viernes, 11 de marzo de 2011

Capítulo once:

La escuela no era nada de otro mundo, Amuria estaba muy adelantada en comparación a los demás pero aún así solo se hacía pasar por alguien regular. Ya se estaba aburriendo, inclusive pensó en que debía cambiar de escuela...hasta que un día...

" Amuria Himemiya, por favor, presentarse en la oficina del Director, gracias."


Dijo el altavoz del aula, algo curiosa la diablesa se levantó y fue hacia donde decían. En los pasillos recibía comentarios varios, de parte de los hombres incitaciones y de las chicas solo insultos o provocaciones. Ella solo los ignoraba con una mirada tan neutra que parecía un zombie.
Abrió la puerta sin consideración alguna y vio al viejo hombre dirigirle la misma mirada que cuando se metía en situaciones de "dudosas" con algún que otro estudiante. Pero en lugar de darle el sermón de la mañana le ofreció asiento y paciente calmó un poco su actitud.
Ella se sentó con desgana pero de repente sintió que le diría algo que seguro no le gustaría.

_ Srta. Himemiya, pese a que usted es una de nuestras alumnas más "complicadas" por así decirlo, también debemos admitir que es de las más tranquilas y dentro de todo la que tiene menos problemas sociales. -dijo serio- Así que necesito, no, le exijo que cumpla con esta tarea que tengo para usted.

_ Ya déjese de darle vueltas y dígame, ¿Qué quiere? -dijo fría y un tanto intrigada también-

_ Va a ingresar un nuevo estudiante que tiene cierto problema de adaptación. -hace una pequeña pausa- Ha sido transferido con antecedentes de violencia, se deja llevar mucho por las cosas que le dicen y no logra ignorar ese tipo de comentarios...entonces, hemos decidido que será tu nuevo compañero de cuarto. Eres la que tiene la actitud más flexible para alquilen así, y si pudiera aconsejarlo también podría servir para limpiar tu reputación...-énfasis en la última palabra-

_ Mmm ya veo...aún así, hay personas más tranquilas que yo...me parece que hay algo que usted no me está diciendo. -lo mira con desconfianza-

_ Lo único que tienes que saber es eso. -le responde muy seguro y entonces le clava la mirada- ¿Aceptas?

_ Ya lo decidieron ¿No? En todo caso, mi opinión no podrá cambiar eso...yo solo compartiré el cuarto, pero no hago milagros. -le dije con su voz neutra y se levantó para irse-.

_ Gracias Himemiya. -le dice el hombre viejo con satisfacción-.

_ Si como no...-dice sarcástica en voz baja-.

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Un joven pelirrojo entra a la escuela, era de noche y no hay nadie en los pasillos. Siguiendo vagas indicaciones busca su habitación. Llega al frente de la puerta, era la número 123, le pareció algo curioso pero se limito a lanzar un pequeño suspiro. Nuevamente tendría que acostumbrarse a una escuela de la cual era seguro no aguantaría más de un mes...Abrió la puerta con cuidado, no hay nadie, entonces cerró la puerta y notó un pentáculo rojo colgado en la parte de atrás. Bien la cosa se ponía cada vez más incómoda.
Dejó sus maletas a un lado y se sacó la ropa, se recostó en una de las camas e intentó conciliar el sueño. Cosa que hacía tiempo no hacía era descansar...

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La diablesa sale de uno de los cuartos privados, había estado con un chico demasiado fino para su gusto pero ante la necesidad no hay quien se queje. Estaba vestida a medias pero a esas horas nadie lo notaría.
Caminó por los pasillas, la tenue luz de la luna iluminaba sus pasos a través de los enormes ventanales. Extrañamente esa noche en particular le parecía que la luna tenía una vibra diferente. Una vez que llegó, abrió la puerta sin apuro y cerró la puerta despacio. Comenzó a desvestirse pero en cuanto iba a guardar su ropa en el armario vio a alguien durmiendo en la cama próxima a la suya. Se pone el camisón y se acerca un poco, entonces recuerda...

_ Debe ser el chico nuevo. -tenía una energía parecida, pero no igual a la de ella. Se acerca un poco y por lo bajo le dice- Bienvenido quien seas...-entonces algo la impulsa a rozarla la espalda con la mano, estaba caliente, demasiado.- quizás mañana me digas tu nombre.

Se dirigió a su cama y apenas se recostó mirándolo con curiosidad. El joven al sentir la mano de ella en su espalda se despertó, pero no se movió, entonces al escuchar su voz tuvo un extraño presentimiento. Se volteó despacio y la miró a los ojos, que una chica...pensó que lo pondrían con otro chico como él.

_ Hola, pensé que estaría solo. -dice con un tono suave, y se sentó en la cama, una vez que se despertaba no lograba volver a dormir-.

_ Lamento si te desperté. -dijo algo sorprendida de eso, pero en realidad estaba un tanto cómoda con su presencia- Soy Amuria Himemiya, tu compañera de cuarto.

_ Yo soy...-hace una pequeña pausa sintiendo en el aroma de ella algo extraño- Allan Nadolph. No importa, una vez que despierto no puedo dormir aunque quiera. ¿Por qué llegas tan tarde? -le preguntó aún sintiendo ese aroma en el aire-.

_ Salí a caminar, tampoco soy de dormir mucho. -le responde seria y luego siente como podía oler su verdadera naturaleza. Estaba segura que no era humano y solo había una forma de cerciorarse.- Esto sonará extraño pero ¿No eres humano verdad? -no tenía ideas de enredarse con indirectas.

_ -sorprendido ante aquello, al parecer no era el único con secretos en esa habitación- No, bueno no por completo. -al verla, siente que podía confiar en ella, era inusual ya que le había enseñado a no confiar en nadie- Soy mitad dragón- mitad humano, y debes ser una híbrido también...tienes un olor muy raro, pero a la vez me parece conocido.

_ Soy una súcubo. -le apresura a decir, ¿Dragones? Hacía años que no veía uno, hasta pensó que se había extinto- Ya entiendo porque te enviaron conmigo. Me sorprende que siendo una criatura de bien hayas entrado pese a la advertencia. -señala vagamente el pentáculo en la puerta-

_ Entonces eso era tuyo...lamento no haberlo visto. -mintió y luego miró por la ventana encima de ella, recordó que estaba solo en ropa interior entonces se levantó y buscó unos pantalones para usar como piyama. Él sabía lo que era un demonio como ella, pero intentó probarla a ver si era de confianza-.

_ -Amuria lo miró, definitivamente hacía honor a su nombre, era un chico apuesto en verdad. Pese a verlo en esa forma, no era como cuando veía a cualquier otro. Quizás era por ser un híbrido como ella, intentó distraerse y decir cualquier otra cosa- ¿De cuantas escuelas te han transferido ya? Según lo que me dijeron eres violento, aunque hasta ahora podría negarlo. -ablanda un poco la mirada-

_ De unas cuantas, pero es que nadie entiende yo no...-¿Qué hacía hablando tan suelto con alguien así? Piensa en su interior y se detiene súbitamente- Es que mi madre quiere que me relacione más con los humanos, no he tenido suerte....-se sienta en la cama y al mira, tenía una mirada triste en parte, pero la escondía.- De donde vengo solo éramos dragones y humanos, pero yo era el único híbrido, así que mis padres decidieron mandarme a vivir por estos lugares...¿Tu tiene familia?

_ -se confunde un poco al oír eso- Tengo muchos hermanos. -maldito Abalan, piensa un instante- pero solo uno se preocuparía si algo me pasara...y también un padre con el cual nos odiamos mutuamente. -baja la mirada un tanto deprimida no quería recordar esas cosas-.

_ Ya veo...lamento si te hice recordar algo que no querías.-dice desanimado-

_ Esta bien, no importa...-dice como si nada, actuando como de costumbre- Cuéntame, ¿Cómo son los de tu pueblo? -seguro vivía en un pueblo, los dragones siempre se alejaban de las personas a lugares pequeños-

_ -sin darse cuenta de ello solo se dedica a contarle un poco- Somos muy unidos, luchamos juntos, y aunque somos muy distintos intentamos llevarnos lo mejor posible. Yo en cambio tengo un problema con eso, es que no veían como a un igual y bueno, digamos que de ahí viene lo violento que has escuchado.

_ Es la parte humana, ya verás con solo unas semanas aquí te darás cuenta de lo complicado que son las personas. -recordó lo que el director le había dicho- Pero tampoco te dejes llevar por eso, solo causa confusiones innecesarias. Pero si te has criado con ese valor de tolerancia seguro solo es una cuestión de encontrar un lugar tranquilo y te adaptarás rápido.

_ Supongo que los demonios son distintos en eso ¿Verdad? -se recuesta mirando el techo-.

_ Es que no es algo que nos convenga. No debemos aferrarnos a nada, deberías dejar de hacer preguntas idiotas. -se voltea en la cama-

_ ¡Hey mis preguntas no son estúpidas! -reacciona ante el insulto, Amuria pudo sentir aquella voluntad enardecida, era una energía muy tentadora. El dragón solo la miro y gruñó por lo bajo-

_ -la diablesa absorbió un poco de la energía que emanaba y decidió molestarlo un poco más- Sabes ahora que lo pienso eres algo tonto si preguntas cosas así, deberías conocer los seres como yo, si no mal recuerdo los dragones son de pelear con nosotros...por territorio más que nada...-se sienta en la cama y lo mira- Este es mi lugar así que ten cuidado con lo que haces. -le sonríe pícara, hacía tiempo no hacia enojar a la gente-

_ ¡Pero porque me dices esas cosa!-piensa un momento y continúa- Y debería esperarlo de alguien como tu, aún así no hay motivo para que este sea tu territorio...

_ Llegué primero. -dice firme y se levanta para hacerle frente-

_ Eso no importa, yo estoy dispuesto a pelear. -le hace frente también con una sonrisa vivaz-

_ Quiero ver que lo intentes. -lo desafía y nota en los ojos del dragón su misma pasión-

_ ¿Siempre eres tan terca? El que sea un híbrido no me hace inferior. -se señala a si mismo con el pulgar- Yo puedo lo que quiera, porque este es ahora MI cuarto también.

_ Ahh sii pues no lo creo porque es Mi cuarto, ¡Lo fue primero y lo seguirá siendo! ¡Estás bajo mis reglas! -dijo en tono alto y con autoridad-

_ ¡Bajo tus reglas! -dice con ironía- Yo soy más grande que tu, entonces tengo derecho...-dijo pero ya de broma, no podía estar serio por mucho-.

(...)

Y así continuaron discutiendo, a veces incluso con tonterías, hasta llegar al punto que se quedaron sin voz y cayeron rendidos en las camas.
Allan miró a su compañera y exclamó.

_ Creo que nos llevaremos bien Amuria. -le sonrió cerrando los ojos-.

_ Yo también, dragoncito. -le dijo bromeando y también cerró los ojos.

Fue esta noche de luna creciente que lo conoció, alguien fastidioso, peleador, pasional y bromista al peor estilo. Alguien con quien podía congeniar sin el temor al apego, a los cumplidos sin sentidos, a la arrogancia común. Allan era una persona con la cual podía llevarse bien sin caer en otras situaciones...O al menos eso creía.
Una tarde, mientras Allan entrenaba en el playón de deportes como siempre, un grupo de chicos estaban molestando a uno de curso más chico. El dragón al no soportar tal injusticia los detuvo y el niño salió corriendo. Luego los abusones rodearon a Allan y comenzaron a tratarlo de débil, de tonto e incluso llegaron a incitarlo a pelear. Él sabía perfectamente que no debía porque estaba a prueba con sus antecedentes entonces intentó resistir los insultos y salir de allí. Los chicos lo seguían y los puños del joven no podría resistir por mucho.
La diablesa paseaba con libros en las manos, siempre solía sacar uno que otro de la biblioteca, cuando a lo lejos ve la escena. Quizás eran amigos de él pensó por un momento. Entonces dio una segunda mirada, no, esas caras no le gustaban. Se fue acercando de a poco viendo con atención lo que pasaba.

_ Vamos, ¿O acaso tienes miedo? -dijo uno de ellos mientras notaba que la ira le estaba ganando-

_ Ya déjenme solo, no tengo motivos para pelear con ustedes. -dijo serio y tratando de darle la espalda cuando dos de ellos lo sostienen y entonces se dieron cuenta...que Allan era más fuerte de lo que parecía se los quitó sin esfuerzo y fue directo a golpear al hablador cuando una mano tomó la suya, abrió los ojos atónito- ¿Amuria?....

_ ¿Podrías? -hace un gesto con la cabeza hacía el puño de él, le costaba sostenerlo, era fuerte aún para ella-

_ Lo siento. -se tiró hacía atrás, no entendía porqué había hecho eso-.

_ -Ella tampoco lo entendía, solo le caía bien como para verlo en problemas por idiotas como aquellos- Ven vámonos, no tienes nada que hacer con estos imbéciles.

_ Mira quien lo dice. -dijo susurrando uno de ellos pero de forma sutil acotó- Después nos anda buscando por los jardines...-sonríe malicioso-

_ Cállate gusano, lo que yo quiera lo puedo conseguir sola sabes? -comenzó a caminar hacia la salida cuando le dijo a Allan- ¡Vamos!

El dragón miró la cara desconcertante de todos y muy calmado, no sumiso, fue tras de ella. Le debía una, aunque sabía que son el carácter de ella no lo aceptaría así que no dijo nada. La miró mientras caminaban, juntó unos libros de una banco, a ella le gustaba leer. Llevaba una cara seria, no estaba seguro qué significaban las palabras de aquel chico pero  por su reacción era de adivinar que no era nada bueno.

_ Gra-

_ No importa, solo mantente lejos de esos tontos. -dice seria tratando de sonar ruda-

_ Igual...-la mira de reojo- ¿Por qué lo hiciste?

_ Solo sentí lástima por ti. -dice sin mucha simpatía-

_ Entonces no lo vuelvas a hacer. -le responde ahora serio él también- Debo aprender a no solucionar todo a los golpes, lo admito.

_ Mmm...-ablanda su voz como cada vez que desea terminar la discusión rápido- Mira, solo controla tu temperamento, conmigo está bien porque soy igual....solo que ellos son más débiles y no soportaría la ira de una gran dragón. -sonríe por lo bajo-

_ Tienes razón. -entonces intenta cambiar un poco el tema- Sabes una cosa...el cabello largo te sienta mejor.

_ ¿Mm? -si se lo había dejado crecer, pero eso le pareció un tanto tonto- Sabes tengo que hacer unas cosas, me voy al cuarto, tu haz lo que quieras...

El dragón la dejó continuar sola, mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro. Pocos de sus amigos incluso familiares tenían confianza para detenerlo en momentos así. Pero ella lo hizo sin dudar, le debía respeto a su compañera, quizás podrían ser amigos. Se dirigió al bosque cercano para caminar un poco.
La diablesa entró al cuarto y suspiró, ella misma se había sorprendido al hacer eso, no era malo, pero tampoco normal en ella. Se acostó en la cama y se tocó el pelo, lo dejaría así solo un poco....

Yo evitaba pensar en él como algo más que un compañero de cuarto, pero la costumbre, la companía y su extraña forma de ser fueron lo que poco a poco me hicieron interesarme en él. Comencé por darme cuenta cuando venía cuando se iba, cuando estaba enojado y cuando serio, cosas que la gente con tiempo puede ver en otras. Yo sin darme cuenta, me preocupaba por su bien, ya que en cierto punto veía algo suyo en mí.
Al dejarme el pelo largo, fue sin duda, la primera muestra de aprecio hacía él. 
Porque le gustaba así, le di ese gusto de verme de esa forma, jamás lo había hecho por ningún otro chico...pero él....pudo más que mi orgullo.
~Y eso era sólo el principio~


1 comentario:

Minae dijo...

^0^.. Allan <3
Lo estoy amando, amo que sea tan, tan, cambiante, tan lindo!! >w<
Ay, que bien me sienta para Amuria ^w^.. Ella tan tierna, Ay, me encanta!!..
Nee-chan, seguí así y feliz comienzo de la 2º parte ^^
Saludos tu Okusan-nee-chan xD