lunes, 21 de febrero de 2011

Capítulo Nueve: Creando distancia

Amuria estaba decidida, sabía lo que debía hacer y no dudaría en hacerlo. Puso en marcha su plan. Poco a poco se fue distanciando cada vez más de ellos, no hablaba mucho, no ayuda en nada. Sabía que pronto verían lo que intentaba hacer y se irían.

La primera en irse fue Amon, muy obvio, había aceptado el empleo de superior y decidió ir por ello. Al principio extrañaron un poco las miles de peleas que esta protagonizaba pero con el tiempo fue una perdida sin mucho daño.
En cuanto al viaje tuvieron que esperar otros veinte años hasta que las cosas se calmaron, mientras tanto siguieron con sus vidas como si nada. Al llegar a América las cosas se pusieron más interesantes. Era tan diferente a Japón, las personas, los lugares, la falta de moral entre los jóvenes...era como el paraíso de los demonios por así decirlo.
Pero no solo el ambiente era distinto, los incubos también cambiaron un poco.
Ember se tiñó el pelo de amarillo y de ahí a todos les gustó la idea. Amuria y Aiperus optaron por el rojo, mientras que Nana que era más aniñada se dejó el castaño pero se hizo mechas de color lila-rosa. Mientras que el aburrido de Onix, como empezó a decirle Amuria, no se hizo nada. Las noches eran una fiesta tras otras, miles de personas ebrias era víctimas en potencia. Fue una gran época, no debía preocuparse por conseguir seguidores, estos venían solos y por montones.

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Una tarde estaban comiendo antes de prepararse para salir cuando Ember se levanta de la mesa del pequeño departamento y dice:

_ Tengo algo que decirles algo importante. -los mira a cada uno- Es probable que este fin de semana no me vean, y bueno eso.

_ ¿Por qué Ember-kun? -dijo Nana que aún conservaba la costumbre de hablar como japones-

_ Porque tengo una junta con el consejo de demonios, tiene algo importante que hablar y tardaré, es una cuestión importante. -dijo y volvió a su cuarto como si nada-.

_ Creo que es la primera vez que habla tanto. -acotó Onix mientras intentaba ponerse una muñequera- Tranquilos seguro no es nada de urgencia, luce bien.

_ Siempre luce bien, pero dudo que lo esté, si no fuera nada no nos habría avisado. -la voz grave de mi hermano hablaba con verdad- Quizás deberías ir a ver si le pasa algo.

_ No, estoy seguro no es nada, él suele ser así siempre. -dio por sentado y se acercó a Amuria para que lo ayude- ¿Me das una mano?

_ Que te ayude Nana, yo no tengo ganas. -le respondió con seriedad y se levanta solo para ignorarlo-

El joven se queda con una cara de "demonios" , cada vez era más agresiva con él. Lo notaba y sabía lo que intentaba hacer, no lo lograría. Tan solo se hizo el tonto y lo dejó pasar. Tenía que hablar con ella, quizás podría hacerla entrar en razón.

Días, semanas y meses pasaron, pero Ember no regresaba...todos se preocuparon, inclusive Amuria quien no creyó que llegaría a extrañar sus silencios. Era como que la mesa se sentía vacía, ya que nadie ocupaba ese lugar frente de ella. Los suspiros de Nana se hicieron incontables, mientras que los chicos no tenían explicación alguna de lo que había ocurrido con el callado de su amigo.
Lo malo fue que los descubrieron , tarde por desgracia, que en realidad Ember estaba metido en serios problemas. Sin pedir ayuda ni nada, se había metido en una gran deuda con los de abajo, robando almas de territorios ajenos....lo que terminó por tener que "eliminarlo". Al enterarse, ninguno se atrevió a decir nada, pero las miradas apuntaron al demonio de ojos verdes, con el típico 'si hubiera hablado con él, quizás hubiéramos podido ayudarlo' pero era inútil hechar culpas a esa instancia. Después de ello fueron días grises, ni siquiera la pelirosada tenía ánimos para molestar.

Amuria en cambio pensó en eso como una oportunidad, aún le angustiaba la pérdida de Ember, más aún al ver lo injusta que fue su muerte...si es que estaba muerto, la verdad nadie estaba seguro. Ahora solo le sobrara alejar a Nana y Onix, mejor primero el íncubo.
Intentó pro ignorarlo, por aprovecharse de él para favores e incluso de una forma sexual pero nada parecía funcionar. Estaba dispuesto a hacerla cambiar, a hacer que lo quiera, aunque no contaba con la inquebrantable voluntad de la diablesa. En una de sus salidas, besó a cuando chico se le cruzó en frente, sabiendo bien que Onix la observaba, quería ponerlo celoso que se enojara con ella, lo que sea con tal de que dejara de tener esos tontos sentimientos hacía ella. Pasaron meses con la misma actitud pero no conseguía siquiera sacarle el más mínimo celo de su boca...él sabía que lo hacía por necesidad, no pensó nunca en que quería alejarlo.
Una noche se puso a hablar con Aiperus sobre el tema y este muy sabiamente le dijo:

_ Tienes que estar con alguien por gusto o al menos que así parezca, será cruel para él verte queriendo a alguien más y si en verdad te quiere tanto como parece te dejará en paz. -pensó unos segundos en silencio- Creo que se quien puede ayudarte.

_ Eso me sorprende de tí, pensé que me dirías que debía aceptar a Onix-kun. -lo miró con algo de sorpresa y pasó su mano por los labios de él- ¿A quién tienes en mente?

_ -él sonríe y cierra los ojos- Una demonio de fuego, se llama Juliett y vive en esta cuidad, estoy segura que podrá ayudarte.

_ -se pone encima de él y lo mira con desconcierto- Pero ¿Es una mujer?

_ Es la mejor en separar parejas, créeme no hay porqué desconfiar de ella, mañana te llevaré a conocerla. -la toma por el rostro y le plasma un beso en los labios- Vamos, quiero dormir...

_ Esta bien. -se recostó sobre su pecho y los tapó a ambos con la sábana-

Aún tenía esa costumbre, pese a tener cuartos aparte, pasaban la noche juntos.

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Era una casa extraña, antigua pero en excelentes condiciones. Aiperus habló con le encargado y les permitió pasar, había varias vampiresas dentro, todas los miraron con deseo pero ninguna se acercó a ellos. Entonces entraron a un gran salón, todo decorado con cortinas rojas y con una silla en el medio, un extraño deja vú recorrió la mente de ambos y en un reflejo se tomaron de las manos. El íncubo se acercó y llamo a la diablesa por su nombre, está apareció en medio de una humo azulado que invadió por completo el lugar.

_ Aiperus, ¿Qué te trae nuevamente a mis aposentos? -sonríe con picardía y me mira detrás de él- Amuria no seas tímida.-me miró con ojos extraños.

_ ¿Cómo sabe mi nombre? -dije por lo bajo mirándola fijo-

_ Aiperus me contó un poco sobre tí la otra noche. -lo mira de reojo y cambia el tema- ¿Qué se les ofrece?

_ "La otra noche" -dije en mis adentros mientras mis ojos mostraban celos-.

_ Quiero que hagas un trabajo con Amuria-chan, hay un chico y tu sabes...- entonces la diablesa le hizo callar con un leve movimiento de sus dedos sobre los labios de él-.

_ Estaré encantada de ayudarlos. -me miró en realidad deseaba ponerla celosa, cosa que logró con facilidad. Sonrió relajada y entonces en un movimiento rápido se encontró frente a frente con la han'gô tomándola por la cintura- Tranquila, no me gustan los hombres...

_ -Amuria se sonroja por completo e intenta sacársela de encima-

_ Te ayudaré con ese chico, solo por lo linda que eres no te cobraré nada. -cerró los ojos siendo el debe aroma a vergüenza que la joven emanaba y en un segundo la soltó- Te diré que debes hacer y te aseguro que en menos de un mes no querrá ni hablarte..

_ -la miró con asombro y volviendo a tomar el control de sus emociones- Veo que tienes experiencia en el tema, yo solo quiero que me deje en paz. ¿Podrás hacerlo? -levanta una ceja ocultando como su mirada la recorría de arriba a abajo-

_ Por supuesto, confía en mi, A-m-u-r-i-a-chan...-le susurró y entonces miró a Aiperus- Creo que ya no eres necesario, quisiera hablar con ella a solas.

_ -el íncubo dudó de que debía hacer, solo le dedicó una mirada de seguridad a su hermano y se dirigió a la salida- Te veré en casa, Amu-chan. -dijo cariñoso para advertir a la diablesa que no jugara con ella-

La joven se quedó sola con aquella misteriosa mujer, pensó que volvería a molestarla, pero se la veía seria. Tronó sus dedos haciendo aparecer dos sillas con un mesita en medio y dos tazas de té. La diablesa le hizo un gesto para que se sentara, como que la chica obedeció. Juliett, así la llamaban, era extraña serena e impulsiva, bella y repulsiva, nadie logró entenderla nunca. Dio un sorbo corto y mirándola unos segundos le preguntó:

_ ¿De verdad deseas alejar a ese joven de tí? -cerró los ojos como pensando- Mira que una vez que comience no hay vuelta atrás.

_ Si, si lo quiero, yo he decidido solo depender de mí. -Las personas que me quieren terminan sufriendo pensó- Así que no se preocupe, no me arrepentiré.

_ Bien. -dejó la taza a un lado- Te diré entonces, que lo haremos sufrir. -la miró con sus ojos vacíos, no tenía alma alguna- En estos días debes comportarte bien con él, se su amiga, haz que piense que eres una chica amable. No permitas ningún acercamiento, solo se "buena", una vez que lo veas ilusionado regresa a verme...

_ Pero...¿Eso no haría que se acercara más a mi? -dice algo confundida-

_ Claro, y por eso, mientras más cerca este...mejor. -sonrió y comenzó a jugar con su largo cabello dorado- Si es un buen chico, si de verdad siente por ti, querrá lo mejor para tí....que lo trates como un "amigo" y toda la cursilería junta. Y justo cuando piense que te abres a él, en realidad será porque estarás interesada en otra persona...en mí. -exclamó con soberbia y luego prosiguió- Debes actuar, como si me amaras, él se sentirá mal al no ser el motivo de tu alegría. Entonces, primero dejará de hablarte y si te sigue queriendo decidirá alejarse para dejar de sufrir por su amor no correspondido ¿Comprendes Amuria?

_ Creo que sí, eso querría decir que tendría que fingir que me gustas. -dice mientras concentra su atención en los leves movimientos de su anfitriona-

_ Claro, aunque solo sería temporal, debes tener cuidado conmigo. Suelo enamorar a las chicas con frecuencia, ya habrás visto la prueba de mi encanto. -se inclina un poco hacia ella- Todas las vampiresas, todas, son mis novias.

Se sorprendió al escuchar aquello, solo lo ignoró y se levantó con apuro. Juliett no exclamó palabra alguna, pero al llegar a la puerta la pequeña diablesa le dirigió unas palabras:

_ Yo no deseo atarme a nadie, mucho menos a alguien como tu. -sonrió de forma desafiante y se retiró-

La luz se apagó y en la oscuridad brillaban los ojos sin vida de la seductora, en su mente un recuerdo endeble, este sería un caso particular.

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Amuria siguió las indicaciones de Juliett al pie de la letra, sin perder tiempo alguno comenzó esa misma tarde. Quería terminar con el asunto lo mas rápido posible.
Semanas pasaron, la actuación de la súcubo era impecable, sin sospecha alguna Onix cayó en su trampa. Era solo un joven apasionado e ilusionado por aquellos gestos amables que se mostraban ante él, para ser el más inteligente también demostró ser el más ingenuo.
Llegó el punto, Amuria lo sentía, debía volver a reunirse con Juliett. Solo fue a su casa donde miles de vampiresas la miraban con envidia, como si les molestar su presencia. Llegó a la sala pero una joven, al parecer súcubo como ella le indicó que debía ir a otra habitación. Le llamó la atención la expresión de esa mujer, parecía una exclava, se podía sentir su ser consumido. Algo extrañada obedeció sin decir más, pero en cuanto entró y sintió la puerta cerrarse detrás de ella sintió pánico al ver es escenario.

_ Bienvenida seas, mi pequeña Amuria. -dijo en un tono lascivo- Ven te invito una copa. -alzó una copa de vino, mientras se sentaba en aquel lecho de finas sábanas y delicados aromas-

_ ¿Pero que estás haciendo? -dice sin recelo- ¿Por qué me pediste que viniera aquí? -"tu cuarto" pensó por lo bajo-.

_ Quise que nuestro segundo encuentro fuera en un lugar más cómodo, yo no controlo tu voluntad...tampoco tus pensamientos. -dijo en un susurro, quería ver más allá de los ojos siempre molestos de esa joven- Vamos, no digo que tengamos sexo, solo que no tenía ganas de levantarme. Verás complacer a todas esas damas no es sencillo. Ten toma un poco te relajará, confía en mí.

_-al mirar en esos ojos vacío no pudo resistirse, solo se acercó y tomó la copa entre sus manos.- Solo un poco, vine para que...

_ Shh shh shh refresca tu garganta y luego habla. -no sonaba ansiosa solo insistente, en realidad tenía muchas ganas de que la han'gô se uniera a su juego-.

_ Bien, como quieras. -dio un pequeño sorbo, el vino era exquisito. Tomó otro más y entonces volvió a concentrarse- Ya hice lo que dijiste, ya está bastante ilusionado. -sus ojos se ablandaron, el efecto de la bebida era rápido- Ahora dime...como haremos lo siguiente.

_ -se levanta, llevaba una bata beige de seda que apenas la cubría, la rodeó con sus brazos y la miró a los ojos- Eso te lo puedo mostrar, mi pequeña, es tan simple. Solo mírame con esa mirada frente a él, hasta sentir que tu sonrisa es solo por mi presencia, demuéstrame que sabes fingir...-toma la mano de ella con la copa y la acerca a sus labios- ¿Te gusta? -era algo ambigua la pregunta-

_ Tiene muy buen sabor, pero es algo fuerte. -dijo en respuesta y bebió un poco más, sentía cierto cambio en su interior, se inclinó hacía delante y dejó la copa a un lado- Muéstrame que tan buena eres tú para fingir amor. -su voz era profunda-.

_ Será un placer. -entrelazó sus manos con las de ella y dulcemente la besó sobre los labios- Eso al principio..luego podemos hacerlo más divertido Amuria. -deslizó sus manos hacía la cintura de ella y la volvió a besar, pero esta vez con más profundidad y lentamente. Sintió como el cuerpo de la joven se tambaleó en un momento. La sostuvo fuerte y entonces la sentó en la cama- ¿Nunca te han besado así verdad?

_ Etto....iie...-se sonrojó con intensidad, no sabía porqué lo había dicho en japones, quizás estaba nerviosa.- Es que no se...-miró por lo bajo, se sentía algo aturdida- Dem...pero, no estuvo mal.

_ Te gustó, es que los hombres no saben lo que es ser suave, son muy bruscos para mi gusto. -le dice regocijándose al sentir su vergüenza. La toma del mentón y la mira con intensidad- Te besaría cuantas veces fuera necesario para que me dieras una sonrisa, eres muy seria Amuria, eso no es bueno en alguien tan joven.

La súcubo no tuvo fuerza para decir más nada, se sentía mareada. En un momento entrecerró sus ojos y no resistió, se quedó dormida a los pocos minutos. Juliett la sostuvo en sus brazos, le gustaba esa chica y cuando eso pasaba no había nada que la detuviera. Quería que Amuria fuera suya, como las miles de mujeres de su gran mansión. Ella el tipo de demonio llamado "coleccionador", tenía un encanto y persuasión innatos, su único y ferviente pasión era juntar  cuantas almas y emociones pudiera. Ellos se alimentaban de ellos, los sentimientos ajenos eran su energía vital.
Al despertar, Amuria se vio en medio de la cama de la diablesa, no sabía qué había pasado...igual no sentía la gran cosa, solo un poco de dolor de cabeza. A su lado dormía Juliett, sonriendo por lo bajo. La han'gô la miró unos instantes, tenía una personalidad tan extraña como fascinante cuerpo, y sin darse cuenta estaba creando un deseo en su interior.

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A la noche siguiente, ya estaba todo preparado para el primer golpe. Irían a una discoteca, Aiperus las ayudaría para que Onix se fijara en ellas. Nana por su parte, y por suerte, decidió quedarse.
Amuria se vistió bastante bien y simuló gran entusiasmo por salir, cuando el demonio de ojos verdes le preguntó el motivo, ella respondió son soltura:

_ Es que me encontraré con una amiga, y estoy ansiosa. -sonrió levemente y se dirigió a la puerta-.

_ ¿Amiga? -dijo por lo bajo mientras veía la sombra de Aiperus a su espalda-

_ Si, hace tiempo sale con esa chica, la verdad creo que Amuria está algo "rara" con ella. -uso el tono exacto, para despertar dudas nada mejor que un "rara"-

Salieron sin más, la chica encabezaba el grupo, caminando a un paso apresurado. Llegaron al lugar y en la puerta de veía la figura de una mujer rubia, ojos carmesí y con un vestido conservador. Se acercó a Amuria y le sonrió con dulzura.

_ ¡Amu! Ya estaba empezando a dudar de si vendrías. -la abraza con emoción y entonces la suelta para mirar detrás de ella a sus acompañantes- Hola Aiperus y..

_ Onix, es un AMIGO de nosotros. -le dice tranquila-. Ella es Juliett. -la presentó con con sonrisa-.

_ Onix, un gustó. -le hace una pequeña reverencia-.

El ojiverde la saludó con cortesía, pero en su interior sintió algo, esa chica no era normal. Entonces Aiperus lo tomó del hombro y lo llevó consigo hacia el interior. Se sentaron en la barra y el íncubo menor dijo a su amigo.

_ Es una diablesa, pero no súcubo, quédate tranquilo. -se le acercó casi rozando con su rostro- Te diré un secreto, creo que a Amuria le gusta esa chica.

_-se quedó estático unos segundos- No lo creo. -negó en su interior- Es muy desconfiada con los mujeres, después de lo que le hizo Amon.

_ Eso mismo pensé, pero...- dio un poco de intriga- ella inclusive le ha escrito cartas, algo extraño. Nunca la vi suspirar mientras escribe, creo que de verdad le gusta. Juliett es una buena chica, quizás ha logrado alegrarla un poco.

El íncubo solo lo escuchó mientras las miraba a lo lejos, bailando entre ellas, ¿Podía ser cierto?

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Varias noches fueron las que el íncubo de ojos esmeralda tuvo que pasar para comprender, ver con sus propios ojos a la Amuria que tanto quería estar sonriéndole a otra persona. Los celos no eran nada en comparación a la decepción que sentía por no haberlo logrado, por no poder entrar en el corazón de aquella diablesa tan particular. Sus ilusiones de que algún día ella tuviera los mismos sentimientos que él se desvanecían poco a poco, cada día estaba más desanimado. Nana lo notaba, sabía que Amuria lo hacía apropósito, pero le era fiel a ella y no abrió la boca.
Un día, Onix se levantó y lo sintió, sintió que ya no podía estar cerca de Amuria. No podía seguir sufriendo de esa forma, no, debía seguir adelante y tratar de olvidarla. Sería lo mejor para ambos, ella estaría mejor sin él, estaba seguro. Su comportamiento no cambió, ni siquiera mostró señales de haberse rendido, solo juntó sus cosas, se iría a la noche.

-Mientras en la mansión de Juliette-

_ Amuria, ¿Puedo preguntarte una cosa? -dijo seductora acostada en la cama de finas sábanas doradas-.

_ Claro. -le responde perezosa mientras se recuesta de costado mirando la pared-.

_ Quería saber...-desliza su mano por la espalda desnuda de su acompañante- ¿Quieres ser una de mis novias?

_ -se quedó muda al escuchar aquello, si era cierto que lo pasaba bien, pero algo le decía que no era buena idea.- Lo pensaré, pero...-se volteó y la miró- ¿Por qué querrías a alguien como yo?

_ Porque eres bella, joven y muy buena en la cama. -se sentó sobre el colchón, dejando al descubierto su tentador cuerpo- Tienes algo Amuria, algo que me gusta mucho. -la toma por el mentón con delicadeza, clavando sus ojos blancos en ella, llenos de lujuria y pasión-

_ -la diablesa se levanta, y la toma por el rostro, era tan atractiva cuando la miraba de esa forma y su trato con ella era tan suave siempre. Ningún hombre, al menos de los que conocía podía hacerla estremecer de esa forma. Aún así debía confiar en su instinto, no en la apariencia.- Lo pensaré, en serio.-terminó con el espacio entre ellas y la besó con lujuria-.

Juliette la trató con dulzura, acariciándola con cuidado, haciéndola caer nuevamente en sus juegos. Hacía eso con todas al principio, pero una vez que se ataban a ella no era lo mismo. Si alguien no advertía a Amuria, era posible que terminara como las sombras de vampiresas, humanas y diablesas que se paseaban por la enorme mansión.

-De vuelta en Demon'sHouse-

La pequeña pelirosa había olvidado un cuaderno en el cuarto de Onix el día anterior que anduvo anotando cosas por la casa y en cuanto vio las maletas en la cama comenzó a correr buscando a su amigo. Lo vio en la cocina con lágrimas en los ojos.

_ ¿Nana-chan qué sucede? -preguntó preocupado y fue al lado de ella pero está lo empujó ya empezando a llorar-

_ ¿¡Por qué tu también te vas!? ¡No es justo! -sus sollozos eran los de una niña pequeña- ¿¡Onix-kun ya no quieres estar con nosotros!?

_ Ohh Nana ..yo..-la contiene sobre su pecho, ella al principio se resistió pero luego lo tomó con fuerza- Gomenasai, no fue mi intención hacerte daño, no creí que ...

_ Que me importaras? -lo interrumpe aún llorando mientras lo miraba con sus ojos claros- Tu, Ember, Amon, todos me importan...porque desde que me convertí en súcubo son los únicos amigos que he tenido. -hunde su cabeza en el pecho de él-.

_ Nana..-la sostuvo en sus brazos, no había pensado eso, tendría que hacer algo pero no la dejaría- Yo no me iré de tu lado, lo prometo. -la besó en la frente y le sonrió-.




CONTINUARÁ

1 comentario:

Minae dijo...

Es muy bueno!.. Está re bien pensado para separarlos. Pobre Onix, creo que no va a salir nada bueno de esto.. Y Juliette no me cae muy bien, almenos como yo la imagino no es muy de mi agrado..
Que genial cómo se tiñeron el pelo! >w<
Muy buen capitulo nee-chan, perdón por el retraso y espero que nos hablemos mañana TT-TT