llevar por los instintos de su parte animal.

Se sonrojó con intensidad, cerró los ojos y suspiró.
Ella lo mira y suspira, se sienta a su lado y le toma una de las manos que tenía entre sus piernas, entrelaza sus dedos con los de él. Se apoya en su hombro y comienza a reír por lo bajo. Se tira hacia atrás llevándolo con ella para besarle la mejilla con ternura.

— Te juro por la poca alma que tengo que no puedo evitar amarte por esa actitud tuya de vergüenza, eres demasiado bueno para mi Allan. —exclamó entre risas cuando un comentario le corta la sonrisa.

— ¿Me amas? —dijo riendo.

— Si. —afirma ya sin reír— Yo te amo Allan.

— Uhh...

No supo qué responder, no esperaza que se sincerara de esa forma, tan tan tan directa. En un principio pensó que le estaba mintiendo o solo lo decía por decir. Al verle los ojos se dio cuenta que no mentía, solo que no sabía expresarse, como si nunca hubiera siquiera dicho tal frase. Al no recibir respuesta, el interior de la joven se sintió mal, pensando que no era correspondida. Se levantó y triste le susurró.

— Sabes, mejor ólvidalo. —con lágrimas en los ojos sintió que lloraría— Ya me estoy dejando llevar demasiado.

Va a su cama y al sentir la almohada muerde un pedazo de la misma para ahogar aquel llanto inevitable. El dragón se sorprendió de ello, podía notarlo, al verla respirar que estaba llorando. Se sintió mal, recordó el vacío cuando la separaron de él en el hospital, la furia al saber que la había lastimado, la pena que sentía al verla descubierta como si fuera de cristal la trataba. Recordó las miles de veces que pelearon y rieron juntos, recordó...que no quería verla triste, no, si ella decidía por ser demonio no quería que sus últimos recuerdos de él fuera desprecio o duda, no.
Se levantó y entonces sin tocarla, solo quedándose en frente de su mano le dijo con voz clara:

— Etsuko levántate y mírame.

Le ordenó como queriendo demostrarle algo. Ella sumisa, le obedeció y aún con los ojos vidriosos lo miró altiva mientras se sentía quebrada ante su silencio. Él la tomó por la cintura y la abrazó con fuerza, apoyó su mentón en el cabello de ella y le dijo con la voz más suave y honesta que nunca creyó tener.

— Yo también te amo, te amo Etsuko, lamento no poder habértelo dicho antes pero tuve miedo y lo admito. —la miró un momento mientras sonreía— Déjate caer, confía, que yo siempre te voy a levantar.

Etsuko se dejó caer en sus brazos y como había dicho, no la dejó caer. Derramó un par de lágrimas y no lloró más. Se apoyó en el pecho de él sintiendo su corazón latir con la misma intensidad que el de ella. Sintió que la tumbaba en la cama y entonces en lugar de besarla o nada la tapó con cuidado y sin dejar de sonreírle le preguntó.

— ¿Puedo dormir a tu lado?

La joven asintió y le hizo lugar a su lado, sintió que le tomaba la mano y entonces mirándola con inocencia y tranquilo dijo su palabras finales.

— Buenas noches Etsuko, y no te preocupes que yo estaré siempre a tu lado, duerme sin miedo. —le dio un beso en la frente y cerró sus ojos.

Ella también se durmió al poco tiempo, sonriendo, porque al parecer había algo por lo cual luchar, algo que nadie podría quitarle. Su amor por Allan.

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A la mañana siguientes ambos se despertaron, aunque no se dijeron mucho, solo se dieron un beso de despedida y se fueron a sus respectivas clases. La mestiza, como ahora se definiría a Etsuko, estaba algo aturdida. Le dolía la garganta del frío que había tomado y tenía un poco de tos que le molestaba el pecho. En clase le costo prestar atención, muchos la miraban cada vez que tosía y eso la puso nerviosa.
En el almuerzo le pidió a Mao que la acompañara al cuarto a ver si tenía alguna pastilla o algo. La nipona la veía un tanto decaída, sus mejillas estaba un poco sonrojadas, "seguro tiene fiebre" se decía por dentro.
Entran al cuarto y se hallan con algo muy extraño, la primera visión de Etsuko son dos Allan, entonces se siente caer en su cama y exclama.

— Debo estar peor de lo que creí. —le da un ataque de tos y se endereza en busca de aire.

— Etsuko. — va con ella y la sostiene contra él mientras dice— Mao gracias por traerla, ahora yo y mi hermano nos encargamos.

La nipona los dejó y entonces el hombre, porque era bastante mayor que Allan, se acerca y en cuanto la chica se calma se presenta.

— Soy el hermano mayor de Allan, me llamo Frank. Tu debes ser de quien mi hermanito se la pasa hablando.

— ¿Tu hablas de mi? — dice primero mirando a Allan y luego se vuelve a su hermano— Etsuko Himemiya, lamento mi estado pero no me siento en las mejores. Por cierto, será mejor que me tome algo.

— Espera. —su amigo la detiene y le toca la frente— ¡Estás hirviendo! Tu te vienes a la enfermería conmigo.

— Si como no, déjame Allan, no tengo gan...

Siente como la alza sin esfuerzo y pidiéndole a su hermano que abriera la puerta sale y la lleva ala fuerza. La chica se moría de vergüenza, todos la miraban mientras el dragón la cargaba como una novia. Hasta que por fin le dijo que iría a voluntad si la soltaba.

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¿Qué hacía Frank allí? No lo supe, solo supuse que sería una visita rápida para saludar a su hermano, sabía por demás que la familia de Allan era muy unida. En realidad, venía con ideas y alternativas pero no tuvo en cuenta que yo ya había tomado mi decisión y lamentablemente no fue más que un tanto incómodo. 
Eran muy parecidos y jugaban como tales, me dio envidia en parte, ver ese tipo de cariño...lo que yo había perdido de Daisuke. 
El tiempo se me acaba, estaba muy débil para intentar huir y si me convertía no tendría la voluntad de hacerlo.  
Aquel cielo de amor y amigos estaba llegando a su fin y en el abismo yo tendría que elegir; saltar o volar, eran las únicas opciones.
Sin importar qué eligiera, sabía por demás que llevaría mucho amor conmigo y eso...me mantendría viva por siempre.


~Te amo~

1 comentario:

Minae dijo...

No!
Un Allan me mata..
Dos Allan.. >w< !!!!
Que genial!!!!!! Me mata!!!!!
Kyaa todo lo que me estoy imaginando, estoy segura de que Frank no fue para cualquier cosa.. estoy segura de que Allan tiene algo entre manos >u<
Me muero, quiero el próximo capítulo, ya!! x3