lunes, 17 de enero de 2011

Capítulo seis: Ansiedad

[ Contenido Lime- mayores de 13]

Todo parece fácil, todo parecía ir bien, pero ese era el problema...ninguno de nosotros pensaba en el mañana, solo en el hoy, tan pronto como nos volvimos unidos terminamos dándonos cuenta que ya habían pasado seis años más. Estábamos preparados, listos, para pagar nuestra deuda.

Onix, como no era de sorprenderse, fue el primero en ser liberado por Utena-sama. Tardó unos cuantos días, su demonio progenitor vivía en un pequeño pueblo muy alejado de nuestra residencia. Habíamos acordado irnos todos juntos, a fin de cuentas es mejor estar acompañados que solos.
Al volver, su mirada había cambiado, sus ojos verdes se veían rojos. Pero algo en él se sentía diferente también, como si hubiera perdido algo...
Al llegar intentó disimular, él no podía engañarnos, lo conocíamos demasiado. La discusión ahora era, ¿Quién hablaría con él? Optaron por dejarlo a la suerte, los palillos, el que sacara el más corto hablaría con el ojiverde.
Ember que era el más confiable, los mezcló y una vez listos cada uno sacó uno. Los fueron mostrando de a poco, fue justo a mi a quien le tocara... Me sonrieron, seguro pensaron, no puede decir nada fue un juego limpio. Y tienen razón, no podía decir nada.
Entrenamos, calló la noche y con ella mi no tan indirecto intento de hablar con Onix. Una vez que Aiperus se durmió, salí al corredor, pero en cuanto me aseguré que no había nadie el demonio aparece detrás de mi causándome un infarto.

_ Amuria-san, debo hablar contigo. -me dijo serio al oído-

_-yo me sobresalté pero no llegué a emitir sonido alguno, me voltié despacio y tratando de respirar le dije- Bien, yo también, vamos a tu cuarto.

Me tomó del brazo y en silencio comenzamos a caminar por la casa. No fuimos a su cuarto, salimos hacía afuera y en el árbol más cercano nos sentamos. Tenía una mirada confundida, como si no supiera qué decir o cómo. Eso me dio el paso libre.

_ Onix-san, estás raro desde que viniste de tu pueblo. No es que insinuemos nada pero si nos llama la atención. -le di a entender que hablaba por todos- ¿Sucedió algo?

_ Amuria-san ¿Cuánto darías por ser un demonio? -me dijo de la nada, ignorando mi pregunta-

_ Yo quiero seguir como estoy, no quiero volverme súcubo aún. -contesté con sinceridad, estaba bien así.-

_ Pero...para salir de aquí tienes que cumplir con el contrato que firmaste. ¿Tienes idea de lo que tiene que dar para eso? -miraba hacia la nada, parecía arrepentido.-

_ No, cuando lo firmé no sabía leer, pero es lo mismo no tenía otra opción que venir a este lugar. -miré hacía el cielo.- Igual no está tan mal, al menos vi que no soy la única "niña demonio" en Japón. No cambies el tema, ¿Por qué actúas de esta forma Onix-san?

_No cambio el tema, Amuria-san, no quisiera haberlo hecho. -me miró fijo- Y no quisiera que tu o Nana pasaran por eso tampoco, dime débil, pero es que no me imaginé que fuera tanto..

_ -lo miré, había temor ¿Por nosotras?, él era el más fuerte de nosotros. Lo que consiguió fue infundirme un miedo- ¿Cuál es el precio? -mi voz tenía un ligero temblor-

_ No quisiera ser yo quien te lo diga, no tiene que ver con nadie, es algo que tenemos nosotros mismo....bueno yo ya no. -entonces, como nunca, apoyó una de sus manos en mi mejilla- No me importa por mi, pero las mujeres no se lo merecen.

_ No soy buena con las indirectas Onix-san, ¿Qué es lo que te han quitado? -sentí como acariciaba mi rostro, se sentía raro, el único que era cariñoso conmigo era mi hermano.-

_ Es lo único que te hace pura físicamente, es darles lo único que te hace una niña aún. -lo dijo de una forma sutil, yo abrí los ojos sorprendida, sabía a que se refería.- Lo siento.

_ -estaba shockeada, no, no podía darle eso a Abalan, era mi padre ¿Cómo podía? Había pensado en eso....estaba nerviosa, y esa disculpa no me hizo sentir mejor- ¡Cállate! -dije nerviosa y entonces me abalancé sobre él, había quedado encima suyo y por alguna razón eso me gustó.Tomé su rostro en mis manos y lo besé de forma apasionada- Yo no le daré eso a Abalan, prefiero dártelo a ti.

_ -abrió los ojos sorprendido de aquella proposición- ¡Espera!¡Espera Amuria! -me sujetó con fuerza, y entonces me miró de forma más suave- Si lo haces antes de ellos, te castigarán y nunca serás libre de él. Lo lamento, en serio, no puedes hacer nada contra ello.

_ -lo miré frustrada y volví a besarlo- ¿Te gusta no? No quiero ser su víctima Onix.. -susurré su nombre en el oído de él haciéndolo estremecer- Enséñame. -le rogué con una voz que nunca antes había escuchado en mi-

Onix no sabía que hacer, solo se levantó y parado me miraba con seriedad. El viento de otoño soplaba entre nosotros, hacía mucho calor, el cielo era tan despejado como pocas veces lo he visto.

_ Yo te ayudaré, pero ni una palabra de esto a los demás. -Aiperus me mataría pensó para si- Creo que podría hacerte más desinhibida con el tema, se nota que estás asustada. -estaba triste, quizás no era tan fuerte, quizás no debió haber hablado de eso conmigo,ya estaba hecho-.

_ Y no ha sido lo más agradable que he oído, aún así gracias. -seguía en el piso, me senté de nuevo en el árbol.-

_ -él se agachó a mi altura y me dijo- No mezclemos las cosas, yo solo digo que no te mereces eso, pero no  insinúo nada. -entonces de forma fría me besó sobre los labios- Aprende esto, no debes sentir algo así, solo un beso, no le des significado.

Yo lo escuché, tenía razón, si quería ser una súcubo debía aprender a ser fría con los sentimientos. Pese a eso, me sentí bien, Onix sería un buen maestro. Él más que nadie sabía lo que era ser un demonio, ahora más que nunca.

----------------------------------------------------------------------------------------

Así fue que empecé a recorrer un camino del cual nunca he salido. El camino sexual, el físico más bien. Yo sabía que Abañan quería verme sufrir, que era tan infeliz que mis gritos le darían placer y era eso lo que quería evitar a toda costa. Quería destruirlo en su propio juego, hacerlo sentir tan miserable como nosotros cuando estábamos solos y tuvimos que acceder a sus propuestas por miedo. Algún día me vengaría de esa escoria, pero por ahora debía asegurarme de que no pudiera herirme más y por eso, Onix sería mi maestro.
Antes que todo, me enseñó a controlarme, ser indiferente y no ser tan pasional. Varias sesiones tuvieron que pasar hasta que dejara mi nerviosismo al contacto físico. Después aplicó un dicho, que nunca olvidaré, "Si quieres conocer el cuerpo de otro, primero debes conocer el tuyo."
Era sencillo, si conocía cómo estar preparada, si conocía la situación me sería más fácil enfrentarla. Él me hizo verme, encontrarme, no dejaría que nadie me tratara mal.
Utena-sama me enseñó las armas, pero fue Onix quien me enseñó a usarlas.
Sus entrenamientos eran duros, crueles y en cierto punto violentos conmigo, solo así aprendería a controlar la presión.

_ -aparece detrás de ella y la tumba al piso- Vamos, debes reaccionar más rápido.

_ Si, vamos de vuelta. -debía atenerme a sus reglas, debía hacerme más fuerte.-

_ Debes prestar atención, incluso cuando me teletransportó el aire se tensa intenta sentirlo. -me toma de los brazos, pero en lugar de teletransportarse se acerca y me besa tirándome hacía atrás. Era una trampa.- ¡Eres tonta o qué! -me insulta, pero sabía que era para provocarme- ¡Defiéndete! Con esas actitudes lo más seguro es que te asustes con solo ver a Abalan. -entonces se abalanzó y me puso frente a un árbol, yo saqué mis alas y lo tiré para atrás. El se levantó tenía sangre en el labio, lo había mordido. - Eso es lo que quiero ver.

Esto es solo una muestra de lo que eran, del otro tipo de entrenamiento no pienso mencionar porque debería ser muy explícita y por ahora prefiero gastar tinta en describir otras cosas...
A todo esto, mi hermano no tenía ni idea, aunque me llamaba la atención de que no se percatara de mis huidas nocturnas. No fue hasta la noche de nuestro cumpleaños que él decidió preguntarme, había sido un día normal, pero al irnos a "dormir" fue que por fin lo dijo:

_ ¿Hoy también te escaparás? ¿O solo debo esperar a parecer dormido para saberlo? -sonaba molesto-

_-yo no podía decirle que era mentira, no lo tomaría de tonto- ¿Desde cuándo?

_ Hace cuatro noches ¿Por qué sales? -se levantó de la cama y se acercó a mi-

_ Este...yo... -no podía decirle, tampoco podía mentirle, pero entonces ¿Qué debía hacer?- No puedo decírtelo, pero no es nada malo si es lo que piensas.

_- me obligó a mirarlo, y muy dulce dijo- Te creo, solo ten cuidado.Ya nos falta poco y podremos largarnos de este infierno.

Mis ojos brillaban, debería decirle, no debía, si debía, no debía, si, no, si, no.....mejor lo olvido. Fue la primera vez, olvidé mis sentimientos y sin más me alejé de él, sería mejor así. Mis lecciones estaban funcionando, solo que demasiado bien...me volví algo insensible, o eso aparenté por mucho tiempo. Debía aprender rápido, era la palabra de Utena-sama quien decidiría cuando nos mandaría a la boca del lobo. El problema era que yo me enfoqué de una forma tan impropia que al final lo arruiné.

------------------------------------------------------------------------------------------

Ya llevaba unos cuantos meses entrenando cuando recibimos la noticia, estaba ayudando a Nana-chan con unas técnicas de control del fuego cuando Aiperus apareció sonriente y me dijo:

_ Amuria-chan, ya estamos listos. -mi miró con alegría- Ahora solo nos sobra saldar nuestra deuda y estaremos libres de este lugar.

Me quedé callada unos segundo, era muy pronto, fingí alegría por mi hermano y luego pedí un momento. Fui al bosque y en medio de un claro sentí como la ansiedad llenaba mi cuerpo, me sentía insegura. Me bajé un poco el kimono y me pasé las uñas por el pecho, sentía que me estaba lastimando pero me aliviaba al mismo tiempo. Estuve un rato hasta que sentí que empezaba a sangrar y me detuve. Oculté las marcas bajó mi kimono, para mañana no tendría marca alguna.
Era de noche, la joven no podía dormir, con solo saber que mañana sería el día, su corazón se precipitaba. Sintió que el cuarto era muy pequeño, sintió que respiraba cada vez con más dificultad. Estuvo a punto de tener un ataque de pánico cuando alguien apareció en frente de ella. Onix se teletransportó y quedó encima de ella en la cama. Ella lo mira con desconcierto y le sonríe torcida, lo toma del cuello y se teletransportan al bosque.

Una vez allí caminaron en silencio, llegaron al mismo claro donde Amuria se había descargado con la noticia. ¿Cómo supo? Él la recostó en la base de un árbol y le desprendió el kimono, miró las marcas y entonces desvió la mirada a los ojos de la han'gô. No había nada, ni vergüenza ni miedo, había aprendido bien...aún así Onix quería evitar que se entregara.

_ Dime, ¿Aún quieres hacerlo? -deslizó uno de sus dedos por las herida de ella-.

_ Después de todo el trabajo que me costó, además de TENER que hacerlo, no puedo tirarme para atrás. -le respondió apreciando la suavidad de su trato-.

_ Entonces, déjame enseñarte algo más esta noche. -bajó su rostro y besó su cuello, saboreando el sabor de sus herida, fue bajando cada vez más besando cada centímetro de su piel. En cuanto escuchó el primer gemido se detuvo y volvió a su rostro- No esperes a que los demás te complazcan, solo tú podrás hacerlo.

Tomó la mano de ella he hizo que se rozara las piernas, hasta colocarla en medio de las mismas. Amuria ni se movió, solo la miraba con atención, sabía a que se refería. Él demonio de ojos verdes la besó con intensidad, pero sin tocarla. Ella movió la mano de entre sus piernas con cuidado, era la primera vez que hacía algo así. Sintió un gran calor invadiéndola, le gustaba...quería más. Con su mano libre tomó del cuello a Onix y lo sostuvo mientras sus boca jugaban a dominarse mutuamente.

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Se despertaron con el rose del amanecer sobre sus rostros. Amuria se sentía muy bien, esa noche había sido para relajarse y había funcionado bastante bien. El demonio la había despertado, se veía algo cansado, él había renunciado a sus necesidades por enseñarle a ella como buscar el placer sola.

_ Ve al río y báñate, te hará bien. Yo iré a mi cuarto antes de que alguien note que no estoy. -dijo y desapareció-

La diablesa hizo lo que le aconsejó. En el río se dejó despertar por la dulce corriente que pasaba por su cuerpo. Se sentía bien, hasta que recordó que día era y no pudo recobrar sonrisa alguna.
Volvió a la residencia y se cambio de kimono por una yukata, aún sentía calor en el cuerpo. Pero ya era muy tarde para lamentarse, se puso seria y levantó a su hermano. Este se vistió y entonces se miraron suspirando, ella sabía lo que vendría y sería mejor que no dijera nada o sino sería él quien la detendría.
Fueron con Utena-sama, ella solo les hizo una seña y los llevó a una habitación parecida a un simple templo de té por la decoración. De un mueble cercano sacó un par de bolsas de seda y se las ofreció a los mellizos. Estos las abrieron eran yukatas como las que llevaban.

_ Son para un ritual de iniciación, deben ponérselas esta tarde al bajar el sol e iremos con Abalan. -sonrió maliciosa pero lo oculto al instante-

Ambos asintieron y se dirigieron a su cuarto, ya no tenían que practicar nada, solo quedarse a esperar que el tiempo pasase. El íncubo miró a su hermana, la serenidad de su mirada lo inquietaba.

_ ¿Nee-chan estás bien? -le dijo con tono bajo- ¿Tienes miedo?

_ Si y no onii-san. -respondió mirando por la ventana- Solo que ...no lucharé contra algo que es inevitable. Sería inmaduro de mi parte.

_ Entiendo. -dijo sorprendido de esas palabras- Haz cambiado mucho, estás más madura es cierto, pero aún así me cuesta verte así.

_ Para ti siempre seré una niña. -le aclara con paciencia- Nunca me podrás ver como algo más, porque aún me llamas nee-chan, el día que dejes de hacerlo será cuando aceptes que mi cuerpo va con mi mente. Tenemos 20 años ya, mi cuerpo es muy mentiroso con eso, aunque en mi interior ya no veo las misma cosas.

Aiperus me vio con atención, era cierto, apenas había crecido desde que habíamos llevado 13 años antes. Nuestra apariencia era de adolescentes, nadie creería que teníamos dos décadas. Me abrazó por la espalda y se recostó sobre mí, yo me alegré de eso, me gustaba que me acariciara de vez en cuando.
Me voltié y le dediqué una sonrisa juguetona, me aferré a su cuello y lo besé sobre los labios. Solo por él me convertí en seguidora de Abalan, ahora solo por él ya no tenía miedo..

Recuerdo que el atardecer de ese día fue el más angustiante de mi vida, no solo yo cambié, sino también todo lo que conocía. 
El mundo se mostró ante mí, yo lo enfrenté con confianza y valentía, pero aún así me derrota era eminente.






3 comentarios:

Minae dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Minae dijo...

OH!! SUERTE QUE TENGO 14 xD...
Me mató, es GENIAL.. no te digo!! Tenes que escribir un libro, Sa-chan!!
Me encanta, me encanta!..
Se nota que Amuria es una persona que sabe lo que hace pero duda de ello, me refiero a que es una persona dudosa, despreocupada y yo diría que algo compulsiva :P..
Muy bueno, me encanta! :D

Sa-chan dijo...

Compulsiva...diría más bien impulsiva, pero puede adherirse a sus no tan buenas cualidades ^^.
Este si...ella sabe lo que tiene que hacer, pero aún cuando ya las ha hecho no está segura de si debía o no. Como que por ahora no tiene mucha autoridad sobre sus decisiones, algo normal para la edad que tiene...