domingo, 17 de julio de 2011

Capítulo Veintiocho: El Mayor

Frank era muy similar a Allan, claro eran hermanos.
Era más alto aún que su hermanito, lo que daba a pensar que Allan seguiría creciendo. Su cabello era rojizo oscuro y tenía un flequillo recto y todo bien prolijo, mientras que el otro lo tenía dividido por la mitad y todo desparejo por el reciente corte. Su cuerpo estaba bien formado, alias, tenía músculos y era bastante atractivo. Sus rasgos faciales más alargados y finos, más parecido a un dragón.
Ambos hermanos estaban hablando sentados sobre la cama de uno de ellos, mientras una joven apenas despierta los escucha un rato con los ojos cerrados.

— Mueve tu te toca. —dijo con voz un tanto ruda e impaciente Frank— Dime, ¿Esa chica no es humana verdad? Al menos no por completo, huele extraño.

— Este es mitad humana como yo, no te preocupes no es peligrosa. —mueve su caballo y le come un alfil.

— ¿Mitad humana y mitad...—indagaba levantando una ceja un tanto desconfiado.

— Súcubo, demonio. —intentó no sonar nervioso, pero ya sabía lo que su hermano le diría— Tranquilo, ella no es mala como seguro estás pensando, es más la razón por la que te llames es para que me ayudes a...

— Si es un demonio, no tiene alma alguna, ¿cómo puedes ser tan tonto de confiar en algo así? —sonaba frío y la miró con desprecio— Es nuestro deber eliminar seres como ella, no te confundas, siempre se comportan inocentes y luego te traicionan por la espalda.

— ¡No hables así de ella! — grita y tira la fichas mientras se enfrenta cara a cara con su hermano— Ella es más humana que yo inclusive, así que cállate y confía en mí. Debes ayudarme a...

La mestiza se levanta se pronto para evitar que siguieran peleando por su culpa. Se refriega los ojos y ve que tenía un trapo en la frente. Se lo saca, mira a los chicos y les pregunta:

— No peleen, no te culpo que me digas esas cosas, en parte han sido ciertas. —cierra los ojos y se apoya sobre sus rodillas— Aunque ahora no soy así, aún la tengo dentro, mi demonio.

Se toma el pecho y suspira. El hombre se queda asombrado con su sinceridad, al oír su voz, era tan distinta a su aura. Allan miraba hacia las sábanas debajo de él y con una mano sobre su rostro, no le gustó nada que Etsuko escuchará eso, seguro al gritar se dio cuenta. Ella solo lo mira y le sonríe para calmarlo, se levanta y camina hacía él. Le sacude el pelo para que la mirara.

— Está bien, en serio. —su voz era suave y algo afónica por la frecuente tos— Iré al baño así hablan tranquilos, ya vuelvo.

— ¿Te siente bien para ir sola? —le pregunta mientras la retiene de su remera-piyama.

— No te preocupes, le diré a Mao que me acompañe, está cerca no me pasará nada.

Los alemanes se quedan solos y entonces el mayor se anima a decir. Sus ojos reflejaban dudas.

— Ella no suena como una...

— Lo sé, ella, se llama Etsuko y peca por honesta. Como yo.

Al verle la mirada, la sonrisa oculta, supo la razón de que la defendiera con tanta pasión. Su hermano no era así ni siquiera con Johana lo fue, ¿podría ser que estuviera enamorado? No, no creía que fuera así, pero siendo humano era más propenso a las emociones. Él no entendía claro, su instinto le dictaba buscar su especie, en campo Allan, Allan siempre fue un misterio en gustos por parte de su familia.

— Ya veo, igual no me confiaré, ¿qué te ayude en que?

— En volverme más fuerte, verás, debo salvarla. Su hermano la obligará a optar por una raza y ella aún no está lista.

— ¿En qué se convertirá?

— Me dijo que en demonio porque sino, su hermano Aiperus la matará para conseguir su alma.

— Pero debió perderla si era como ella y se transformó. — dice prestando atención, sabía mucho de mestizos.

— Es que son gemelos, por lo que me explicó, el alma de Etsuko está completa porque el alama de él ahora vive en ella. —lo mira con decisión— ¿Me ayudarás? No te pido que pelees por ella, yo lo quiero hacer, pero necesito que me entrenes.

— Allan, yo no estoy seguro de si tu eres capaz de algo así, además no la veo muy preocupada al respecto. —le dice ignorando la mirada de compasión que le hacía, lo miró con sus ojos verdes y acota— Sabes, que ahora que me haz dicho eso no permitiré que lo hagas. Los demonios son difíciles, más aún para alguien como ustedes dos.

— Aún así debo intentarlo, Frank, ella no debe ser un demonio.

— ¿O eres tu él que no quiere eso? —se levanta y entonces resignado dice— Déjame hablar con ella y decidiré qué hacer, no cometas una locura hermano, sabes que todos te necesitamos y queremos.

— Lo sé, pero yo, yo la quiero a ella hermano.

El dragón mayor sintió en la voz del pequeño una madurez asombrosa a su tono infantil y molesto siempre presente. En el tiempo que lo mantuvieron lejos de ellos esperaron que creciera un poco, al parecer eso resultó pero su cuerpo resplandecía como el de su madre cuando veía a su padre irse a pelear. Lo supo entonces, que Allan, cometería una locura de ser necesario, porque estaba ciego, ciego de amor.
El mayor sacó de su bolsillo trasero una caja de cigarrillos y salió por la ventana para fumar un rato. El joven lo miró y solo agachó la cabeza, quizás aceptar la visita de Frank no había sido buena idea después de todo. En medio de sus pensamientos, la mestiza entra de nuevo en el cuarto esta vez con la nipona, ella no sonreía como siempre ¿qué pasaba?

— Mao. —musita apenas.

— Los siento me trabé un momento.—ríe y entonces acota— Me tengo que ver con Dante, nos vemos A-chan.

Cuando esta se va, la nipona restante entra y cierra la puerta. Se sienta en su cama y le sonríe a su compañero cuando sin previo aviso le susurra.

— Te amo Allan. —lo miró un instante y luego se tumbó sobre las sábanas.— No sabes lo feo que es pasar lo últimos días en cama, yo que quería salir y contemplar la poca humanidad que me queda.

— No digas eso.

— Es la verdad, ya no quiero fingir más, en un par de días...te perderé. Pero no estoy triste, soy feliz con solo saber que alguien me amó. No debes preocuparte.

El dragón vigila que su hermano no lo estuviera vigilando y entonces se abalanza sobre Etsuko y la besa con fervor. La siente tirarlo hacía atrás pero él no hace caso y continúa besándola en negación a las palabras que no quería oír. Finalmente se separa un poco y la nota muy sonrojada de nuevo.

— Te vas a enfermar. —dice recobrando el aire y tratando de calmarse, la cabeza le daba vueltas.

— Aún tienes fiebre y dices tonterías. Ven te voy a tapar, es por el frío de la otra noche. — le sonríe.

— Valió la pena. —se acuesta y deja que la tape— Me rindo Allan.

— No digas eso, ya verás que todo estará bien. — se da cuenta que su hermano los miraba— Aún cuando nadie confíe en ti yo siempre lo haré y no puedo aceptar que te rindas, yo seguiré luchando.

Ella lo entendió, las miradas entre ellos, Frank tenía la misma mirada que ella cuando Aiperus le confesó que se harái demonio. Sabía que lo que Allan hiciera estaría mal y encima solo terminaría lastimándose a sí mismo.    La joven solo lo abrazó y con voz suave le pidió.

— Dile a Frank que entre, tengo que decirle algo ¿si?

— Claro, Etsu.

Va por su hermano y le pide que no haga nada raro; el joven sale del cuarto para darles privacidad y se va a caminar un rato. Estaba algo tenso.

El hombre la mira y solo espera a escucharla. Ella se sienta apenas y se sostiene un paño mojado sobre la frente. Le habla con claridad.

— Se lo que dirás y tienes toda la razón, debes hacerlo entrar en razón, esto no tiene sentido y no quiere entender.

— Está ciego y lo entiendo, no eres como imaginé, admito que juzgo mucho a las personas pero tu no saliste como pensé. Allan de verdad te quiere, él no está acostumbrado a las pérdidas y te creo admirable si piensas así, porque tu tampoco serás feliz sin él ¿o me equivoco?

— No, no te equivocas. Pero no puedo evitarlo, debo dejarlo si quiero que esté bien y él....se merece algo mejor que yo.

— Mírame.

Ella levanta la mirada, los ojos verdes claros de él, parecían reflejan una sabiduría mayor que la ella. Sabía que la leía, que se fijaba en su interior.

— Has sufrido mucho, te comprendo, quise decírselo a Allan pero no escucha. Es muy testarudo, como tu. —se sienta cerca y le quita el flequillo de la frente— Siempre hay opciones, claro algunas cuestan más que otras, te creo capaz de elegir la correcta. Aunque a veces, es preferible ser un poco egoísta y pensar en el bien personal; por lo que vi tu siempre te has preocupado por los otros y no acostumbras que alguien como mi hermano te diga cosas como protegerte o cuidarte. Etsuko, niña del cielo, espero que hagas las cosas por tu corazón.

— Quizás, es raro, pero no te pareces a tu hermano más que en lo físico. Si Allan lo viera así, me sería más fácil, porque dudo a cada instante de qué haré, pero no te preocupes yo no lastimaré nunca a tu hermano. Es más evitaré que lo haga él mismo.

— Mestiza, solo escucha tu interior y en el momento lo sabrás, en cuanto a mi, solo esperaré lo mejor pero este no es mi lugar. Es en vano porque Allan no me escuchará, pero igual te dejaré algo para que ya no estés tan mal al menos.

Ella se queda mirándolo cuando este saca una botella de su gabardina, y le ordena que la bebiera. Al instante sintió como la fiebre había bajado por completo, su cuerpo le respondía normal y ya no se sentía débil. Se preguntó qué era lo que había bebido y él sonriendo por primera y única vez le responde.

— Si te digo lo vomitarás, mejor quédate con la intriga pequeña. —le acaricia la cabeza y deja de sonreír— Como humana eres muy bella, y no solo por fuera.

Ella se sonrojó al escucharlo, él solo se levantó y abrió la puerta.

— Dile a mi hermanito que me llame, pero que no puedo ayudar, igual dejo en tus manos lo que hagas. Yo vendré a verlo si decides por irte.

— Gracias Frank, te agradezco mucho.

— Gracias a ti, Allan dejó de ser un niño y tu lo debes saber mejor que yo.

Le saluda con la mano y sale, a pesar no estar muy convencido decide por dejar las cosas a la suerte. No podría estar cuidando a su hermano por siempre y una caída nunca mató a nadie, quizás era tiempo que el pequeño dragón aprendiera lo que era el adiós. Deseo suerte y se retiró, él no pertenecía a esa historia.
Al verla a los ojos había recordado, ese mismo sentimiento dentro de una persona que lo había traicionado. Un relato muy viejo, el origen de su desconfianza, recordó...que nadie lo ayudó y a pesar de todo salió vivo de ello. "Allan será mejor que seas más listo que yo." pensó o más bien rezó mientras salía por la puerta.

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— Amo resta un día para la conversión de mi hermana. —anuncia exitoso.

— Perfecto, me preguntó como será su entidad de súcubo completa, siempre fue talentosa tu hermana en ello. Me complacerá tenerla de aliada. —responde cuando de pronto huele una trampa en la oración antes mencionada— ¿La hiciste jurar transformarse en demonio verdad?

— No lo especificó pero no importa, sabe perfectamente que está muerta si no lo...

El demonio supremo lo toma por el cuello y furioso exclama con ira.

— Si serás inútil maldita escoria, ahora no tenemos nada seguro, aún si la matas su alma no será para nuestro reino. Definitivamente ya no se debe delegar a los aprendices, ¿acaso no sabías que existe una tercera opción?

— ¿Tercera opción?

Su padre lo suelta y se desvanece, dejándole la duda.

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Etsuko se despierta, era de día, su último día. Sonrió con alegría y entonces se fue encima de Allan haciendo que este se levantara asustado y al verla encima suyo no pudo evitar atraer a sus brazos y jugar con sus manos como si fueran niños pequeños.

— ¿Hoy estarás conmigo? —pregunta mientras se levanta y va por ropa para cambiarse.

— Claro que sí.

Mientras la mestiza se vestía con un tanto de apuro para aprovechar al máximo esas horas, el dragón la miraba sonriendo porque tenía algo pensado. Aún sin su hermano, había conseguido la ayuda de alguien más, Ember se presentó a él con la intensión de ayudarlo a detener a Etsuko. Pese a la seguridad que tenía de su plan, ese día pensaba disfrutarlo...no sabía la razón de que se hubiera despertado con tantas ganas de vivir con ella.

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Yo diría, que la conciencia de Allan lo ayudó a relajarse y darme el mejor día de mi vida. Fue único e irrepetible, nunca lo pude olvidar ni lo haré. 
Fue mi día, sin hablar de nada, sin preocupaciones, solo viendo y gozando de la sencillez del mundo y sus obsequios de momentos confusos, graciosos y risueños.


Fui tan feliz ese día, quizás porque fue el último como han'gô y debía ser especial por eso...

1 comentario:

Minae dijo...

Me mató Frank :OO
Tan misterioso... >w< !
En cuanto a la tercera opcion, ash, no lo especifico, ay quiero ver qué pasa!!!
Y ese final.. su último día como han'gô? Eso quiere decir que en el próximo capítulo toma una decición -o la obligan a hacerlo :|-
Esta genial el capítulo, me encanta :'DD