miércoles, 22 de diciembre de 2010

Capítulo dos: El camino

Estábamos muy confundidos, en especial mi madre que entre mil y un historias o más bien teorías intentaba buscar una explicación. Tardó como cuatro días en decirnos lo que a su criterio había sido solo un sueño.

_ Aquella noche, un espíritu entró a la casa. -lo contaba con palabras simples pero era seguro que aún seguía impresionada por ello- Tenía una apariencia de demonio Oni muy extraño pero parecido a un humano en parte, creía que entraría en pánico pero no podía dejarlos... -bajó la mirada y prosiguió- El comenzó a hablar, tenía un pergamino en sus manos en sus ojos no había enojo alguno, solo los miró y asentó.

_ Ya dinos ¿Qué fue lo que dijo de nosotros? -le pregunté recia, mi carácter estaba algo voluble últimamente, más aún con Ryoko. Mi hermano solo me miró algo sorprendido, él sentía al igual que yo pero no quería parecer ansioso.-

_ El demonio dijo que venía porque debía entregarles una carta de...de su padre. -terminó finalmente pero luego no quiso continuar-

_ Okasan ¿Qué sucede? -preguntó amable Daisuke e intentó acercarse a ella. Ryoko lo detuvo y entonces salió de la habitación y se fue al jardín.-

Mi hermano y yo nos miramos confundidos, no pudimos evitar pensar que era una mentira o que ella no nos quería decir la verdad...
Yo me acerqué a él y lo miré detenidamente, coloqué mis manos en su cuello con delicadeza y le pregunté:

_ ¿Tu también lo sientes verdad? El calor no se a ido...-mi cuerpo se erizó de golpe jamás había sentido algo así al acercarme a él- Me siento vacía. -me desplomé encima de Daisuke con una mueca de enojo hacía mí misma pero dando la culpa a Ryoko-

_ Si...pero nee-chan, yo me siento algo incómodo. - alejó su cadera de mí y me abrazó con fuerza, era extraño, pero es que no me daba cuenta de cómo lo afectaba a él mi cuerpo, estaba más crecida como de unos trece o catorce años y claramente no me veía igual.- Tranquila, yo hablaré con Okasan, todo estará bien.

_ - apenas abrí los ojos y lo miré a la misma altura- confío en ti onii-chan. -lo solté y me fui a sentar a la entrada de mi casa, estaba confundida, Daisuke nunca me mentía. Estaba enojada con mi madre, tenía ganas de salir y tenía una gran ansiedad que no sabía explicar-

Me asomé com cautela por la puerta, la corrí con cuidado y al ver que no había nadie me senté en el marco y me concentré en mi mente. Varias ideas e imágenes me venían a la mente, cosas horrendas, escalofriantes y crueles aunque no me causaban desagrado alguno ni siquiera dolor...era como si en verdad yo quisiera hacerlas, hacerle daño a los demás...Algo en su interior estaba distinto, todo el odio por las personas que había sentido de niña ahora estuviera creciendo cada vez más y más.
Sin darse cuenta, un niño pequeño la estaba mirando, un amigo de su hermano quien salió corriendo...

Un tiempo después su hermano la llevó al cuarto y allí muy serio la miró a los ojos, no le mentiría. Ella solo miraba la pared, por alguna razón sabía que lo que le diría no iba a gustarle. Él la sostuvo del mentón, debía mirarlo o no le creería. Una vez que ella se vio en sus pupilas supo que no debía ser importante, solo se sentó y lo escuchó.
Daisuke fue suave y cuidadoso con lo que decía, contó sobre las dudas de su madre acerca de quien era su padre. Como los monjes no quisieron aceptarlos nunca en el templo Iwato, que en realidad ellos eran lo que la gente decía, que quizás no eran...humanos..
La conversación de prolongó hasta la noche, incluso él llegó a emocionarse pero su hermana estaba tranquila, como si no sintiera nada con lo que le decía. De repente algo los interrumpió, un ruido en la puerta, golpes y gritos de mucha gente.
Ryoko se acerca a la puerta, eran los ancianos del pueblo, la mayor autoridad. Daisuke se asomó por el pasillo del cuarto a la entrada y al ver la cara de su madre no pudo sino cerrar la puerta y tomarme en sus brazos pidiéndome que no hiciera ruido.

_ Un momento. -pidió la mujer y abrió un poco la puerta- ¿En qué puedo ayudarlos? -usó su mejor tono y los miró, tenía algo en sus manos pero no llegaba a ver qué era-

_ Himemiya-san, venimos a hablar sobre algo que nos preocupa. -otro anciano con voz más enojada dijo- ¡Cómo si no lo supiera!

_ Pasen, pero hagan silencio que mis niños duermen. -pidió tranquila y los hizo pasar a la pequeña cocina- ¿Qué sucede? -su rostro mostraba real desconocimiento-

_ -el anciano mayor habló- Ootori-sama nos ha contado que hoy uno de sus hijos vio a una joven en tu casa, él dijo que era tu hija menor... -la miró serio y agregó- A menos que quieras que la busquemos en está casa será mejor que nos digas la verdad. ¿Qué son esos niños?

_ -estuvo en silencio unos minutos y luego se levantó suavemente- No se de que hablan, son niños normales como todos, si vienen a molestar nuestro hogar es mejor que se vayan. -hace un leve movimiento con la mano hacía la puerta-

_ ¡Está mintiendo! -dijo el enojado y arremetió contra ella con un cuchillo en la mano. - ¿¡Quién te crees que eres!? -entonces antes de atarcala una anciana lo detuvo y le dijo- No eres quien para culparla, todos sabemos como son los demonios, ella debe estar bajo su dominio. -los ojos de la mujer estaban llenos de misericordia y por eso había mentido sabía que una madre nunca entregaría a sus hijos-.

_ Himemiya-san, muéstranos a tus hijos entonces. -dijo el anciano mayor- si siguen igual que siempre, yo mismo te pediré disculpas.-hizo una pausa- pero sino tú sabes cual es el castigo pro traición. -su voz fue desgarrante-

_ -Ryoko pensó un momento y dijo- Voy a levantarlos y los traeré, verán que siguen siendo los mismos. -salió del cuarto y rápidamente entró al cuarto, ambos gemelos la miraban con miedo. Ella buscó una bolsa y les puso lo más que pudo, los sacó por la ventana- Deben huir, aquí no es seguro, cuídense. -los abrazó con fuerza y lágrimas en sus ojos- Los siento.

Daisuke le devolvió el abrazó, incluso le prometió que me cuidaría pero, yo en cambio, le di la espalda y comencé a caminar. Mi enojo por su mentira me hizo perder la última oportunidad de verla. Qué idiota que era, pero también era muy joven.
Mi hermano solo suspiró y me tomó del brazo, comenzamos a correr hacía los arboles que rodeaban el río, debíamos huir.
Recuerdo escuchar un ruido, mi madre gritó y los ancianos la tomaron prisionera, la iban a castigar...eso era seguro.
Yo en ningún momento miré atrás, en cambio mi hermano fue la carga más grande que llevé, él no quería dejar nuestra casa pero ya no teníamos opción.

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Habíamos dormido escondidos en el bosque, de pronto nos despertamos por el gran bullicio que hacían las personas. Ocultos entre los arbustos intentamos ver que pasaba, entonces vinos a mucha gente reunida en un circulo, en el centro de nuestro pueblo había una estaca de madera nunca supimos para qué era hasta ese día.
De pronto uno de los anciano calló a la multitud y habló:

_ Himemiya-san nos a traicionado, liberando a dos demonios entre nosotros, no merece nuestro perdón. -la mira a penas y con una sonrisa escabrosa- Pero nuestras almas son puras y solo por eso perdonaremos tu vida, aunque el castigo te servirá de lección.-tomó una vara larga y gruesa, entonces la batió en el aire ...
Daisuke me tapó los ojos y me levantó consigo, fue caminando muy lentamente hacia atrás y me susurró.

_ No te dejaré ver esto nee-chan. -me sostenía fuerte, pero era inútil con solo escuchar los gritos era suficiente para asustarme-

Entonces fue cuando me sentí culpable, quise volver y ayudarla pero mi hermano me detuvo, ya era tarde.

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Nos internamos en el bosque, esperando nunca ser hallados por aquellos monstruos. Entonces regresé a sentir como antes, tenía miedo y por otra parte la incertidumbre de no saber donde ir no ayudaba en nada.
Mi hermano abrió el pequeño bolsito de tela y de él sacó un pergamino. Era de color rojo y tenía una extraña insignia, al abrirlo estaba vacío. No eramos muy astutos en ese entonces, por lo cual no nos dimos cuenta que el mensaje estaba oculto para que los humanos no pudieran leerlo.
Eramos mayores de apariencia pero nuestra mente estaba atrás en comparación a ello.
Admito que se no ser por la practicidad de mi hermano como hombre poco hubiéramos podido hacer los dos solos.

_ Debiste ser amable con Okasan no es su culpa lo que pasó..-me dijo de la nada mientras intentaba prender fuego, estaba anocheciendo-

_ No me arrepiento. -le dije seria, ya desde allí era testaruda- Ella nos mintió, y al final los idiotas del pueblo tenía razón, las estúpidas tenían razón, y nosotros como tontos no lo sabíamos..-mi voz estaba llena de odio hacía todos los que nombraba-

_ Okasan solo intentó protegernos. -me dijo con su tono calmo pese a mi mal carácter- Entiendo tu enojo pero piensa que al final solo quiso lo mejor para nosotros..-paró un momento, no tenía mucha práctica con eso y lo había intentado varias veces-.

_ ¡Pero nos mintió! ¡Nos engañó! -dije gritando y luego se sentó abrazándose las piernas- Cada vez que me molestaban, las niñas, les decía que eran unas tontas...porque yo sabía bien que debía ser normal, porque la única en la creía era en Okasan...y ella me mintió. Yo era la tonta. -lo miré con furia-

_ ¡Tu crees que se merece lo que le hicieron por salvarnos de esos imbéciles! -me gritó y me miró con la misma fura pero decepcionado de mis palabras- Etsuko-chan, de no ser por ella tu ni siquiera estarías aquí.

Me asusté al escucharlo así, tenía razón pero yo no quería dársela. Solo me escondí entre mis piernas y no le hablé más. Pasados una minutos, nuevamente el chico intentaba encender el fuego, entonces se cansó y ya con furia por su frustración dijo:

_ ¡Pero que demonios prende maldito fuego! -entonces por alguna razón el fuego se prendió en las piedras de sus manos y las soltó al piso-

_ ¡Daisuke-kun! -me abalancé hacía él y lo alejé del fuego- ¿Está bien? -le miré las manos pero no tenía nada-

_ Si..eso creo. -tenía los ojos como platos por lo sucedido-

_¿Cómo hiciste eso? -le tomé las manos no estaban lastimadas solo calientes-

_ No se, pero no quiero que vuelva a pasar...- entonces miró el pergamino en el bolso y rápidamente lo tomó entre sus manos, sus ojos brillaban como si hubieran hecho un gran descubrimiento. Tiró el papel al fuego-

_ ¡Qué haces! -dije sin entender porqué se comportaba así de repente, entonces el colocó uno de sus dedos en mis labios y me dijo:

_ Escucha Etsuko...está en el aire...

Dejé de hablar y me concentré en escuchar, si era cierto había un susurro en el viento, algo sutil, ligero y escalofriante. Parecía decir algo, pero en su código de siseo era difícil, aún así era algo más de lo que se escucha o se ve. Era el idioma de los demonios, el código del inframundo, alguien nos llamaba y no quería esperar.
Caminamos en la oscuridad, como hipnotizados por una música sorda a los oídos humanos. Ninguna criatura se cruzó, ningún ruido más que aquel susurro, ninguna luz más que las estrellas. Daisuke me llevaba de la mano, él podía escucharla con más claridad, aún así yo tenía miedo aunque sabía que no podía resistirme a atender ese siniestro llamado. De repente el bosque se hizo más denso, las sombras parecían tener vida como si nos espiaran desde la distancia. Todo se volvió frío, entonces nos detuvimos en seco, yo miré el rostro de mi hermano y tenía una cara de pánico.

_ ¿Dónde estamos? -dijo con un hilo de vos-

_ No se. -le respondí con voz tranquila mientras mis piernas temblaban- Tengo miedo, vámonos de este lugar, el susurro ya no está... -me aferré a su kimono y cerré los ojos, algo se movía y no tenía el valor para ver que era-

_ -él me abrazó con fuerza, también tenía miedo pero era más fuerte, siempre lo fue. Me sostuvo y dando media vuelta comenzó a caminar de regreso. - Tranquila, saldremos de aquí. -me dijo mientras acariciaba mi cabello-

De repente, la cosa que estaba allí comenzó a acercarse, entonces me di cuenta que Daisuke no lo sentía. Cada vez era más y más cerca, entonces no lo resistí, estaba detrás nuestro. Tiré a mi hermano hacía adelante y miré hacía atrás esperando...
Una sombra estaba frente mio, se volvió roja y luego mostró su verdadera forma, casi me muero del susto.
Un demonio negro con rasgos muy marcados, mirada roja como la sangre, colmillos y cuernos enormes de color amarillo casi fosforescente y un cuerpo increíblemente grande en comparación al mio terminaron por hacerme desmayar en medio del encuentro. Recuerdo escuchar la voz de mi hermano, pero perdí la conciencia y no supe que sucedió hasta el día siguiente.

Nunca nos dimos cuenta, que era la montaña de los espíritus donde nos escondíamos, creería que no fue una buena decisión pero fue solo una salida rápida a un problema serio. Quizás de no haber ido hacía esa zona jamás nos hubiéramos encontrado con el demonio, pero ¿Quién sabe?
Ya van varias veces que la vida me ha demostrado lo contrario, era nuestro destino saber qué éramos en realidad, nada ni nadie hubiera podido evitarlo...

CONTINUARÁ

2 comentarios:

Minae dijo...

O.O ........................ Hay Sa-cha, ES GENIAL!!!!!! Esta muy bueno, me encanta... casi lloro con lo de la madre, está todo re bien redactado.. como era de esperarse de mi idola, es un EXITO... te lo suplico, seguila! :D

Sa-chan dijo...

Ayyy Dios, eso de "ídola" me emociona, me pongo boluda x3 jajajjajajjaj
Qué bueno que te guste, en realidad tenía dudas con la redacción, ya comienza la época oscura...muacamuaca x]
Gracias por comentar CAro-chan!